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Latinoamérica

10 de julio del 2003

Costa Rica: Por qué luchamos

José Merino del Río
Rebelión
De pronto el país se llenó de gritos estridentes. Las cúpulas de las cámaras patronales y el estado mayor mediático de la oligarquía político-financiera, descubrieron que terribles sindicatos y siniestros agitadores conspiraban contra la democracia y pretendían asaltar el poder . Bastaron dos huelgas: la del ICE y la del Magisterio, y una amenaza más virtual que real de huelga general, para que cundiera la histeria, que ni siquiera en los días del Combo se manifestó con este grado de virulencia verbal, que al mismo tiempo reclamaba al Gobierno mano dura para restablecer el orden, su orden. Hay en este comportamiento nervioso y violento de la plutocracia nacional, elementos de una nueva situación que debe analizarse y discutirse para tratar de entender las claves de una confrontación que globalmente enfrenta a la barbarie con el bien común, y que nacionalmente podríamos sintetizar en la pugna que ya está en curso entre una democracia autoritaria de baja intensidad por la que combate el bloque oligárquico-neoliberal, y la democracia avanzada por la que luchamos las fuerzas populares y patrióticas.

¿Cómo entender la índole profunda del conflicto que tenemos ante nuestros ojos? Tal vez el hecho más importante del siglo que acaba de comenzar, se produjo con la imposición de G. Bush como presidente de Estados Unidos, a pesar de que había perdido las elecciones. Ese golpe de Estado, como en su momento lo definió el propio Al Gore, expresó la decidida voluntad de fuerzas imperialistas extremistas de imponer un presidente que asumiera el unilateralismo norteamericano, para asaltar el poder mundial por medio de la superioridad militar absoluta. Aquí lo fundamental es desvelar el nexo entre la guerra de la globalización y el modelo económico-social del capitalismo neoliberal, como estrategia general del imperio bajo George W. Bush. El derrumbe de las torres aceleró el proceso, pero la estrategia ya estaba diseñada y decidida. La administración Bush anuncia la guerra global sin fin, es una guerra sin victoria y sin paz, es permanente, el plan militar está al servicio del modelo neoliberal salvaje de la empresa transnacional, hay una mezcla compleja de razones geopolíticas y económicas.

Como dice el egipcio Samir Amin, es necesario que tengamos el coraje de decir esas verdades: "Hoy Estados Unidos está gobernado por una junta de criminales de guerra que llegaron al poder a través de una especie de golpe de Estado" . Hay en este poder una pulsión de muerte únicamente comparable a la política nazi; igual que los nazis, Bush plantea que los Estados Unidos deben ir tan lejos como su fuerza lo permita. Ya Thomas Mann había advertido en 1948 que Estados Unidos mientras que de puertas adentro era aún una democracia, en las relaciones con el exterior defendía y protegía el fascismo. Cuando se habla hoy de la posibilidad de un fascismo americano, no hay que homologarlo necesariamente con todas las características brutales del nazismo, Bertolt Brecht planteó el problema con una visión anticipadora: "Si se diera un fascismo americano sería "democrático".

Como señala el italiano Luciano Canfora hoy, cuando la política mundial se ha convertido en un fenómeno único, el carácter fascista de un sistema político ya no se distingue aislando el contexto nacional, sino a escala de todo el "campo". Lo dice Bush en el documento de su gobierno sobre la Estrategia de Seguridad Nacional: "Somos una fuerza militar sin paralelo, tenemos el derecho de actuar en todo el mundo para imponer la economía de mercado y garantizar la seguridad energética, y podemos atacar a quien consideremos una amenaza o a cualquier país que pueda convertirse en una competencia militar" . Lo sabíamos, y los hechos lo confirmaron, que el objetivo de la guerra contra Irak, no era propiamente Irak. El objetivo es el orden mundial, la tentativa en curso de redefinir el mundo mediante la fuerza(invasión y ocupación militar), la mentira(no hay armas de destrucción masiva en Irak) y el asalto frontal al concepto de democracia(comenzando por la demolición del derecho internacional).

