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Latinoamérica

Guatemala: Derrota merecida

Ileana Alamilla Cerigua

ALAI-AMLATINA

El Frente Republicano Guatemalteco (FRG) y su líder, el ex general golpista Efraín Ríos Montt, salieron derrotados de esta contienda electoral, no sólo por los resultados reportados hasta el momento por el Tribunal Supremo Electoral, sino por las actitudes de rechazo de la población.
La prepotencia de sus dirigentes, los múltiples abusos, excesos y cinismo en sus actuaciones y la impunidad de que han gozado, se vieron doblegadas por el voto popular, que exigió el recambio en la conducción del país y rechazó su intención de continuar ejerciendo un poder sin límites.
Aun cuando las otras propuestas políticas que deberán ser votadas el próximo 28 de diciembre en una segunda vuelta para elegir al próximo presidente de Guatemala, no satisfacen las urgentes necesidades de la población, ni constituyen una garantía de un proyecto de transformación social que enfrente los grandes y graves desafíos existentes, lo principal ya se logró: que los hampones del FRG no continuarán atrincherados en todas las esferas gubernamentales.
El legado del Presidente Alfonso Portillo y sus secuaces es absolutamente negativo, aun cuando ellos se empeñen en mostrar otra faceta, con la ayuda de quienes, como camaleones, se prestaron a encubrir las entrañas de tan repugnante proyecto político y de algunos sectores confundidos y desinformados de la comunidad internacional.
Actos escandalosos de corrupción, tales como los millonarios desfalcos en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) y en el Ministerio de Gobernación, el despliegue del narcotráfico a lo ancho y largo del país, que provocó la descertificación y posteriormente la recertificación, la democratización de la corrupción que saqueó el estado, las entidades descentralizadas y cuánto lugar ocuparon sus seguidores, son algunos ejemplos.
Otros aspectos nefastos fueron los referidos a los incumplimientos de los acuerdos de paz, las distorsiones que se hicieron sobre su contenido, como la decisión de resarcir a los victimarios representados en las Patrullas de autodefensa civil, los retrocesos en el respeto a los derechos humanos, el uso y abuso de los bienes del estado en beneficio personal y la confrontación permanente con todos los sectores sociales que no se asimilaron a su proyecto.
La altanería de la dirigencia del FRG no los deja aceptar su fracaso, el que pretenden revertir argumentando que alcanzaron varias diputaciones, lo que hace prever que ahora, en la oposición, tramarán otra macabra estrategia en perjuicio del país El general, quien daba por hecho el triunfo, confiado en las maniobras, la desinformación y los discursos populistas, demagógicos que utilizaron, se ha mantenido en silencio, seguramente meditando sobre su incierto futuro ante la posibilidad de que prosperen los procesos que se instruirán por las flagrantes violaciones a los derechos humanos y las acusaciones de genocidio que pesan sobre su persona.
El revés de Ríos Montt es para todo el FRG, aunque como partido se constituya en la segunda fuerza de oposición en el Congreso, ya que el papel de caudillo y de cohesión de fuerzas que juega en esa organización partidaria es fundamental para ellos y además porque la pérdida de su inmunidad y el sometimiento a la justicia, será otra señal negativa para sus correligionarios.
Cualquiera que llegue a la presidencia en esta segunda vuelta tendrá que asumir la gran responsabilidad de corregir el rumbo de un país descarrilado, empezando por el combate a la impunidad, al crimen organizado, el narcotráfico y a la inseguridad generalizada, además de los problemas estructurales que se agravaron en este período del FRG.
Las fuerzas sociales están a la expectativa. Hay agendas propuestas de todos los sectores. Los contenidos de los Acuerdos de Paz continúan vigentes y una nueva Guatemala, incluyente, multiétnica, multicultural y plurilingüe está a la espera de lo que sucederá a partir del 28 de diciembre.
Aunque el daño está hecho, hay oportunidad de reconstruir el país. Estamos heridos, pero no de muerte. Lo que el FRG no nos ha podido arrebatar han sido nuestros sueños y anhelos de justicia social.