VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

13 de abril del 2003

¡Basta de impunidad!

Lori Berenson
Perú Debate

Ahora que el mundo mira estupefacto cómo los que se creen dueños de todo se jactan de aquel "juego de lucecitas" que vemos en la televisión de la guerra anunciada que libra Estados Unidos contra Irak, al margen de las Naciones Unidas, una palabra resuena en la mente: IMPUNIDAD. Los juegos de lucecitas que presenciamos en 1991 en Irak, gracias a las cámaras de la CNN, eran bombardeos que causaron innumerables lisiados. Peor serán los daños causados con esta guerra. Cabe preguntarnos, ¿hasta cuándo permitiremos que aquel que se cree más poderoso actúe impunemente contra otro sin que haya cómo ponerle freno a tanta demencia?

Aquí en el Perú, justo por estos días escuchamos una vez más las declaraciones del prófugo expresidente Alberto Fujimori en los medios de comunicación, donde este señor sigue hablando de volver al Perú para gobernar. También por estos días se anuncia que el nombre de Fujimori figuraría en una lista de la INTERPOL, acusado de crímenes de Lesa Humanidad entro otros, y como que nada. Ese alarde a la sinvergüencería no es nada nuevo, es algo que tomamos como casi normal. Acaso se puede creer realmente que alguna vez un ex jefe de Estado o un militar de alto rango o un rico y poderoso terminará pagando por sus crímenes?

Estos hechos suceden una y otra vez y el Ser Humano pasa de la indignación a la indolencia y se vuelve casi inmune, pues nos han habituado al accionar impune que siempre va de la mano con el poder. Es tan común que ese comportamiento sea visto como "normal" que hasta los que pasamos pagando con creces por delitos que en su mayoría no fuimos culpables de haber cometido, hasta nosotros, nos hemos acostumbrado a ese nefasto lugar común: la impunidad del de arriba para hacer y deshacer. ¿El mundo estará al revés?

Patas arriba anda este mundo desde tiempos remotos, patas arriba en el sentido que entre humanos nos matamos por codicia, por poder, destruimos nuestro hábitat. Mientras que existen países mal denominados "inviables" por el grado de pobreza y subdesarrollo que padece su población, existen otros países que lejos de buscar el desarrollo y la supervivencia del resto del mundo, hacen gala del egoísmo, malgastan sumas multimillonarias en armamento, en guerras, es decir, en la muerte y destrucción de millones de personas. La gente se muere de enfermedades curables, de hambre, y sin embargo el dinero se gasta en más muerte, y ¿quién puede parar esto?

Siempre hubo impunidad del poderoso para actuar contra su adversario de mil maneras. La historia reciente es solo una reafirmación más de ello. Cada "conquista," cada guerra, hasta las comisiones de la verdad formadas en las últimas décadas nos vienen a reafirmar ese denominador común: que prevalece siempre la impunidad.

Pero, ¿nos hemos vuelto inmunes a la impunidad? Sí y no. Son tantas las veces que se han pisoteado los derechos de los de abajo, tantas las veces que se viola el derecho básico y fundamental a la vida, la salud, educación y trabajo. Hasta se quita el derecho al orgullo patriótico, el derecho de conocer la verdad de la historia. Todo esto ha hecho que nos acostumbremos a dicho estado de cosas, del mismo modo que el trabajador tiene que acostumbrarse a matarse trabajando para poder sobrevivir, o el preso tiene que acostumbrarse a su encierro. Pero uno no olvida. Los seres humanos tenemos conciencia de la indignación y del odio que van creciendo en el fondo del alma al vivir y ver tanta injusticia y tanto abuso, impunes siempre. Incrédulos escuchamos cuando con lujo de cinismo, los poderosos preguntan ¿por qué nos odian tanto?

El gran aliento de estos días es escuchar la cantidad de voces de repudio a la guerra que van creciendo a diario, a las que nos unimos desde este encierro, hasta desde la tumba probablemente. Repudiamos tanta infamia, tanta muerte, tanta injusticia en nombre del egoísmo. Llegó la hora de decir ¡ya basta! Basta de abusos, basta de silencio cómplice, basta de codicia, basta de estos nefastos crímenes. Este mundo nos pertenece a todos y tenemos derecho a determinar su futuro. ¡Basta de impunidad!

Penal de Huacariz
Cajamarca, Peru
Marzo del 2003