Está claro que la estrategia general apunta a mantener la supremacía geopolítica global de los Estados Unidos y a imponer el modelo americano de mercados libres y libre comercio. Son las dos caras de una única política de seguridad.El economista Paul Krugman reconoció que el mundo ha vuelto a las desigualdades de los años veinte del siglo pasado en la distribución de la riqueza. Se trata de una salvaje expropiación de rentas populares y nacionales, que sólo podrá mantenerse con el uso de la fuerza.

En América Latina estamos presenciando el derrumbe del modelo neoliberal y un reordenamiento de las fuerzas sociales y políticas. El neoliberalismo convirtió a nuestro continente en una fábrica de pobreza y de desigualdad. Ante la irrupción de la protesta, Estados Unidos está reaccionando con una mezcla de guerra y de libre comercio. No podemos predecir cómo se desenvolverá en detalle esta crisis del neoliberalismo, pero sí podemos esperar que el imperio intervendrá política, económica y militarmente para tratar de evitar rupturas democráticas protagonizadas por las fuerzas populares y antiimperialistas.

La confrontación política y social hoy en nuestro país, tiene como telón de fondo ese contexto. El Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, en el marco del Area de Libre Comercio de las Américas y del Plan Puebla Panamá, se orienta a apuntalar el modelo neoliberal mediante una especie de anexión neocolonial de las economías y sociedades centroamericanas. La estrategia de dominación económica, tiene su brazo armado en el Plan Colombia, que es el plan piloto de la remilitarización y pentagonización de América Latina. El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, ha pedido que Washington haga en nuestro Continente "lo mismo que en Irak" Costa Rica es así vista como campo de operaciones del doble ejercicio estratégico del imperio: en lo económico el TLC, en lo geopolítico la Academia Militar, bajo el disfraz de academia policial para el cumplimiento de la ley .

Esa estrategia choca con la resistencia popular que se expresa tanto en el rechazo a las políticas neoliberales de desmantelamiento del Estado social , como en el fuerte repudio a la guerra y a la integración del país en la política militarista de Bush.

Los intentos del bipartidismo cogobernante de Liberación Nacional y de la Unidad Socialcristiana, de radicalizar la política de privatizaciones, desregulación y liberalización, se saldó temporalmente con la derrota que sufrieron en las jornadas de lucha contra el Combo del ICE. Ante la crisis galopante de las tradicionales formaciones políticas del capital, carcomidas por la corrupción, un periódico asumió la función política de estado mayor de la oligarquía. Hay que recordar que en medio de la crisis del PLUSC, fue desde el periódico La Nación que surgió el proyecto de eliminar la prohibición constitucional de la reelección presidencial, para aupar a Oscar Arias al poder. El primer intento resultó fallido, al no encontrar suficientes apoyos ni en la Asamblea Legislativa ni en la Sala constitucional. Entonces se inventaron a Abel Pacheco, que de la noche a la mañana pasó de apacible y disciplinado diputado oficialista, a encabezar las encuestas de opinión para la presidencia de la República. No fue Fishman el que se inventó a Pacheco, fue el señor Jiménez--dueño de La Nación-- el hacedor del "milagro", al incluir, sin que el interesado lo solicitara, el nombre de Pacheco en las encuestas de UNIMER.

A sabiendas de que el gobierno de Pacheco no puede ir más allá de un parche de transición, continuaron con la maniobra reeleccionista que al final consiguieron, mediante un cambio de composición de la Sala constitucional que permitió dar un cuartelazo, como lo ha denominado el exdiputado Alberto Cañas.¿De qué se trata? Piensan que Arias puede lograr conjugar la unidad oligárquica en la cúspide, con la creación de un consenso social en torno a ese predominio oligárquico. La construcción de ese consenso, que está en marcha, es necesario ratificarlo con una holgada victoria en las urnas. El sociólogo brasileño Theotonio Dos Santos llama "golpes de Estados electorales", a las nuevas formas de legitimación de la gestión estatal que están poniendo en funciones los neoliberales, para evitar ser desalojados del poder . No es una situación nueva, el modelo de democracia oligárquica ya estaba presente en la democracia ateniense: una élite dirige los asuntos públicos y pide periódicame nte la legitimación de las masas. Lo que ocurre es que el modelo entró en crisis y necesitan a una figura como Arias para recomponerlo.

