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Latinoamérica

31 de mayo del 2003

México: Después del conflicto, un pueblo dividido
Atenco, el fantasma de la abstención

Jesús Ramírez Cuevas
Masiosare

Este pueblo campesino se volvió famoso después de su oposición a la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México, el proyecto de inversión más importante del foxismo. A pesar de que el gobierno dio marcha atrás, el problema se ha prolongado hasta nuestros días debido a los procesos judiciales contra los dirigentes. El movimiento se ha desgastado por un excesivo activismo y la decisión de los líderes de impedir las elecciones locales. Tras meses de tensión y mientras "el gobierno administra el conflicto", la mayoría de atenquenses se muestra indiferente ante el próximo proceso electoral. A la desconfianza tradicional hacia los partidos políticos se agrega el sentimiento de que gobernantes y políticos no escuchan a la gente. "Por eso reventó Atenco", advierten.

ATENCO, ESTADO DE MEXICO.- "Este pueblo sigue unido con nuestros talibanes. Así nos pusieron dizque porque echamos pleito por cualquier cosa; la verdad es que sólo defendemos lo que es nuestro", dice don Manuel mientras pedalea más rápido el bicitaxi sobre el que recorremos las calles del municipio.

Don Manuel, como muchos aquí, cada día cambia sus huaraches por unos tenis. Trabaja su parcela por la mañana y "agarra" el bicitaxi por la tarde. Entre carcajadas, el agricultor opina sobre las elecciones: "Uy, desde el 2001 no tenemos autoridad, pero hasta que el gobierno deje completamente libres a los dirigentes del movimiento va a haber elecciones".

Desconfiado, como la mayoría de los residentes, comparte su visión: "Aquí hay divisiones porque unos no están de acuerdo con esa decisión. Lo que veo más grave es que si no votamos van a imponer al PRI y el conflicto va a seguir porque nadie quiere a ese partido".

Al llegar a nuestro destino, el campesino-bicitaxista remata: "La mera verdad es que hay un sentimiento de que los partidos nada más nos buscan por el voto y luego se olvidan de nosotros. No escuchan a la gente, por eso reventó Atenco. Nos despreció el gobierno y ya ve las consecuencias".

El santo que borró las diferencias

Junto a una decena de majestuosos ahuehuetes, sembrados por Netzahualcóyotl hace más de 500 años, una peregrinación se abre paso entre una nube de polvo al ritmo de las notas de una banda.

Este día se festeja a San Isidro Labrador, "el santo patrono de los campesinos", al que le piden que no falte el agua. Por eso la fiesta juntó a buena parte del pueblo en el parque municipal.

"A pesar de las diferencias que hemos tenido, las tradiciones nos unieron, como lo hicimos para defender nuestra tierra", comenta Rafael Rodríguez, un sexagenario agricultor que no participó en el movimiento. El anciano acepta que "lo de las elecciones nos dividió, llegaron los partidos y cada quien quiere jalar agua para su cántaro".

Entre los peregrinos, hay dirigentes del movimiento, como David Pájaro, pero también participan simpatizantes de casi todos los partidos, incluso aquellos que sí querían vender sus terrenos. Todos ellos comparten, como si nada ocurriera, "el pan y la sal", tamales, tacos, refrescos y el infaltable chupe.

El festejo coincide con la nueva estrategia del movimiento, que, con el apoyo de la Universidad Autónoma de Chapingo, promueve la siembra de toda la tierra cultivable. Parece increíble que esta tierra salitrosa pueda producir algo.

En Francisco I. Madero, Roberto Martínez recuerda que lo entrevistó Ricardo Rocha, junto con su vecino, que pintó su ganado con sendos letreros que dieron la vuelta al mundo: "Milpas sí, aeropuerto no", "Vacas sí, aviones no".

"Con la expropiación del ejido nos iban a quitar esta tierra y el agua, pero no nos dejamos", afirma el ejidatario al pie de unos surcos recién regados, que llegan hasta un promontorio en el que destacan varias cruces, entre ellas la de Enrique Espinoza, el campesino que falleció por los golpes que le propinaron policías estatales durante el enfrentamiento ocurrido el 11 de julio pasado. Tras este hecho, el pueblo se incendió. "Si bien las fiestas nos unen -dice Juan Espinoza, un campesino que dice no interesarse en la política-, el conflicto nos dividió mucho. Los priístas tenían compromiso con el gobierno. Ahora, una parte del pueblo quiere elecciones y la otra no acepta hasta que dejen de perseguir a los campesinos y le paguen una indemnización a la familia de Enrique".

