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Latinoamérica

30 de marzo del 2003

Reflexiones a partir del Foro Social Mundial 2003
¿Qué vendrá cuando se acaben los partidos?

Paulina Fernández C.
Masiosare

A partir de su experiencia en Porto Alegre -y de un recorrido por los pecados de los partidos políticos actuales-, la autora dibuja un tipo de "organización distinta", la alternativa a las organizaciones en crisis profunda a escala mundial: "sin jerarquías, sin cúpulas burocratizadas, donde todos tengan el derecho a la acción y a la palabra; formada por centenares de organizaciones independientes que confluyen para luchar contra otro partido, el de los dueños del mundo, del dinero y del poder"

PODRIAMOS AFIRMAR, sin temor a equivocarnos demasiado, que los aproximadamente 100 mil participantes en el Foro Social Mundial III podrían dar 100 mil versiones distintas de lo acontecido en Porto Alegre entre el 23 y el 28 de enero pasados. Cada uno de los asistentes tuvo que armar su participación individualmente, en función de sus conocimientos previos o de su ignorancia; de sus intereses particulares en ese encuentro internacional; del tipo de delegación o representación que llevaba; de las oportunidades que abría o que cancelaba elegir cualquier actividad; o de la información de última hora obtenida por casualidad. Asimismo, la participación de todos dependía del cupo en las aulas de la Pontificia Universidad Católica, en los almacenes del margen del río Guaíba, e incluso en el estadio Gigantinho, y por supuesto, en los autobuses que circulaban constantemente por la ciudad transportando a asistentes de un punto a otro donde se desarrollaban simultáneamente las actividades del foro.

Los 20 mil 763 delegados que representaban a 5 mil 717 organizaciones, procedentes de 156 países; las cerca de 25 mil personas de 700 colectivos acogidos en el Campamento Intercontinental de la Juventud; o los 4 mil 94 periodistas1, como todos los demás asistentes, tenían posibilidad de escoger entre miles de talleres y seminarios, cursos, páneles, mesas de diálogo y controversia, testimonios, conferencias, encuentros, actividades culturales, reuniones de las delegaciones por continente, otras actividades autogestionadas2 y hasta "eventos paralelos".

Sirvan los datos anteriores para fundamentar que ésta es sólo una de esas posibles 100 mil versiones distintas de lo ocurrido en Porto Alegre.

En busca de una o varias respuestas a inquietudes y preocupaciones políticas, profesionales y personales arrastradas desde hace algunos años, mi asistencia al Foro Social Mundial iba precedida y motivada por la necesidad de averiguar qué se está haciendo en otros países, qué se está pensando acerca de una nueva forma o tipo de organización política, alternativa a los partidos políticos, que desde mi punto de vista han entrado en todo el mundo llamado occidental en una profunda crisis, producto indirecto de la globalización neoliberal.

Porto Alegre prometía ser la oportunidad ideal para plantear ese tipo de preguntas, entre otras razones porque ese foro se ha convertido, efectivamente, en "un proceso permanente de búsqueda y construcción de alternativas". Desde el primer punto de su Carta de Principios, el Foro Social Mundial se presenta a sí mismo como "un espacio abierto de encuentro para: intensificar la reflexión, realizar un debate democrático de ideas, elaborar propuestas, establecer un libre intercambio de experiencias y articular acciones eficaces por parte de las entidades y los movimientos de la sociedad civil que se opongan al neoliberalismo y al dominio del mundo por el capital o por cualquier forma de imperialismo y, también, empeñados en la construcción de una sociedad planetaria orientada hacia una relación fecunda entre los seres humanos y de éstos con la Tierra".3 Signo de los tiempos que corren: en este espacio plural y diversificado, de articulación de movimientos, grupos, colectivos, redes y demás entidades de la sociedad civil, no tienen cabida los gobiernos, ni los parlamentarios, ni los partidos políticos, ni las organizaciones militares. Personalmente pueden ser invitados algunos gobernantes o representantes partidarios, siempre y cuando asuman los compromisos de la Carta de Principios del Foro Social Mundial4.

La búsqueda de información directa acerca de lo que se está pensando y haciendo en otras partes del mundo en materia de organización política -motivo principal, ya señalado, de mi asistencia a Porto Alegre- está sustentada en las conclusiones extraídas del análisis de los partidos en México, de su comportamiento frente el poder y ante la sociedad en los últimos años.

