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Latinoamérica


MUCHA POLEMICA Y POCAS ESPERANZAS


Por: Micheline Matos

ADITAL


Para contextualizar las elecciones que se llevarán a cabo el 9 de noviembre en Guatemala es necesario volver al pasado para encontrar en la historia de ese país el eslabón que una hechos con el momento actual.

Guatemala hoy es una república democrática, sin embargo lejos de tener una sociedad equitativa. Antes, fue una importante colonia española, llamada Capitanía General o Reino de Guatemala. Hoy el escenario actual muestra que todavía hay mucho para cambiar, pues mismo con los tratados de paz firmados en 1996 después de treinta años bajo conflicto armado, el país aún convive con un panorama de inequidad, malnutrición, violencia, persecución contra los que intentan desarrollar los derechos humanos en la sociedad guatemalteca, además de la corrupción y la mala distribución de tierras. En medio a ese panorama los fuertes movimientos populares intentando cambiar el cuadro pesimista, mientras la población lleva estampada en el rostro la desesperanza frente a otra elección general.

La colonización

Las tierras guatemaltecas antes eran habitadas por pueblos aborígenes, como los mayas que lucharon resistentemente contra los colonizadores españoles a principios del siglo XVI. Pero perdieron la lucha, y sus tierras pasaron a pertenecer a España dejando un rastro de sangre indígena por el camino.

La República de Guatemala está situada al centro del continente americano, entre México, Honduras y El Salvador. Su 'independencia' sólo ocurrió en el año 1848. La economía guatemalteca tiene como principales productos de exportación: café, azúcar y bananas, siendo en la agricultura la concentración de mayor fuerza de trabajo. En un país de alta heterogeneidad étnica que alberga a más de 11 millones habitantes que hablan 23 idiomas, y con una de las más injustas distribuciones de bienes de la región, es importante señalar sus cuestiones estructurales. El Estado poscolonial guatemalteco ha mantenido gran parte de las estructuras coloniales y el poder sigue concentrado en pocas manos. Gran parte de la población indígena está excluida de los procesos de toma de decisiones en el ámbito nacional.

La cultura guatemalteca

Para hablar de cultura guatemalteca es necesario empezar por los mayas. Ellos desarrollaron las ciencias y las artes de una forma magnífica. Elaboraron un calendario perfecto y dieron a conocer el curso de los astros siglos antes que otras civilizaciones. Explicaron los eclipses, conocieron el concepto del 'cero' mil setecientos años antes de ser utilizado en Europa. Construyeron el primer observatorio astronómico de América. Pinturas, relieves y esculturas pueden apreciarse con toda su magnificencia en los museos. En nuestros días -además del legado físico de Patrimonio Cultural- la cultura maya permanece en algunos aspectos como: la utilización del calendario maya, la práctica de la medicina natural, la cultura del maíz y es importante mencionar además, la cultura afro-caribeña con sus músicas y danzas.

El español es la lengua oficial, pero cada grupo indígena habla su propio idioma. El Catolicismo romano ha dominado tradicionalmente el país, aunque muchos miembros indígenas la combinan con la creencia de los mayas. El 45% de la población es protestante o evangélica.

El conflicto armado

Los grupos armados surgieron en los años sesenta del siglo veinte en contra las dictaduras militares apoyadas por EEUU. Los principales grupos en el marco de los enfrentamientos a finales de los años setenta eran: Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (UNRG) y las fuerzas militares y paramilitares. Guatemala vivió bajo conflicto armado más de treinta años y finalizó con la firma de la paz el 29 de diciembre de 1996. Muchas de las víctimas de ese conflicto han sido luchadores sociales y políticos en la legalidad. El ejército guatemalteco fue entrenado principalmente por Estados Unidos y hasta mediados de los años 80 hubo presiones muy fuertes del Gobierno y de empresas estadounidenses para mantener la antigua e injusta estructura socioeconómica del país. Como consecuencia, alrededor de un millón de personas vivió temporalmente como desplazados internos, y unos 200.000 buscaron refugio en los países vecinos y en Estados Unidos y Canadá.

Los problemas continúan

Los índices de pobreza y malnutrición también se ha incrementado desde los años 80. En el año 2000 la cifra de la situación nutritiva del país mostró que 44% de la población padece con esto. Quienes más sufren con esta situación son los indígenas y las mujeres en general. Guatemala tiene la más injusta distribución de tierra del continente americano.

