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Latinoamérica

18 de mayo del 2003

Uruguay: La estrecha relacion de Jorge Batlle con los Peirano
Una amistad que compromete

Samuel Blixen
Brecha

El cúmulo de irregularidades, ilegalidades, omisiones y permisividades que jalonan la conducta del gobierno uruguayo en su relación con el Banco Montevideo, desde que se inició el proceso de compraventa del Banco La Caja Obrera, a comienzos de 2001, hasta que se resuelve la intervención en junio de 2002, después de que el Banco Central prestara asistencia por más de 450 millones de dólares, puede tener su explicación en la estrecha e íntima relación de amistad que el presidente Jorge Batlle mantiene con los miembros de la familia Peirano, relación que quedó documentada en un correo electrónico que ingresó, como elemento a investigar, en la justicia y en el Parlamento.

Según se pudo saber, a fines de abril miembros de la comisión investigadora del sistema financiero, que actúa en el ámbito de la Cámara de diputados, recibieron una carpeta con diversos documentos provenientes del disco duro de una computadora, que incluye correspondencia de los dueños del Banco Montevideo, en particular los hermanos Dante, José y Juan Peirano (los dos primeros actualmente presos y el tercero prófugo). Dicha carpeta había sido depositada, previamente, en el juzgado de 8º turno, a cargo del juez Pablo Eguren, que investiga el vaciamiento del Banco Montevideo.

El contenido de los correos electrónicos es calificado como confirmatorio de algunos de los elementos determinantes que investiga la comisión. Parte de esa documentación fue comentada por el diputado Víctor Rossi (Alianza Progresista, EP-FA) en una entrevista concedida al diario La República el lunes 5. Rossi no reveló el origen de la documentación, pero no puso en duda su autenticidad; tampoco hizo alusión a la carta que el presidente Batlle envió a mediados de enero de 2001 a Dante Peirano, y que integraba el dossier.

Este correo electrónico fue enviado a la casilla dpeirano@bm.com.uy desde la dirección privada@presidencia.gub.uy, cuya existencia fue verificada. El mensaje, fechado el 17 de enero de 2001, a las 5.40 pm, está firmado por 'Jorge Batlle', y dice: 'Estimado amigo: Como ves, la relación con la gente es la misma. Yo no he cambiado, una banda no puede transformar lo que llevamos en nuestros corazones ni lo que pensamos y por lo que hemos luchado siempre. Nunca se me había ocurrido pensar en ese detalle que señalas. Y por las dudas no lo desparrames: todos los pueblos necesitan un héroe y el nuestro es intocable. Recibe un cordial saludo'.

El presidente Batlle mantuvo una estrecha relación personal, comercial y política con Jorge Peirano Facio, el banquero y catedrático, creador y articulador del Grupo Velox, el emporio de empresas financieras y comerciales en Argentina, Chile, Paraguay, Brasil y Uruguay, y que falleció recientemente mientras cumplía prisión junto a sus hijos, a la espera del resultado del proceso judicial. Batlle y Peirano integraron el directorio de una empresa constructora, a mediados de los años sesenta, y después confluyeron en el gobierno de Jorge Pacheco Areco, el primero como sostén parlamentario, en tanto senador y líder de la lista 15, y el segundo como miembro del gabinete, como ministro de Industrias y como canciller, sucesivamente. Ambos conocieron la prisión al comienzo del régimen militar, acusados de corrupción: a fines de 1972 Batlle fue recluido en un cuartel, por ofensas a las Fuerzas Armadas, después de que oficiales del Ejército impulsaron una investigación sobre el famoso caso de la 'infidencia', ocurrido en 1967, que involucraba al entonces líder colorado en una supuesta maniobra financiera aprovechando el previo conocimiento de una devaluación de la moneda decretada por el Banco Central; la justicia había archivado el expediente, pero los militares lo desempolvaron cuando iniciaron la campaña contra los 'delitos económicos'. Peirano, a su turno, fue procesado en 1973 por su responsabilidad en el vaciamiento del Banco Mercantil, un antecedente que las autoridades económicas no tuvieron en cuenta cuando el Banco Montevideo inició su espectacular despegue en la plaza financiera uruguaya veinte años más tarde.

