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Latinoamérica

26 de septiembre del 2003

A treinta años de su muerte
El político Neruda

Hernán Uribe
Paralelo 21
Las vivencias del poeta, del artista Pablo Neruda estuvieron estrechamente unidas a la política contingente y en estos días al cumplirse el 23 de septiembre el trigésimo aniversario de su muerte, ocurrida muy cerca del golpe militar, prosigue o se renueva el debate acerca de si aquellas posturas doctrinarias favorecieron o dañaron su labor poética.

Lo que puede asegurarse es que su posición ideológica como militante comunista postergó injustamente y por años un merecido Premio Nobel de Literatura, aunque también en determinada época, cuando se produjeron discrepancias entre teóricos comunistas y la Revolución Cubana, algunos gestos del poeta, le acarrearon críticas desde sectores de izquierda y el episodio más conocido, en ese plano, es su querella con algunos intelectuales cubanos La politización de Neruda está lejos de ser un rasgo original. Entre los Premios Nobel de Literatura, el francés Romain Rolland fue un tenaz pacifista e incansable polemista del tema; similar actitud adoptó su compatriota Anatole France, quien se carteaba con Lenin. De los británicos, Bertrand Russell murió en la lid política y el caso cumbre es Winston Churchill, quien figuró en los gabinetes ingleses desde comienzos del siglo pasado.

Haldor Laxness fue estadista en su gélida tierra islandesa, en tanto que Jean Paul Sartre rechazó el lauro precisamente en discutida toma de posición doctrinaria. En América Latina, en los tiempos contemporáneos, escritores profesionales y de fama fueron efímeros Jefes de Estado: el venezolano Rómulo Gallegos en 1948, y el dominicano Juan Bosch en 1963.

La política, la relación con la problemática social impactó a Neruda en 1936, cuando el fascismo comenzó a hablar en español con el alzamiento de Francisco Franco en contra de la República Española. De su visión de la guerra civil surgió su obra España en el corazón, e inserto en ella su célebre poema "Explico algunas cosas" donde, queda atrás, la "metafísica cubierta de amapolas" para dar paso a un lenguaje necesariamente bélico:

Chacales que el chacal rechazaría piedras que el cardo seco mordería escupiendo víboras que las víboras odiaran Frente a vosotros he visto la sangre de España levantarse para ahogaros en una sola ola de orgullo y de cuchillos!
Militante Cuando el poeta regresó a Chile a mediados de los años 40, luego de haber permanecido en México como cónsul general de Chile,(En tierra azteca nacieron grandes poemas como Un Canto para Bolivar) ya no era ningún secreto su acercamiento a los comunistas .El Partido Comunista (PC) lo postuló candidato a senador y fue electo como representante de las norteñas y minerales provincias de Tarapacá y Antofagasta.

Ingresó oficialmente al PC en julio de 1945 cuando ya ostentaba el cargo de senador. El 30 de mayo de ese año apareció en el boletín de la cámara alta el primer discurso del senador Neftalí Ricardo Reyes Basoalt , quien no era otro que Pablo Neruda, que había enfrentado los comicios con el que todavía era, entonces, su nombre civil. En 1946, por acuerdo de los tribunales de justicia, el parlamentario Reyes pasó a llamarse Pablo Neruda para todos los efectos legales.

En sus Memorias se refiere a esa etapa de su vida: "Hasta el Senado llegaban difícilmente las amarguras que yo y mis compañeros representábamos. Aquella cómoda sala parlamentaria estaba acolchada para que no repercutiera en ella el vocerío de las multitudes descontentas. Mis colegas del bando contrario eran expertos académicos en el arte de las grandes alocuciones patrióticas y bajo todo ese tapiz de seda falsa que desplegaban, me sentía ahogado".

Neruda era, sin embargo, una figura muy respetada por amplios sectores. Allí encontró a admiradores de su poesía que eran, empero, sus enconados adversarios políticos. Como Sergio Fernández Larraín, miembro del Partido Conservador, un derechista a ultranza, que era un entusiasta del franquismo y se decía historiador sólo porque recopilaba documentos. Más tarde sería embajador ante Franco y es este mismo Fernández Larraín, el descubridor y recopilador de las Cartas de amor de Pablo Neruda que editó en 1975.

Un hombre de poesía telúrica, Neruda daba en el parlamento la sensación contraria, cuando regularmente emergía de oscuros rincones y deambulaba por los alfombrados pasillos, con su "cara de cárcel y sus ojos de invierno" como él mismo se describiera". Por esas fechas se supuso que un poeta era un hombre que sabía de publicidad y Neruda aceptó el cargo de jefe de propaganda en la candidatura presidencial de Gabriel González Videla, un más que discutido líder del Partido Radical. Se dedicó de lleno a esa tarea, mas luego se arrepentiría de ello.