Pero la reagrupación política del bipartismo mediante la candidatura de Arias y la "reconciliación" de Pacheco con Calderón, no es suficiente. Han puesto a decir al Presidente que lo que el país necesita es otra Constitución . Con todas sus severas limitaciones, la Constitución vigente es la de las garantías sociales y la intervención del Estado en áreas estratégicas de la vida nacional, precisamente lo que los neoliberales quieren eliminar. Los presidentes del período neoliberal llaman ingobernabilidad a las garantías sociales y democráticas, que frenan y obstaculizan el asalto total al Estado social y de derecho. Necesitan una Constitución que consagre ese nuevo orden, autoritario en el campo democrático y neoliberal en el terreno económico, social, cultural y ambiental.

Cuando el bloque oligárquico neoliberal pide mano dura contra los sindicatos y orquesta una millonaria campaña de difamación contra las organizaciones sociales populares y sus dirigencias, sabe lo que está haciendo, no se trata de un berrinche de circunstancias. Esa fuerza sociopolítica popular les impide aplicar el programa de privatizaciones y de liberalización y desregulación del mercado nacional, especialmente del mercado de trabajo. No es todo el empresariado, ni tampoco toda la clase política dominante, ni todas las empresas de comunicación, los que están en el bloque de la agresión al movimiento popular; se trata de la fracción hegemónica(poco numerosa pero con gran poder), fundamentalmente del sector financiero , maquilador y comercial, altamente transnacionalizado, apadrinados por la AID estadounidense que sembró una "donación" de mil millones de dólares para contribuir a la articulación del bloque, vinculados algunos de ellos a mafias internacionales de la economía sumergida y que han aglutinado en su entorno a los sectores más corruptos y entreguistas de la clase político-empresarial, los que no pagan impuestos y se han beneficiado de conocidos asaltos a los dineros públicos. Este bloque transnacional no tiene proyecto de país, piensan en una Costa Rica enclavada en los dominios estadounidenses, una especie de factoria-protectorado vigilada , donde puedan vivir sin sobresaltos de un rentismo especulador propio de un Estado-vasallo.

Si su estrategia general ya sabemos que se orienta a las "relaciones carnales" con los Estados Unidos , para usar la expresión que popularizó Menem en la Argentina y que con tanta admiración fue recibida por nuestros neoliberales, a corto plazo la batalla la plantean en los siguientes terrenos:

En el político. Recomponer el cogobierno bipartidista, Arias reagrupando al PLN y Calderón haciendo lo mismo en el PUSC. Aislar y quebrar a las fuerzas sociales organizadas que oponen resistencia y presentan alternativas. Abortar cualquier intento de radicalizar la democracia, que pretenda instalar nuevos instrumentos de participación y de construcción de verdaderos consensos democráticos.

Instaurar la democracia de baja intensidad con respuestas de orden, seguridad , control y penalización de las protestas populares, y con la reducción de la democracia representativa a los meros procedimientos técnicos que les permita, mediante el fraude de la financiación, la hegemonía en el mercado electoral.

En el financiero. Acelerar las reformas que están en la Asamblea Legislativa, para fortalecer la autonomía del Banco Central y otorgarle así un poder político desmesurado, enmascarado en competencias técnicas. Es una reforma de enorme impacto en la vida democrática, una cuestión vital de nuestro tiempo: el traspaso de la autoridad de decisión política a los expertos monetarios y, por tanto, a las instituciones financieras que no tienen ninguna legitimación electoral. Trátase de una especie de dictadura de los técnicos al servicio de los poderes económicos más fuertes, que en América Latina ha dado origen a una etapa de corrupción pública y corporativa colosal. Asi las decisiones cruciales sobre política económica las toman "expertos" del Banco Central, mientras en el parlamento se llevan a cabo discusiones apasionadas sobre la fecundación asistida y la distribución de oficinas. Además, esas reformas pretenden ahogar a la banca pública y establecer el reino de la banca privada.