Los pecados de los partidos

La necesidad de idear, de crear, o de imaginar una organización política con rasgos y funciones distintos a los de las existentes se desprende de manera natural de la crisis de los partidos en diversos países, los cuales comparten características que hemos detectado en el caso mexicano, entre las que destacan las siguientes:

1. Los objetivos históricos, mediatos e inmediatos, de carácter social, económico y político propiamente dicho, de la lucha de los partidos y de su razón de ser, han sido paulatinamente abandonados. En términos ideológicos, los partidos políticos se han vaciado.

2. Paralelamente se ha puesto en evidencia la confusión conceptual que conduce a llamarle democracia a unas simples elecciones, con todas sus nocivas consecuencias prácticas.

3. En lugar de un proyecto alternativo de sistema social y económico, y precisamente por confundir elecciones con democracia, fueron apareciendo en el horizonte de los partidos de izquierda otros objetivos que nada tienen que ver con la vida cotidiana de los ciudadanos ni con las necesidades de la sociedad. El socialismo como objetivo fue sustituido por el régimen parlamentario, o por un sistema pluripartidista, o por un sin fin de propuestas que no rebasan los límites del sistema electoral.

4. Los partidos políticos, únicos medios reconocidos por la ley para postular candidatos a cargos de elección popular, privilegian la concepción de democracia representativa formal que les favorece de manera exclusiva, restando toda posibilidad al ejercicio de otros tipos de democracia desarrollados por los ciudadanos.

5. So pretexto de esa representación formal, los partidos políticos van tomando el lugar, la palabra y la voluntad de la sociedad civil, negociando y decidiendo en su nombre, sin sentirse obligados a considerarla, sea para consultar, sea para informar.

6. La sociedad en general no se siente, no se encuentra representada por los partidos políticos, por lo que los problemas sociales se ventilan, se dirimen, y con frecuencia se intenta resolverlos en otras arenas de lucha, directamente con los detentadores del poder público.

7. El alejamiento de los partidos de la sociedad se reproduce dentro de sus organizaciones, dando por resultado una separación creciente entre direcciones y bases partidistas, y repitiendo en su interior la misma usurpación de representación por parte de sus dirigentes.

8. La identidad, los principios históricos y la independencia de los partidos se han ido abandonando al mismo ritmo y en la misma medida en que se han ido reduciendo sus objetivos a pedirle al gobierno que los provea de recursos financieros y de espacios en los medios masivos de información, indispensables para la sobrevivencia y reproducción del aparato de cada partido.

9. Los militantes han sido substituidos por el Estado en cuanto al financiamiento de los gastos cotidianos y de las actividades electorales del partido, y el trabajo político propio del militante en otras épocas es realizado ahora por agencias de publicidad, empresas comerciales y medios de comunicación principalmente electrónicos.

10. Los partidos han dejado de cumplir su función de escuela: hoy es nula la formación interna y la discusión política entre sus miembros, en tanto que simples ciudadanos. A falta de principios y de orientación política, las direcciones de los partidos suelen recurrir a encuestas y sondeos de opinión para tomar decisiones y para designar candidatos a puestos de elección popular. Cada vez es más frecuente y abundante el número de casos de militantes y dirigentes que circulan de un partido a otro sin importar antecedentes ni posiciones político-ideológicas.

11. A lo largo de los últimos 20 años es notable el mimetismo o el proceso de integración y de identificación de la oposición con el régimen político, a grado tal que en momentos críticos para el poder -como los derivados del 1 de enero de 1994- todos los partidos registrados, la izquierda incluida, han optado por sumarse al sistema en defensa del Estado mexicano y sus instituciones.

12. Parte de los resultados de este proceso ha sido la desaparición de la escena política de muchos partidos, sobre todo de izquierda, que no lograron resistir el paso, debido al desgastante y destructor sistema electoral establecido por el gobierno mexicano.