En la conversación, tercia la maestra María Robles: "Aunque no creemos en los partidos, a muchos nos gustaría que hubiera elecciones para sacar al PRI del municipio. Me gustaría que todos los partidos se unieran para derrotar al PRI". Sin embargo, la joven mujer asegura que no va a votar. "La mayoría estamos decepcionados de la política".

El movimiento, dividido por las elecciones

En el centro del pueblo hay carteles con un mensaje inequívoco: "¿Para qué sirven los partidos políticos? 11 mil millones de pesos para gasto electoral. Con ese dinero se podría contratar 250 mil enfermeras o 213 mil maestros de primaria durante un año ¿Qué beneficio trajeron a tu familia o a tu colonia?"

Aquí, Javier del Valle explica que en estos días el gobierno les ofreció la libertad de todos los procesados a cambio de que los ejidatarios entreguen las instalaciones municipales. "Impedir las elecciones ha sido nuestra forma de presión. Lo que está atorando la estabilidad son las órdenes de aprehensión contra más de 30 compañeros. El gobierno se quiere vengar y busca encarcelar a los líderes", asegura.

En las elecciones de marzo, los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) impidieron la instalación de urnas en muchos pueblos de este municipio.

Ignacio del Valle, uno de los principales dirigentes del FPDT, asegura que si se resuelven sus demandas "les devolvemos las instalaciones. No nos oponemos a las elecciones y, si el pueblo lo decide, éstas se realizarán. No tenemos ningún interés partidario pero las autoridades estan administrando el conflicto y no quieren solucionarlo".

El líder campesino reconoce que en el pueblo "no hay mucho interés en las elecciones. No conocemos a los candidatos. Los partidos no han cumplido con el pueblo y sólo defienden sus intereses particulares".

Sin embargo, esta postura de permitir las elecciones no es compartida por todos los participantes del movimiento. Como explica Anselmo Martínez, un destacado activista, "algunos quieren elecciones pero otros queremos construir un proceso de autonomía con un gobierno popular elegido por el pueblo. No queremos partidos porque dividen y engañan al pueblo". Esta postura ha causado más de un roce entre los integrantes del FDT.

Además de estas diferencias, el movimiento de los ejidatarios también ha sufrido el desgaste normal de las movilizaciones desde octubre de 2001. "Sobre todo porque algunos compañeros sólo quieren participar en manifestaciones y pasearse por México y el extranjero con el machete en la mano, en lugar de construir desde abajo una organización de resistencia popular y autogobierno", afirma Martínez.

***

Hasta antes del conflicto, Atenco estuvo gobernado por el PRI, a excepción del trienio 1994-1997, cuando el alcalde fue un panista destituido por manejos irregulares. Todos los entrevistados coincidieron en que el cacicazgo del PRI se quebrantó con el movimiento.

Ramón Mejía, autodenominado "priísta de pura cepa", acepta que su partido está dividido: "La mayoría apoyó al movimiento en defensa de las tierras, pero los dirigentes apoyaron al gobierno. Mis vecinos no quieren saber nada del PRI".

En las votaciones de marzo pasado, el PRI obtuvo en este municipio apenas 2 mil 816 votos sobre un padrón de más de 20 mil electores. Pero el primero de mayo, el Tribunal Estatal Electoral anuló las elecciones municipales en Atenco porque más de 20% de las casillas no se instalaron y otro tanto cerraron antes de la hora oficial. En un plazo de 45 días se efectuarán comicios extraordinarios.

En las calles hay poca propaganda de los candidatos a presidentes municipales del PRI, PAN, PRD y PT. Pero de las elecciones federales nadie sabe nada ni conoce a los candidatos.

A la plaza llega un joven vestido con una playera albiazul que dice Fox, pero que intenta ocultar. "Es un regalo", justifica. "No estoy de acuerdo con las elecciones. Sólo me importan los políticos cuando nos chingan. Deberíamos hacer campañas de no-voto porque la gente vota y no se responsabiliza para hacer cumplir lo que prometieron (los candidatos)".

Los habitantes de Atenco insisten en mantener su forma de vida y no les importa mucho si el gobierno los vuelve a olvidar. "No se notará la diferencia", dice Uriel, un joven obrero que estudia música y tampoco votará el próximo 6 de julio.