En el tributario. Se libra aquí una fiera y silenciosa lucha para evitar que los ricos paguen impuestos. Se habla ya de la "rebelión de los mercedes benz", si la Asamblea Legislativa se atreve a aprobar impuestos que graven las rentas de los poderosos. Ante la evidencia de la pequeña carga tributaria, como porcentaje del PIB, que hay en el país en relación con otros países de nivel medio o alto de desarrollo, los neoliberales presionan para que sean los trabajadores lo que asuman nuevas cargas fiscales y que el Estado reduzca los gastos, naturalmente empezando por el gasto social y la inversión pública. Las huelgas del ICE y del Magisterio, tienen mucho que ver con este debate; los neoliberales dicen que tanto las inversiones del ICE como las pensiones son insostenibles, porque alimentan una dinámica imparable del crécimiento del déficit público. Pero el déficit se alimenta fundamentalmente de otras fuentes, comenzando por la rebelión tributaria de los poderosos, la corrupción y las diversas formas de criminalidad fiscal.

En el económico. El debate alrededor de la ley de fortalecimiento del ICE, es una piedra de toque de la correlación de fuerzas que en el espacio parlamentario se puede dar en cuanto a la visión del papel de las empresas públicas en el desarrollo nacional, un aviso también de cara a la suerte del TLC en la Asamblea Legislativa.Los neoliberales, después de la sacudida del Combo, no se atreven a plantear abiertamente la privatización, pero en los subterráneos del poder se conspira todos los días para estrangular a las empresas estatales de energía, telecomunicaciones, seguros, combustibles, banca. Como privatización se ha convertido en palabra maldita, se recurre a términos más neutrales o engañosos, tales como apertura, concesión, gestión interesada. Con esas figuras se ha privatizado de hecho la revisión técnica de vehículos y el aeropuerto, ahora van a por las cárceles, los puertos, el agua.

En el social. El crecimiento patente de la desigualdad y el proceso imparable de concentración de la riqueza, está siendo agravado por el ataque sistemático a los derechos de educación, salud y jubilación. Se discute en el parlamento una reforma al Código de Trabajo para desregular la legislación laboral que lesiona los intereses de toda la clase trabajadora, mientras hay una fuerte resistencia para ratificar o aprobar legislación para respetar y fortalecer los derechos de sindicalización, huelga y negociación colectiva. La tendencia decreciente de los salarios, el aumento del desempleo y el fracaso de la lucha contra la pobreza, es una agresión que sufren cotidianamente las mayorías populares. La situación es especialmente preocupante en el campo, donde mientras cae la producción para la seguridad alimentaria nacional, crece alarmantemente la pobreza y la marginación.

En el ambiental. La más grave amenaza que enfrentamos como nación es la intensa campaña en curso para privatizar el agua, que ya está dando algunos frutos a los enemigos del país, además de toda la ofensiva sobre propiedad intelectual para robarnos nuestra biodiversidad. En el gobierno empiezan también a escucharse las voces del "equipo económico" para revisar la prohibición de la explotación del petróleo y la mineria a cielo abierto.

Todo está cubierto bajo el paraguas del TLC. Nos encontramos ahora en una especie de pulso, en el que los sectores ultras del gobierno y del bloque empresarial-financiero-mediático buscan asestar golpes políticos a los sectores populares mejor organizados y más combativos, con el fin de minar la resistencia del pueblo al TLC y a la Academia Militar. No es por casualidad que el combo neoliberal reaccionara tan visceralmente ante el acuerdo de un sector del gobierno con diversos grupos sindicales y sociales, para instalar mesas de diálogo y de participación alrededor de diversos temas nacionales, lo que más les irritó fue que se mencionara el TLC, secuestrado por un grupo de negociadores financiados,¡qué vergüenza!, por los Estados Unidos.