13. El saldo más significativo de esta crisis de los partidos en México es que hoy, la llamada oposición de izquierda partidista sólo lo es de manera relativa: es de oposición por el hecho de no ser el partido que detenta el poder nacional y por ser minoría en el Congreso de la Unión; y es de izquierda no por tener un proyecto alternativo de país y sociedad, sino por comparación con las posiciones de la derecha y de la extrema derecha del espectro de partidos.

14. La existencia de un número indeterminado de movimientos armados, de miles de organizaciones no gubernamentales, de una gran constelación de nuevos movimientos sociales, y de un creciente abstencionismo electoral real, aunado a un número cada vez mayor de mexicanos expulsados del campo y del país, excluidos del empleo y de los servicios de salud, de la educación, en fin, de los miles que periódicamente pasan a engrosar las estadísticas no oficiales de la pobreza, son datos que confirman la deficiente representación política y social de todos los partidos5.

La respuesta de Porto Alegre

Con las anteriores referencias de la realidad mexicana en mente, encontré en Porto Alegre respuestas variadas a la crisis de los partidos y a su eventual o posible relevo.

La primera impresión fue que poco se ha avanzado en esta dirección. El propio programa no tenía previsto explícitamente el tema de la organización política alternativa a los partidos. De los cinco ejes temáticos en torno a los cuales fueron definidas las diversas actividades, el que más se aproximaba al problema era "Poder político, sociedad civil y democracia". Si atendemos a los criterios aplicados para definir cada uno de esos ejes temáticos, entonces confirmamos que el problema de una nueva y distinta organización política de la sociedad civil para un futuro inmediato, todavía no se encuentra entre las "preocupaciones, propuestas y estrategias que ya son desarrolladas por las organizaciones participantes del proceso FSM"6.

La tercera mesa de diálogo y controversia cuyo tema se enunció como "Desencuentros y tensiones entre movimientos sociales, partidos e instituciones políticas: ¿cómo conquistar la democracia participativa?" prometía abordar el problema pero, si bien la mayoría de los ponentes expusieron ideas muy valiosas e hicieron interesantes análisis del presente, el problema del porvenir de los partidos políticos quedó pendiente.

Junto a gente que, por diversas causas, todavía no se plantea ese problema o simplemente no cuestiona el tipo de organización política predominante, hay muchos grupos que, al contrario, ya realizan sus actividades al margen y en contra de los partidos políticos, como ocurre destacadamente en Argentina; pero al mismo tiempo, otros están experimentando nuevos tipos de relaciones, de asociaciones, de formas alternativas incipientes como son las redes, los colectivos y distintos movimientos que se han formado de manera sobresaliente entre los jóvenes de diversos países.

Los que sí cambiaron

Asimismo, en Porto Alegre coincidieron representantes de partidos políticos que se transformaron oportunamente y que hoy cuentan con cabezas pensantes que proponen ideas críticas, claras y útiles -como Refundación Comunista de Italia- que compartieron mesa con dirigentes de otros partidos que parece que, aunque lo hayan intentado, difícilmente van a lograr cambiar, como el Partido Comunista de Chile.

Imposible no percatarse de la existencia del Partido de los Trabajadores de Brasil (PT). Cuando uno busca en nuestros días alternativas a los partidos en crisis, el PT surge inmediatamente como una excepción que, a primera vista, confirma la regla entre la izquierda actual, al triunfar en las elecciones presidenciales el mismo año en que en otras partes del mundo, digamos Europa occidental, tiempo atrás, la izquierda perdió espacios de poder ganados electoralmente, como fue el caso de la estrepitosa derrota del Partido Socialista francés en las elecciones presidencial y legislativa de 2002. Quizá el PT sea hoy excepción entre los partidos de izquierda porque es también un caso hasta cierto punto heterodoxo en cuanto a su origen y a su formación o desenvolvimiento por el ingrediente de movimiento social, popular-sindical, de participación determinante en su historia7.

