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Latinoamérica

Choques entre campesinos y militares dejan siete muertos en poblado andino
Convulsión social en Bolivia

La Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) declaró la "guerra" al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, mientras el pueblo aymara de Warisata velaba ayer a sus muertos, entre ellos una niña de 8 años, durante un confuso choque en el que perecieron cinco campesinos y dos soldados.

• WARISATA, BOLIVIA, AFP/ LA REPUBLICA

Los incidentes de Warisata, donde los manifestantes incendiaron varios edificios públicos y un hotel, se registraron al paso de un convoy bajo protección militar tras el rescate de unos 2.000 turistas extranjeros, feligreses y folcloristas, aislados durante una semana por un corte campesino de rutas en la localidad vecina de Sorata.
El líder de la Csutcb, Felipe Quispe, conocido también como el "Mallku" (autoridad suprema en lengua nativa) proclamó "una guerra" contra el mandatario liberal, después de los enfrentamientos armados con el Ejército.
El dirigente campesino y diputado indígena afirmó que tras los sangrientos choques en Warisata, a unos 100 km de La Paz, ampliarán el bloqueo de caminos que cumplía este domingo su octavo día de ejecución en la zona occidental del país.
"Nosotros no vamos a quedarnos ahí, sino que el bloqueo de caminos va a continuar. Si es posible lo vamos a mantener unos 3 a 4 meses hasta que se vayan del Palacio de Gobierno esos asesinos, esos masacradores", dijo.
Quispe, jefe de la bancada del minoritario opositor Movimiento Indigenista Pachacuti, anunció: "Vamos a organizarnos mejor, me voy a reunir con ellos (sus bases), vamos a hacer un gran ampliado".
"No voy a arrodillarme ante este gobierno maldito", dijo, al denunciar que el Ejército "masacró a mis hermanos aymaras".
También arengó a campesinos de otras regiones del país emular los cortes de ruta en el Altiplano, que vincula Bolivia con Perú y Chile, y en los Yungas, valles agrícolas cerca de La Paz.
Por su parte, el líder de los cultivadores de coca y de la oposición, Evo Morales, exigió la renuncia del ministro de la Defensa, Carlos Sánchez, que encabezó el sábado una operación militar de rescate.
"Sánchez tiene angurria de sangre, es un sanguinario, es símbolo de la muerte, de la represión y pedimos su renuncia inmediata del gabinete para cualquier diálogo", declaró poco antes de celebrar un ampliado con sus bases en el combativo Chapare, centro del país.
Entre tanto, un ambiente de convulsión se vivía en Warisata, donde lugareños velaban a sus muertos, en medio de consternación y la exaltación después del repliegue del Ejército y la Policía esta madrugada.
Varios vehículos, inclusive de la Cruz Roja y entidades humanitarias, fueron apedreados este domingo en un ambiente que no tolera siquiera la cobertura de la prensa local y extranjera.
El velatorio se realiza en medio de encendidos pedidos de "venganza" y mientras se endurece un corte campesino de rutas.
El gobierno, que denunció una "emboscada" -que dejó, además, al menos 7 uniformados y 8 campesinos heridos- llamó al restablecimiento de la paz y convocó a un "imprescindible" diálogo nacional, advirtió que hará respetar la ley.
La administración Sánchez de Lozada "irá en una mano con el diálogo y en la otra con la ley", dijo a la AFP el vocero presidencial Maurico Antezana.
Hasta la madrugada, el mandatario presidió una reunión de gabinete, que desestimó decretar un estado de sitio. *