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Latinoamérica

Trincheras de Ideas

CINCO AÑOS DE PROCESO REVOLUCIONARIO BOLIVARIANO

Humberto Gómez García

¿Cómo sintetizar 5 de los mejores y más intensos y fructíferos años vividos por Venezuela y su pueblo en los últimos 50 años? Sin dudas que este lustro que comienza el 6 de diciembre de 1998, cuando la mayoría popular votó por el compatriota Hugo Rafael Chávez Frías, deberá ser objeto de estudio y análisis por historiadores, sociólogos, economistas, politólogos y científicos sociales en general, por los grandes y profundos cambios que se han venido operando en Venezuela y que han permitido el desarrollo de un inédito proceso revolucionario de grandes cambios estructurales, de ascenso de los sectores excluidos y marginados de la sociedad, de paulatino derrumbe y desmembramiento de la tradicional clase dominante u oligarquía económica y política. Se puede afirmar que estos 5 años cambiaron el destino de Venezuela.
Se han producido tantos hechos relevantes e importantes que es difícil decir que uno es más importante que el otro, pero en una cronología que respete los grandes acontecimientos posteriores a la elección de Chávez, está la estrategia gubernamental de convocar a un referéndum consultivo para convocar a elecciones para elegir una asamblea constituyente y elaborar una nueva constitución.
Normalmente en los procesos revolucionarios la cuestión constitucional que legitime un nuevo orden social se produce en un período de asentamiento del proceso, después de transcurridos varios años, así ocurrió en Cuba, por ejemplo, pero aquí en Venezuela es el punto de partida para darle legitimidad a un proceso de profundos cambios en las estructuras, en el campo de los derechos humanos y políticos, en la construcción de un nuevo modelo de Estado y de un nuevo país. Es decir, el nuevo Contrato Social, con su fase previa, el proceso constituyente, fue el punto de partida para la primera y más majestuosa movilización del pueblo venezolano en el plano intelectual, en la participación millonaria en aportes, propuestas, ideas, proyectos para elaborar una Constitución que sería, finalmente, aprobada en referéndum aprobatorio el 15 de diciembre de 1999, exactamente un año después de ser electo Chávez presidente. Fue ese primer año el del pensamiento, el de las ideas, el de principio de la realización de un mega proyecto de transformaciones profundas y revolucionarias en las estructuras de la sociedad venezolana.
Pero el proceso, heterogéneo en su composición, aluvional, tenía por dentro factores que desde un comienzo trataron de torcer el rumbo de la revolución popular, el miquilenismo, por ejemplo, que trató de evitar no sólo su radicalización sino que no se establecieran diferencias profundas entre la nueva democracia popular, directa, participativa y protagónica y la democracia representativa y neo colonial de la cuarta república.
Esa circunstancia permitió que la ruptura con el modelo democrático representativo no fuera total, así se eligió una asamblea nacional con muchos elementos de representatividad, que le permitiría a la contrarrevolución manejar las contradicciones políticas en el seno del proceso de tal forma de agudizar las mismas y en donde la minoría contrarrevolucionaria y golpista logra paralizar el último año y medio la asamblea.
Se plantea, a estas alturas, la revisión de esa estructura y la redimensión del mismo creando organismos legislativos populares con una reforma constitucional.
A partir del proceso constituyente se comenzó a desarrollar el más impresionante proceso de ascenso de masas que conozca toda la historia de Venezuela republicana, empujando el carro de la revolución social bolivariana con un marcado y decisivo signo popular, inequívocamente de izquierda, arrastrando en esa marea incontenible, en ese huracán revolucionario al líder fundamental del proceso, Hugo Chávez y al resto de los dirigentes del proceso. El pueblo pobre, proletario, trabajador, campesino, militar, marginal, indígena asumió el protagonismo expresado en la Constitución Bolivariana. Nuevas y novedosas formas de organización social, las búsquedas de nuevos derroteros de justicia social en políticas gubernamentales acertadas como las misiones educativas o de salud, la alianza histórica con sectores de la naciente burguesía nacional y un sector de la clase media en el marco de la contradicción principal, pueblo-nación venezolana versus imperialismo yanqui.
Políticas claves como la renacionalización de la estratégica industria petrolera, el paquete de leyes sociales como la Ley de Tierras, de Pesca; leyes nacionalistas como la Ley de Hidrocarburos, y un paquete de 60 leyes revolucionarias elaboradas por el Poder Ejecutivo en el marco de la Ley Habilitante, junto a las políticas antineoliberales y antimperialistas que, en su conjunto, catapultaron el proceso de cambios, lo radicalizaron con la creciente participación de la mayoría nacional y popular y produjeron una confrontación antagónica con la burguesía monopólica u oligarquía y sus aliados de un sector de la clase media ultra derechista de origen extranjero en un alto porcentaje y los despojos de los partidos tradicionales del antiguo régimen del Pacto de Punto Fijo, las transnacionales norteamericanos y el imperialismo yanqui.
Los sectores políticos y económicos tradicionales se fueron por el atajo de la conspiración, de la subversión y el golpismo en todas sus modalidades: terrorismo, paros, huelgas, golpe militar, destrucción de la industria petrolera, transformación de los medios de comunicación de masas en instrumentos de manipulación, mentiras, desinformación y llamado a la guerra civil y conformación de un gobierno paralelo.
Todo lo intentaron, todo lo experimentaron, todas sus municiones y arsenales los agotaron para tratar de salir de Chávez y torcer el rumbo de la revolución social bolivariana, y fueron todas las veces derrotados, debilitados, divididos y diezmados.
El hecho político más trascendental y que fortaleció la revolución, en concordancia con la elección de Chávez y el proceso constituyente y la nueva Constitución, lo constituyó la gigantesca movilización del 13 de abril de 2002, donde el pueblo se asume como poder originario, barre el naciente fascismo y desbarata el golpe, llena el vacío de poder, rescata al Presidente y restituye el poder constituido.
Es la más grande derrota histórica de la oligarquía desde 1830 y del imperialismo yanqui en el siglo XXI. Las otras derrotas de la derecha contrarrevolucionaria, la del paro petrolero-empresarial, la de los firmazos fraudulentos culminando con su fragmentación, división y dispersión del campo de la contrarrevolución se produjeron por añadidura, ya la base del poder popular estaba echada.
Si tuviéramos, entonces, que resumir estos 5 años, esos dos extremos señalados, el proceso constituyente y la campaña de macro derrotas que comienzan el 13 de abril y culmina con la derrota del mega fraude y la gigantesca marcha del 6 de diciembre de 2003, marcan hechos estelares del proceso de cambios revolucionarios y apunta hacia la irreversibilidad de este proceso en su primer quinquenio, aún más, su proyección e internacionalización en toda América Latina y el Caribe en esta nueva etapa de inusitado auge, ascenso y confrontación anti neoliberal de los pueblos del continente americano. Se proyecta e implanta el bolivarianismo y el gobierno venezolano golpea de muerte al proyecto colonialista del ALCA y propone la alternativa integracionista y anfictiónica del ALBA. (20-12-03) (
caracola@cantv.net)