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Latinoamérica

30 de julio del 2003

El dirigente petrolero Diego Cano habla desde la clandestinidad
Noche oscura en Petroecuador

Gerard Coffey
Quincenario Tintají / Quito
Hasta hace poco Diego Cano fue el representante de los trabajadores petroleros en el Directorio de Petroecuador, máxima instancia de la empresa petrolera estatal. Fue elegido para ese puesto por sus compañeros al inicio del régimen de presidente Lucio Gutiérrez, "con muchas esperanzas, basadas en la historia, la amistad y hasta un acuerdo con el mismo Lucio Gutiérrez". Pero en poco tiempo las cosas cambiaron. Ahora, parece que las acciones de EMELEC valen más que Petroecuador y los acuerdos electorales que Gutiérrez firmó con los movimientos sociales. Destituido de su puesto, Cano vive en la clandestinidad, acusado, junto a 10 otros dirigentes laborales de sabotear el oleoducto. Su familia e hijos han sido amenazados y su vida interrumpida, por lo que él describe como "una persecución".

El cuento del sabotaje

Entrevistado por Tintají, Cano habló de la realidad petrolera de Ecuador, las acusaciones a los sindicatos petroleros y la historia del conflicto entre los trabajadores y el Ministro de Energía, Carlos Arboleda, entre otros temas de interés. "No puedo creer que ninguno de los dirigentes ni trabajadores hayan hecho algo así", afirmó Cano refiriéndose al sabotaje y agregó que "todas las acciones de los trabajadores fueron técnicas. No dañaron ni la infraestructura ni las instalaciones. Tampoco es la primera vez que esto sucede. En el tiempo del levantamiento contra el ex presidente Jamil Mahuad, los trabajadores apoyaron a los indígenas y los militares sublevados, incluyendo al mismo Gutiérrez. En esa ocasión no hubo daños materiales". Por otro lado, explicó, el supuesto sabotaje presentó la oportunidad perfecta al Ministro Arboleda para que descabece al movimiento sindical. Algo que buscó durante algún tiempo a raíz de las fuertes diferencias que tenía con los trabajadores. Inclusive hay quienes hablan de que el supuesto sabotaje habría sido un montaje para inculpar a los trabajadores.

El conflicto entre el ministro y los trabajadores surgió a partir de opiniones distintas sobre el futuro rumbo de la empresa. "Se notó desde la segunda reunión del Directorio, cuando se discutieron los recortes al presupuesto de la empresa. La reducción, de 360 millones de dólares, se realizó bajo la presión de varias instancias: el Congreso, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Ministerio de Economía" argumentó Cano.

"En ese tiempo mi temor y mi preocupación", dijo Cano, "fue que los recortes buscaban poner en dificultades a la empresa, y justificar así la privatización". Con razón, puesto que la descapitalización de las empresas estatales es una de las más antiguas tácticas de los privatizadores. Hacerles aparecer incapaces y poco rentables y por tanto, privatizables. Y, efectivamente, la situación operativa de Petroecuador quedaba bastante difícil. No se podía incrementar la producción y el Estado no iba pagar lo que por ley corresponde a Petroecuador para la recuperación de costos y gastos. Desde esa reunión, aseguró Cano, el objetivo fue cada vez más claro. Se empeoraron rápidamente las relaciones entre el Ministro y el Consejo Administrativo (CAD) de la empresa, donde las opiniones de los trabajadores pesaban. En la próxima reunión del Directorio Arboleda introdujo, sin consulta, un documento que planteaba la privatización de todo. El argumento fue que la empresa estuvo sin recursos y por eso era necesario propiciar la venida de capital extranjero, entregando las refinerías, los cinco grandes campos productivos de la empresa a veinte cinco años plazo, etc. "Fui el único que votó en contra" afirmó Cano.