El texto del correo electrónico atribuido al presidente Batlle se refiere a asuntos previamente comentados y de difícil comprensión. Fuentes parlamentarias que conocen el texto aventuraron que, quizás, Batlle se estaba refiriendo a su viejo amigo, cuando recomendaba 'no desparramar' una idea referida a 'nuestro héroe intocable'. La referencia a la banda presidencial, es decir, a la alta investidura del remitente, no deja lugar a dudas sobre la reiteración de una amistad que se proclama incondicional.

Esa característica, la de una relación estrecha entre la familia Peirano y el presidente (que cuenta en el gabinete con un familiar de los Peirano, el ministro de Transporte y Obras Públicas Lucio Cáceres), se transforma en una constante que interfiere el accionar de la Presidencia en la solución de los problemas que enfrenta la plaza financiera. Así como las vinculaciones de su anterior ministro de Economía Alberto Bensión con los principales bancos extranjeros puso en entredicho la ecuanimidad de las delicadas decisiones adoptadas, las relaciones personales de Batlle con los banqueros ponen en duda su determinación de comandar personalmente las negociaciones.

En el caso del Banco Comercial, tras la detención de Carlos Rohm en Buenos Aires y el descubrimiento del desfalco por más de 225 millones de dólares, Batlle apeló a su relación de amistad con David Mulford para enfrentar la crisis de la institución. A fines de enero de 2002 el presidente se ufanó de haber conversado, en tonos firmes, con el financista estadounidense que integraba el directorio del Banco Comercial, en representación del Crédit Suisse/First Boston, uno de los tres socios extranjeros de los hermanos Rohm. Por entonces no se había suficientemente divulgado el protagonismo de Mulford en la crisis argentina, la investigación de que era objeto por la estafa del megacanje de deuda externa, y el procesamiento penal a que fue sometido por la jueza Servini de Cubría, quien investigó los vaciamientos bancarios y las fugas de capitales, a la sombra del 'corralito'.

Lo que en principio fue interpretado como una 'ventaja' para negociar la asistencia externa y la capitalización del Banco Comercial se convirtió en un condicionamiento insalvable. La amistad de Batlle con Mulford derivó en un proceso secreto de negociación de un documento, que el presidente Batlle presentó ante la opinión pública como un acuerdo de capitalización, pero que resultó ser simplemente la aceptación de un préstamo por 100 millones de dólares en condiciones de usura, hipotecando la soberanía nacional ante estrados judiciales estadounidenses, y con el compromiso del Estado de asistir financieramente al Banco Comercial en forma ilimitada. Ese contrato, y sus consecuencias, son la piedra angular de la acusación que centra en Batlle y en su ministro Bensión la responsabilidad por la forma en que se tramitó la crisis bancaria del año pasado (véase recuadro). Aquellas relaciones personales, y los compromisos todavía desconocidos que condicionaron las decisiones políticas, explican la serie de ilegalidades cometidas en el Banco Central, en la Corporación Nacional para el Desarrollo y en el Ministerio de Economía con el fin de asistir al Banco Comercial.

La conducta oficial seguida con el Banco Montevideo exhibe irregularidades, omisiones e ilegalidades de similar porte, y también podría explicarse, en última instancia, por el grado de relacionamiento personal entre Batlle y los banqueros responsables. A medida que la comisión investigadora avanza en el examen de las resoluciones adoptadas, principalmente en el directorio del Banco Central y en el Ministerio de Economía, se confirma una constante de desinformación, ocultamiento y, en algunos casos, explícitas mentiras al Parlamento.

Es precisamente por esos días en que el presidente Batlle intercambia correspondencia electrónica con Dante Peirano que el Banco Central comienza a analizar las propuestas del Grupo Velox para terciar en la puja por la compra del Banco La Caja Obrera (BCO). Algunas afirmaciones de Bensión y del ex presidente del Banco Central César Rodríguez Batlle en la Comisión de Hacienda del Senado, referidas a los términos de las propuestas y a las garantías ofrecidas por los Peirano, están ahora identificadas como tergiversaciones explícitas de los hechos. El análisis de la negociación que culmina en diciembre de 2001 con la entrega del Banco La Caja Obrera al Banco Montevideo confirma que los Peirano falsearon la información sobre posibles socios y que modificaron los términos de la propuesta violando los pliegos de condiciones. Tales extremos fueron ocultados a los senadores con afirmaciones que ahora se califican de falsas.