Ya en la presidencia , González Videla se revelaría como el más grande traidor en la historia político- social chilena. Engañó a quienes lo eligieron, ilegalizó al Partido Comunista, persiguió al movimiento obrero y estableció una virtual dictadura. Neruda escribió el poema "El traidor" en referencia directa a este personaje que instaló en Chile los primeros campos de concentración y que luego, en 1973, con ocasión del golpe pinochetista exclamara alborozado en la televisión; ¡ Estamos salvados¡....

González Videla, un político cínico y psicopático, acosó sañudamente a su ex jefe de propaganda y se hizo el firme propósito de encarcelarlo.

Enjuiciado El primer proceso auspiciado por González Videla en contra de Neruda se basó en un discurso en el Senado que llamó "Carta íntima para millones de hombres", y que se publicó en el diario El Nacional, de Caracas porque la prensa chilena estaba sometida a férrea censura. En sus Memorias, Neruda recuerda también esos momentos y apunta que González Videla se aparta del tradicional dictador latinoamericano pues careció de cualquier grandeza y fue, dice, "un frívolo impenitente". Agrega: "En la fauna de nuestra América, los grandes dictadores han sido saurios gigantescos, sobrevivientes de un feudalismo colosal en tierras prehistóricas. El Judas chileno fue sólo un aprendiz de tirano y en la escala de los saurios no pasaría de ser un venenoso lagarto".

En enero 6 de l948, Neruda habló por última vez en el Senado. Pronunció el discurso que luego se editara con el título apropiado de "Yo acuso". Tanto en esta intervención, como en la citada "Carta íntima.." se denunciaba la situación dictatorial que vivía el país y se responsabilizaba directamente al presidente.

Transcurridos apenas 30 días, la Corte Suprema en un claro gesto de apoyo a la tiranía, aprobó el desafuero del senador Pablo Neruda. La orden de detención surgió rápida y una jauría de policías se dio a la caza del poeta. No lograron su objetivo. Exactamente un año después abandonó clandestinamente el país en una difícil operación a través de Los Andes y hacia Argentina.

En ese período de vida subterránea elaboró la mayor parte del Canto General y fuimos muchos los que participamos en esos días en la edición clandestina de este libro único en la poemática latinoamericana. Pronto se haría asimismo una impresión en el exterior..

Hasta esa fecha Neruda era solamente un senador suspendido de sus funciones mientras continuara el juicio, pero en 1950 terminó la autorización que le había extendido el presidente del Senado para permanecer fuera del país y automáticamente cesó entonces en su cargo. La accidentada carrera del senador Reyes-Neruda había durado un lustro y finalizaba cuando le restaban tres años de su mandato.

Unos quince años más tarde, Neruda afirmó: "Mucha gente ha creído que yo soy un político importante. No sé de donde ha salido tan insigne leyenda". La afirmación es rotunda, pero sería real solamente si visualizamos en Neruda al político tradicional y profesional. En rigor, cuando Neruda ingresó en la política, no salió más de ella y ello se expresó sobre todo en larga militancia en el PC, colectividad que en l969 lo proclamó precandidato presidencial y de cuyo Comité Central fue miembro durante años y hasta su muerte.

Consecuencia La postura ideológica de Neruda elevó a menudo su poesía a los lindes de la épica, así como en veces la malogró. De lo último estuvo siempre consciente y así escribió en 1973, a propósito de su último libro editado en vida, Incitación al Nixonicidio y Alabanza de la Revolución Chilena: "Esta puede ser una función efímera. Pero la cumplo. Y recurro a las armas más antiguas de la poesía, al canto y al panfleto usados por clásicos y románticos y destinados a la destrucción del enemigo".

En otro sentido, Neruda habló de su colectividad política casi siempre en términos apologéticos y un tono crítico es la excepción en esta materia, como cuando afirma que la "política piramidal de la época estaliniana produjo también en Chile, amparada por la ilegalidad( del PC), una atmósfera algo enrarecida".

Más allá de los altibajos y de lo episódico en obra tan vasta como la nerudiana, resalta en Neruda la consecuencia con los principios que hizo suyos y la fidelidad permanente con el aserto que emerge de unos versos de los años cincuenta cuya inspiración es una alusión indirecta a la leyenda bíblica acerca de San Pablo: - El partido me bajó del caballo/ y me hizo hombre-.

Aunque en septiembre de l973, se encontraba gravemente enfermo, Neruda tuvo fuerzas para condenar el golpe de estado. Dejó estampado: "Escribo estas líneas para mis memorias a sólo tres días de los hechos incalificables que llevaron a la muerte a mi gran compañero el presidente Allende", Los funerales del poeta se constituyeron, de hecho, en la primera manifestación pública en contra de la dictadura.

(*) Periodista y escritor chileno. Autor, entre otros textos, del libro "Fulgor y Muerte de Pablo Neruda". Santiago de Chile, septiembre de 2003 Radio Universidad de Guadalajara, México