El mencionado "pulso", que algunos llaman "empate político", se lleva a cabo en condiciones complejas y duras, pero también cargadas de esperanza para la clase trabajadora y el movimiento popular y democrático. Es cierto que luchamos contra poderes descomunales y muy agresivos, pero existe un estado de conciencia avanzada como se ha visto en las luchas del ICE y del Magisterio que puede traducirse en una gran fuerza de la resistencia y de la alternativa, si logramos vencer la dispersión, la desconfianza y el escepticismo que todavía impera en amplios sectores, tanto de las dirigencias como de las bases. No es verdad que la lucha de los trabajadores del ICE fue únicamente por obtener los recursos para el financiamiento de la institución, como tampoco es cierto que la lucha del Magisterio sea exclusivamente por la defensa de las pensiones, claro que son dos razones suficientes para justificar una lucha, pero es miopía unas veces, y otras simple mezquindaz, no ver y reconocer el profundo sentido ideológico, social y democrático de estas confrontaciones.Lo que subyace en estas luchas parciales es el enfrentamiento entre dos líneas de acción política, radicalmente opuestas, cuyo desenlace va a configurar el rostro de Costa Rica probablemente para muchos años: profundización y acentuación del modelo neoliberal, con su dinámica orientada a la desigualdad, la exclusión y el vasallaje del Estado costarricense, o transición hacia un proceso de ruptura con ese modelo, fortaleciendo compromisos de solidaridad, inclusión y soberanía en un proyecto histórico de integración latinoamericana.

La lucha por otra Costa Rica posible se está librando aquí y ahora. Estamos viviendo un proceso donde un sector de nuestro pueblo, todavía númericamente pequeño pero que gravita con posibilidades de influencia creciente, lucha por afirmar y radicalizar la democracia frente a los intentos de la plutocracia de recortarla y secuestrarla. En la crítica y en la alternativa ante cada paso que quiera dar esa oligarquía vendepatria, reside nuestra posibilidad de acumulación de fuerzas y el avance hacia la reforma democrática profunda del sistema político y del modelo económico, social, cultural y ambiental predominante.

Hemos dicho que transitar del país que tenemos con su realidad de pobreza y de exclusión sociales, de corrupción, de precarización del trabajo, de destrucción del tejido productivo nacional, de creciente desigualdad, de intolerable violencia patriarcal y sexista, de depredación de la naturaleza, de incertidumbre y desesperanza para la juventud, de ascenso del autoritarismo, de ataque sistemático a los derechos, garantías sociales y servicios públicos, al país que queremos, necesitará un gran esfuerzo de análisis, deliberación y convergencia democrática de diversas luchas y movimientos.

La oposición al neoliberalismo es muy heterogénea desde el punto de vista ideológico, político y social. Por eso es necesario articular una política de frente único, que reuna a fuerzas políticas diversas en torno a un objetivo común, que hoy sería, fundamentalmente, impedir que un TLC anexionista sea aprobado por la Asamblea Legislativa y derrotar el proyecto de democracia de baja intensidad que combina medidas autoritarias, con el rearme político-ideológico para radicalizar el modelo neoliberal. Esa política de frente amplio, debe vincularse al esfuerzo de unidad y lucha de los socialistas por una democracia avanzada. Con su habitual agudeza, Franz Hinkelammert nos alertaba, en uno de los foros contra la guerra que se celebró en la Universidad de Costa Rica, que ninguna resistencia será posible si el discurso de la paz no resulta exitoso, entonces un nuevo totalitarismo ahogará a la humanidad. Quitar al poder de las armas y de la opresión su legitimidad, desnudarlo, hacer visible su brutalidad, su cinismo antihumano y su desprecio de los valores de la humanidad desarrollados en milenios, es vital, si lo logramos podemos hacer algo por esa Costa Rica y ese mundo posibles.
José Merino del Río
Exdiputado, coordinador del Foro de Acción Política "Otra Costa Rica es posible, otro mundo es posible".