La amistad inalterada, eso de que 'una banda no puede transformar...', se introduce inevitablemente como elemento de estudio cuando se analizan las ilegalidades que el Banco Central autorizó en la operativa del Banco Montevideo. En particular se destaca la forma en que los nuevos dueños transfirieron los capitales del Banco La Caja Obrera para sostener las actividades del Montevideo cuando éste ya comenzaba a soportar la corrida como consecuencia de la crisis argentina.

Por la documentación electrónica en poder de la justicia y del Parlamento se sabe que los hermanos Peirano discutieron los riesgos de transferir directamente al Trade Commerce Bank (TCB) depósitos que los clientes realizaban en el Banco Montevideo. El Banco Central fue debidamente alertado, a lo largo de 2001, sobre las captaciones de ahorros de residentes realizadas por el TCB, una operativa que tenía expresamente vedada. En abril de 2001 José Peirano, desde su puesto de ejecutivo de Velox en Argentina, advertía a Javier Carlevaro, en el Banco Montevideo, sobre los riesgos de captación de ahorros de residentes. 'Sé que por instrucciones de Juan (el Peirano prófugo), y por necesidades del bm, se avanzó en la apertura de cuentas en forma directa', escribía José el 6 de abril, según la correspondencia dada a conocer por el diputado Rossi. 'Mi precupación pasa porque en las sucursales de bm se está vendiendo en forma directa el TCB y esto es, parafraseando a nuestro presidente Batlle, como fumar adentro de una garrafa', continuaba José. El Banco Central omitió impedir tal actividad hasta que se produjo la intervención en junio de 2002. Finalmente, esas transferencias de cuentas del Montevideo al TCB constituyen la porción de la deuda de los Peirano que el Banco Central no quiere reconocer y garantizar.

En el citado reportaje de La República, Rossi se pregunta: '¿Cuál es la razón por la cual el Banco Central postergó una intervención y la suspensión del Montevideo? En ese esfuerzo desesperado por mantener los respaldos necesarios se recurrió a cualquier tipo de procedimiento'. Y anunció: 'En el momento de las conclusiones demostraremos que hubo omisión y permisividad de parte de las autoridades del Banco Central'.

Aunque no existe una confirmación sobre la autenticidad del paquete de documentos, algunos correos electrónicos que acompañaban la carta personal de Jorge Batlle dan cuenta de órdenes dictadas por Dante Peirano que pueden ser confirmadas en el ámbito del Banco Central. Esas órdenes confirman que a fines de mayo de 2002, después de que el Banco Central postergó la intervención del Montevideo que aconsejaban los servicios técnicos, y cuando todavía fluía la asistencia para cubrir la supuesta corrida de depósitos, los Peirano derivaron capitales a empresas del grupo. El 30 de mayo, Dante ordenó a Miguel Cordini debitar del TCB casi medio millón de dólares y acreditarlo en la cuenta de Chiarino Fleurquin, un familiar. Al día siguiente otros 270 mil dólares a Chiarino. El 3 de junio se traspasaron 472 mil dólares del TCB a Lespan sa, una casa de cambios, y otros 250 mil dólares fueron derivados a la empresa Probursa. A Lespan sa fueron transferidos otros 634 mil dólares el 5 de junio, 314 mil el 7 de junio y 486 mil dólares casi en los descuentos, el 18 de junio.

Así las cosas, la relación personal entre el presidente Batlle, quien durante la crisis bancaria asumió expresamente el 'comando' de las acciones, y los dueños del Banco Montevideo se convierte en un elemento de juicio para comprender las políticas instrumentadas. La amistad inalterable que Batlle proclamaba en enero de 2001 a Dante Peirano no impidió que el presidente apareciera, según consta en la documentación entregada por el Banco Central a la Comisión Investigadora, en la lista de deudores del Banco Montevideo, con un crédito que ascendía a unos 200 mil pesos. Quizás aquí se reitere la misma explicación que el presidente dio en su oportunidad, cuando BRECHA divulgó la existencia de un préstamo vencido, por 13 mil dólares, que Jorge Batlle debía al Banco Comercial. En aquella oportunidad, el presidente explicó que el préstamo había sido tomado para auxiliar a un amigo cuya empresa rural estaba en riesgo de ser rematada.