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Latinoamérica

28 de diciembre del 2003

México: Victorias populares, batallas inconclusas

Cuauhtémoc Amezcua Dromundo
Argenpress

Lo más significativo de la vida nacional en el último tercio del año ha sido la batalla entre los neoliberales y el pueblo. Y la victoria de éste. Los neoliberales venían por más. Llevaban veintiún años ya de imponer su voluntad. Medidas diseñadas por el Banco Mundial y otras instancias semejantes, del poder económico transnacional, que empobrecen al pueblo cada vez más, concentran la riqueza en manos de un puñado y destruyen la soberanía de la Nación. Todo ello presentado con pretextos varios: 'modernización', 'atracción de capitales' y 'generación de empleos'. Desde luego, todos ajenos a la realidad. Y esta vez tropezaron a causa de la elevación de la conciencia pública y la movilización popular.

Fox había anunciado sus propósitos, con lenguaje engañoso, como siempre. Las llamó 'reformas', fiscal, eléctrica, petrolera y laboral. Según él todas eran 'urgentes' e 'indispensables'. Para lograrlas, todos los partidos deberían 'aliarse' y 'concertar', 'por el bien de México'. Frases falsas para timar a los mexicanos. Frases que a inicios de septiembre fueron repetidas una y otra vez por voceros del PRI, del PAN, del PRD y también de los otros partidos, con reducida presencia camaral. Se anunciaba así otro acuerdo entre rufianes, como muchos que ha habido, para sacrificar al pueblo, aun más. Y para servir a los intereses de los poderosos de dentro y, sobre todo, a los de fuera del país.

Pero vino la movilización popular. No a la privatización de las industrias eléctrica y petrolera. No a una 'reforma laboral' que sólo busca sacrificar a los trabajadores y beneficiar a los patrones. No al IVA a medicinas y alimentos, que golpearía en forma dramática la economía popular. Y frente al pueblo movilizado, el asunto se les complicó a los neoliberales.

En el PRI, muchos diputados de la nueva hornada recordaron que si ganaron numerosa presencia en el Congreso, fue justo porque prometieron oponerse al IVA y a las privatizaciones, y estimaron que deberían cumplir tal compromiso si querían sobrevivir como partido. Aunque otros, más descarados, pronto olvidaron tales promesas. Fue el caso de la señora Elba Esther Gordillo, de triste fama pública. Y fue el caso de setenta diputados más del PRI. Todos estos pusieron sus compromisos con Fox y su trayectoria, siempre a favor de los intereses más turbios, por encima de sus promesas de campaña. Los senadores del PRI también han estado divididos pero, justo es decirlo, un grupo mayoritario se ha mantenido claro y firme del lado del pueblo, tanto en el asunto del IVA como en el aun más importante de la defensa de las industrias eléctrica y petrolera. Por su parte, en el PRD también recordaron que habían hecho promesas parecidas durante su campaña. Y al interior de este partido todos cerraron filas en contra del asunto del IVA. Igual ocurrió con el PT y, sorpresivamente, hasta con Convergencia.

Así se llegó al final del período ordinario de sesiones del Congreso de la Unión. Con el PAN cerrando filas, todo, del lado neoliberal. Una sola diputada del partido de la derecha, de Acayucan Veracruz, se atrevió a votar en contra el IVA, por 149 a favor. Con el PRD en el lado opuesto. Y con el PRI dividido, donde una clara mayoría de 141 honró su palabra al pueblo mientras un grupo de 71 votó con Fox y Elba Esther. Los neoliberales sumaron a su causa también a la mayoría del PVEM, 14, para llegar a 234 votos. Perdieron. La mayoría rechazó el IVA. 141 del PRI más los 95 del PRD, 6 de Convergencia, 5 del PT, tres del PVEM y una del PAN. Un total de 251 votos. Y un gran berrinche de Fox, que muestra que no sabe perder y que, con sus amenazas posteriores, falta al respeto al principio de la división de poderes, que en otro tiempo exaltó.

Significativa victoria popular. Pero no definitiva. La correlación de fuerzas en la Cámara de Diputados se mostró casi en equilibrio. Y los diputados de los diversos partidos que hoy actúan en ese escenario ya han dado numerosas pruebas de su endeble firmeza. Después de todo, los rodean tantas tentaciones y a muchos de ellos, carentes de principios, los apuntala una flaca voluntad.

El enemigo al frente, también hay que recordarlo, no se reduce a Fox y el PAN, ni a Elba Esther y los neoliberales del PRI, con Carlos Salinas de Gortari como figura principal. Ni los banqueros, que exigen más subsidios y transferencias de recursos del Estado por la vía del Fobaproa-Ipab. Están todos ellos y también las grandes corporaciones transnacionales que se frotan las manos pensando en apoderarse de nuestro petróleo y nuestra electricidad. Y de todas las riquezas más, que aun quedan en nuestras manos. Y está también y sobre todo un poderoso aparato estatal, el más poderoso de la historia, el de Estados Unidos, que sirve a esos intereses por todos los medios a su alcance, diplomáticos, económicos, políticos y militares. En fin, es claro que la batalla no ha concluido. Y que es necesario, por tanto, mantener la vigilancia. Los intereses superiores de la nación y del pueblo así lo exigen.