El conflicto se acabó pero el país actualmente sigue con grandes problemas en casi todas las áreas, o sea no hubo una reestructuración política, económica, ni social. Hoy, por ejemplo, además de los problemas estructurales ya nombrados, los casos de linchamientos contra supuestos criminales generan una ola de violencia e impunidad en todo el país. Después de tantos años han encontrado restos de cientos de personas desaparecidas en las dictaduras que están enterradas en muchos cementerios clandestinos en todo el país. Pero hasta ahora muchas personas sufren con el miedo de denunciar sitios donde pueden abrigar estos cementerios. No se puede olvidar también la persecución contra los que desarrollan acciones en favor de los derechos humanos. Los casos del obispo Juan José Gerardi y de la antropóloga Myrna Mack, son un ejemplo de impunidad.

El gobierno ha sido obligado a pagar una indemnización a los miembros de las ex Patrullas de Autodefensa Civil (ex PAC) por servicios prestados en la época de la dictadura. Ésta es una afronta a todos los guatemaltecos además de ser un grito en favor de la impunidad. Las PAC's fueron milicias paralelas que, juntamente con el ejército, responden a acusaciones de múltiples masacres contra la población civil.

Pero en medio a un escenario tan oscuro, están los movimientos sociales con un protagonismo notorio en la historia guatemalteca. Ellos han tenido una gran responsabilidad en los cambios en ese país y todavía siguen en la lucha con sus tareas complejas en busca de la readecuación de las instituciones sociales, políticas, económicas, religiosas y culturales. Indudablemente una de las cosas más positivas de este país son los movimientos sociales, como lo de mujeres, derechos humanos, jóvenes, campesinos, indígenas y sindicales, entre otros. Y son ellos que consiguen despertar un poco de esperanza para la población guatemalteca que el 9 de noviembre elegirá un nuevo jefe de estado, además de diputados y alcaldes.

Elecciones 2003

Las próximas elecciones serán las más observadas de la historia de Guatemala. Los motivos son dos: el temor de un eventual fraude y la creciente ola de violencia desde el 16 de mayo pasado, debido a la polémica candidatura de Efraín Ríos Montt, ex dictador que es acusado de comandar una campaña contra los rebeldes izquierdistas durante su dictadura y la matanza de cientos de mayas.

Las misiones de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea (UE) en conjunto con el Mirador Electoral 2003 (ME-2003) y una coalición de tres instituciones locales, desplegarán a observadores independientes en todo el país.

Los medios de comunicación advierten que la relación con los candidatos es casi nula ya que casi todos acusan a esos medios y a las empresas encuestadoras de manipuladoras, mismo sin presentar ninguna prueba concreta contra esa acusación.

En verdad lo que se constata a través de encuestas es que la población en general se aleja del tema de las elecciones porque, según ellos ningún candidato verdaderamente representa al pueblo, que se queda en el medio de los discursos superficiales y meramente electorales de ricos contra pobres. La Fundación Myrna Mack en su última coyuntura sobre el país defiende que ninguno de los candidatos ha presentado hasta ahora un plan o programa formal de gobierno, además de ninguno de ellos apoyar abiertamente la creación de la Comisión de Investigación de los Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad (CICIACS), pese a que su funcionamiento sería un gran avance en contra de la impunidad imperante en el sistema de justicia del país. Todos los partidos políticos, según la coyuntura, evidencian que efectivamente no es una prioridad dentro de sus ofertas electorales plantear una fuerte lucha contra la impunidad.

Para esas elecciones son tres los candidatos presidenciales más destacados: Oscar Berger, de la Gran Alianza Nacional (Gana), Álvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y Efraín Ríos Montt, del partido del gobierno, Frente Republicana Guatemalteca (FRG).

Berger un popular político de centro derecha que fue exitoso alcalde de Ciudad Guatemala, cuenta con una la primera posición con 30.9% en la última encuesta divulgada hoy en la prensa local. Representa al sector económicamente más poderoso del país.

Alvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) está en segundo lugar con 27.4%. Colom fue viceministro de Economía en 1991 y director del Fondo Nacional para la Paz (1991 a 1997). También fue asesor de la Secretaría de la Paz y director ejecutivo de la Dependencia Presidencial de Asistencia Legal y Resolución de Conflictos de Tierras (1997). Negoció e implementó el acuerdo para el retorno de 45 mil refugiados guatemaltecos en México. Es criticado por no tener una ideología definida y ser un hombre voluble.

Ríos Montt aparece en 3º lugar en las encuestas con 11,5%. Mismo con un pasado de dictador que no le ayuda mucho en la campaña, el general como es llamado, es un populista y tiene una buena aceptación en varias comunidades campesinas. Tiene 30 años en la política y es un personaje conocido por su persistencia, polémica y por su espíritu de confrontación.

Una segunda vuelta electoral será realizada el 28 de diciembre si ningún candidato obtiene más de la mitad de los votos en esta primera vuelta. Mientras tanto la iglesia y los movimientos sociales intentan debatir democráticamente con la población.