Un ministro nada cómico

La base de la entrega fue el contrato de asociación, según el cual el estado recibe hasta 40 por ciento y la empresa privada el 60 por ciento o más. Y eso no fue todo. El Ministro también propuso desmembrar la empresa, desplazando la sede de Petroproducción a Lago Agrio y de Petroindustrial a Esmeraldas. Se creó un clima de desconfianza y hasta enfrentamiento. En algunos casos el Ministro se pareció al "hombre cavernícola" y hasta tragicómico que fue ministro de Abdalá Bucaram. Por ejemplo, en la ocasión en que se abrió la camisa, mostró el pecho e invitó a los trabajadores que le maten, en una actitud ridícula. Los trabajadores niegan cualquier amenaza de violencia. Pero, cavernícola o no, Arboleda no es cómico. Tampoco es tonto. Entonces empezó a montar una campaña "bastante sostenida" en los medios para desprestigiar a la empresa y los trabajadores. Parecía que cada día había algún tema sobre los problemas financieras o laborales de la petrolera. "Nosotros mantuvimos algunas reuniones con el mismo presidente Gutiérrez sobre la injerencia del Ministro en los asuntos internos de Petroecuador", explicó Cano y acotó: "Arboleda pretendía dirigir a la empresa desde su despacho, y esto es inadmisible. Petroecuador es una empresa, no un apéndice del Ministerio de Energía. Según la ley goza de autonomía económica, financiera, administrativa y operativa".

Entre falsedades

Lo que más les molesta a los trabajadores es la versión difundida a través del Ministerio de que hubo de por medio una negociación salarial. Al contrario, dice Cano, "firmamos un documento en que todos los dirigentes de los trabajadores aclararon que la lucha que se había levantado no implicaba una medida de presión para la firma de un contrato colectivo o alguna reivindicación económica. Los salarios nunca fueron parte de la discusión. Eso salió del Ministro Carlos Arboleda, y es absolutamente falso". Otro aspecto que se tergiversó es el de los sueldos de los trabajadores que en su mayoría no ganan grandes salarios como se ha difundido. En cuanto a las indemnizaciones habría que ver claramente quiénes han usufructuado de ellas, y establecer que ha sido el gobierno anterior el que las institucionalizó como una forma de buscar la salida de los trabajadores para diezmar a Petroecuador. Sin embargo, la campaña del Ministro fue efectiva. Los trabajadores se dieron cuenta de eso después de varios días de paro y escasez de gasolina. La opinión pública -por lo menos la clase media con auto- estuvo en contra del paro creyendo que el motivo central era la reivindicación salarial. Hubo poco conocimiento de las razones reales para la acción laboral. Se debilitó el paro, el anterior Consejo Administrativo fue destituido, y parece que Arboleda ganó el partido. Pero, sigue la campaña en contra de los dirigentes ahora prófugos. ¿Por qué? ¿Puro vicio?

"Tal vez porque muchas veces los trabajadores conocen el negocio mejor que los directores. También tienen capacidad de propuesta. Y en un sector como el de petróleo, donde el dinero fluye más rápidamente que el crudo, estas propuestas podrían amenazar grandes intereses económicos", señaló Cano.

El negocio del gas en las sombras

Según el dirigente petrolero también hay un interés de orgullo personal, como los de Arboleda y Gutiérrez, cuestionados por los trabajadores sobre la campana anticorrupción. "Yo le pregunté al Ministro ¿por qué, cuando el gobierno habla de lucha incansable contra la corrupción, no ha hecho nada con el caso documentado de los cuatro campos petroleros entregados a la empresa estatal de Chile?", arguyó Cano.

En ese caso, la irregularidad en los contratos fue investigada y denunciada por la Comisión Anticorrupción. Sin embargo el gobierno prefirió asumir el viejo discurso de que no hay que sembrar la inseguridad jurídica. "Irónico, quizás, es que Gutiérrez me preguntó en una de las reuniones del Directorio, por qué los trabajadores no pararon estos casos denunciados a través de la paralización", comentó el sindicalista.

Hay también otros intereses, menos personales, más institucionales, como los del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y la Corporación Andina de Fomento (CAF). Los tres bancos prestarán miles de millones de dólares al Ecuador en los próximos 4 años, si se comporta bien y cumple las recetas. O sea privatización. Esos fondos formarán la base del programa económico y social del gobierno.

Al pesar de los intereses, la persecución, las acusaciones y amenazas, Cano siente que los trabajadores lograron algo importante: poner sobre el tapete el tema de los contratos petroleros del país, del transporte de crudo estatal a través del oleoducto privado, del envase de gas doméstico por parte de Petroecuador, de los intereses ocultos tras la importación de gas.

La CONAIE se ha involucrado exigiendo que no se privaticen los cinco grandes campos. Pero cuidado, las palabras son resbalosas. La privatización puede asumir una multitud de formas engañosas sin decir que se está privatizando. Mientras no se levante la campaña de persecución contra los trabajadores petroleros no habrá justicia, y un actor importante que vigila por los intereses del país está siendo silenciado. La obligación de todos/as es exigir que cese la represión.