Construir sobre la marcha

Además de esas diversas expresiones y ejemplos de organizaciones y partidos políticos presentes en Porto Alegre, encontramos algunas ideas críticas y sugerentes que empiezan a fluir y a circular, buscando un camino propio, nuevo, diferente, para explicar al mismo Foro Social Mundial, aunque no sea del todo original. Más que una definición de partido nuevo o de organización política distinta, encontramos un deseo articulado, inspirado en el sentido más amplio del concepto de partido8, cuyas características serían, para empezar, las de un partido sin jerarquías, sin cúpulas burocratizadas, donde todos tengan el derecho a la acción y a la palabra, formado por centenares de organizaciones independientes que confluyen para luchar contra otro partido, el de los implacables dueños del mundo, del dinero y del poder, que están dispuestos a todo para proteger sus inversiones. Un partido plural, abierto, democrático, hecho de gente que crea que otro mundo es realmente posible frente al neoliberalismo que hoy siembra por doquier guerra y miseria. En esta organización sus integrantes coexistirían con sus contradicciones, con sus diferencias, con sus puntos de vista a veces muy alejados unos de otros, pero siempre buscando acuerdos, unión, fuerza.

Es en estos términos que se identifica al Foro Social Mundial, y quienes así lo conciben, también se refieren a él como Partido de Oposición y explican: "Partido, porque nos une una causa común: la repugnancia hacia un sistema profundamente injusto y depredador que debe ser urgentemente modificado. De oposición, porque los centenares de organizaciones que coinciden en el foro se han opuesto en el pasado, se oponen en el presente y lo seguirán haciendo en el futuro, al capitalismo neoliberal de los dueños del mundo -apostando por un nuevo orden democrático, justo, igualitario y sostenible ecológicamente en el marco de una sociedad multicultural-, independientemente de lo que decidan hacer las formaciones políticas que, a veces generosamente, se autoincluyen entre la cada vez más vaporosa e inocua izquierda de nuestras días".9

Este es un punto de vista y, como tal, es un primer paso para pensar, debatir, construir una alternativa. Otras personas se refieren al movimiento de movimientos; otras más consideran que se trata de una red de redes y algunas otras identifican al movimiento contra la globalización neoliberal, del cual es parte integrante el Foro Social Mundial, como el nuevo sujeto político que está elaborando su programa y construyendo un nuevo tipo de organización política, sobre la marcha.

Es así que el Foro Social Mundial cumple con su función de espacio de reflexión, de intercambio de ideas y experiencias, de socialización de inquietudes e intereses, de interrelación de grupos e individuos, de difusión de problemas y respuestas y, sobre todo, de oposición al capitalismo en su etapa actual de globalización neoliberal.

* Profesora de carrera de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Intervención en el foro organizado por La Jornada y Casa Lamm el pasado 3 de marzo.

NOTAS

1. http://www.forumsocialmundial.org.br. "Todos los números del Forum Social Mundial 2003".

2. Comitê Organizador, Conselho Internacional. Programaçao 1. Painéis, conferências, testemunhos, fóruns pelo mundo, mesas de diálogo e controvérsia, caderno cultural. Fórum Social Mundial 2003 World Social Forum. Porto Alegre, Brasil, janeiro de 2003, 26 p.; y Comitê Organizador, Conselho Internacional. Programaçao 2. Oficinas, seminários, cursos, encontros e outras atividades autogestionadas. Fórum Social Mundial 2003 World Social Forum. Porto Alegre, Brasil, janeiro de 2003, 78 p.

3. "Carta de Principios del Foro Social Mundial", en sitio web citado.

4. Ibid. Punto 9.

5. Estas características de la crisis de los partidos son en parte conclusiones derivadas de un trabajo previo. Cfr. Paulina Fernández Christlieb, "Desde el pasado del PRD, por las reformas electorales" en Arturo Anguiano (Coord.) Después del 2 de julio ¿Dónde quedó la transición? Una visión desde la izquierda, México, UAM-X, 2001. En este libro hay otros materiales muy sugerentes sobre el tema.

6. Programación FSM 2003. 8/9/2002. Cinco Ejes Temáticos, en sitio web citado.

7. Sobre los antecedentes hasta la fundación del PT puede consultarse el trabajo de Marta Harnecker El sueño era posible. Los orígenes del Partido de los Trabajadores de Brasil narrados por sus protagonistas. España, Editorial Popular, 2003.

8. Los autores se refieren al partido en el sentido dado por Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista. Cfr. Monereo, Manuel; Miguel Riera, y Pep Valenzuela (Eds). Foro Social Mundial/Porto Alegre 2002. Hacia el partido de oposición. España, El Viejo Topo, 2002, p. 7.

9. Ibid. p. 8.