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XIII Cumbre Iberoamericana en Bolivia


17 de noviembre del 2003

XIII Cumbre Iberoamericana
Fox y Aznar se niegan a aplaudir el discurso de los indígenas bolivianos en la Cumbre Iberoamericana

Juan Manuel Venegas
La Jornada


Con la voz de las organizaciones indígenas, que aquí celebraron su Encuentro Social Alternativo, paralelo a los trabajos de la 13 Cumbre Iberoamericana, el boliviano Carlos Eduardo Medina advirtió al cónclave de 22 jefes de Estado y de gobierno: "somos cientos de millones; no es una cifra que puedan darse el lujo de ignorar. Ustedes tienen un único camino y es representar el pueblo. Nosotros, los indígenas de América Latina, ya aprendimos que la muerte no es tanto como el olvido y la miseria a la que nos condenan en nuestra propia tierra".

Medina leyó además los 13 puntos que resumen los trabajos que durante tres días han realizado en Santa Cruz representantes indígenas de Bolivia, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Surinam, Guyana, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, Panamá y Belice, entre los que destacan su rechazo al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), ''habida cuenta de que se trata de un sistema perverso que, entre otras muchas calamidades, nos inundará aún más de productos extranjeros que acabarán de fundir la poca producción que tenemos", pues no es más que la aplicación de un modelo neoliberal "que ha profundizado la pobreza en América Latina".

La participación del indígena boliviano en la jornada inaugural de la Cumbre Iberoamericana fue cabildeada por el mandatario boliviano Carlos Diego Mesa, presionado -según la prensa local- por las manifestaciones que en este país tuvieron lugar entre septiembre y octubre pasados, que llevaron a la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.

Fue notoria la molestia que provocó en el presidente de México, Vicente Fox Quesada -quien viene a esta cumbre con la "firme intención" de seguir promoviendo la firma del ALCA en el 2005- y en el jefe del Gobierno de España, José María Aznar, reconocido aliado de la política internacional de la Casa Blanca, la presencia del activista.

Más destacó la incomodidad de ambos mandatarios cuando evitaron sumarse a los aplausos que el mensaje del indígena boliviano se ganó entre algunos asistentes y la mayoría de los otros jefes de Estado y de gobierno. Sea por elemental cortesía en una cumbre convocada para tratar el tema de la "inclusión social", pero aplaudieron a Medina el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan; el rey Juan Carlos de España; el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; el de Bolivia, Carlos Mesa; el de Argentina, Néstor Kirchner... en fin, menos Fox y Aznar.

El jefe del Ejecutivo mexicano evitó inclusive mirar hacia el orador, atento más a las palmas de su homólogo guatemalteco, Alfonso Portillo, sentado a su lado. Aznar, por su parte, se hundió en el asiento con la mirada clavada en el indígena que rompió con el protocolo de las "declaraciones tibias sin mayores compromisos con los pueblos de la región", que se le atribuyó aquí a los gobernantes iberoamericanos.

Y tan lo rompió, que los mensajes que siguieron, de Annan y Mesa, no hicieron más que confirmar que el modelo económico ha sido un fracaso en América Latina.

Mesa advirtió a sus colegas que lo ocurrido en Bolivia en los meses pasados puede pasar en otras naciones, "en diferentes dimensiones, pero tienen problemas similares" de pobreza. Por ello, les pidió entender: "nuestras democracias, en algún sentido, han estado en los pasados 10 años bajo sitio, y lo que ha ocurrido en territorio boliviano no es un tema aislado; ojalá seamos capaces de entender que debemos ser flexibles, que los dogmas son a veces peligrosos, que corremos riesgos si creemos que solamente hay una razón. ˇPodríamos estrellarnos frente a la realidad que nos dice que hay otras razones!".

Annan, en tanto, alertó sobre la situación de pobreza que se agrava en América Latina: ''los esfuerzos de los países latinoamericanos por alcanzar el objetivo primordial y más importante del milenio, consistente en erradicar la pobreza extrema y el hambre, se han visto frustrados en toda la región por un círculo vicioso de decepcionante crecimiento económico y persistente desigualdad, pues mientras 10 por ciento de los hogares disfruta de 50 por ciento de los ingresos nacionales, los pobres han aumentado en cifras absolutas y como porcentaje de población: el año pasado llegaron a 43 por ciento. Tamañas desigualdades relativizan el crecimiento económico y privan a los pobres de la parte que les corresponde en el crecimiento, cuando lo hay".

Deslizó su crítica hacia los gobernantes de América Latina, acusando que ante ''los pocos resultados obtenidos'' están provocando que sus pueblos den la espalda al mercado mundial e inclusive a la democracia pluralista, lo que puede provocar aún más problemas en las naciones del área.

Para fijar posiciones al respecto, el secretario general de la ONU recurrió a una cita del escritor mexicano Carlos Fuentes, quien "escribió hace más de 10 años que los estados democráticos en América Latina están desafiados a hacer algo que hasta ahora sólo se esperaba de las revoluciones: alcanzar el desarrollo económico junto con la democracia y la justicia social, y esto sigue siendo cierto hoy".

Con ese apunte, Annan apremió a los gobiernos: "el gasto ha de encauzarse más decididamente en beneficio de los pobres. Es preciso poner fin a la corrupción y al abuso del poder".

Poco antes, en una conferencia de prensa, el secretario general de Naciones Unidas advirtió: "los logros democráticos en esta región son impresionantes, pero todavía vulnerables. La democracia en los países latinoamericanos debe ser fortalecida, por lo que se requiere que los gobiernos hagan esfuerzos para que la participación política sea más efectiva e incluya a los pueblos indígenas" que suman a millones de seres humanos.

Llamó así a entender que son necesarias acciones concretas, reales, para reducir la pobreza y la desigualdad, ''asignando más gasto público para beneficio de los pobres y centrando aún mayores esfuerzos en el combate a la pobreza extrema''.

Demandas indígenas en la Cumbre

De las exigencias y conclusiones del Encuentro Social Alternativo de Santa Cruz -que sigue la lógica del Foro Social Mundial de Porto Alegre-, destacó en el primer punto el absoluto rechazo de los pueblos del continente a la firma del ALCA. "Señores presidentes -exclamó Medina-, ˇescuchen a los pueblos de América y suspendan las negociaciones del ALCA! Nosotros sabemos que ese acuerdo tiende a permitir la libre explotación de los recursos naturales que son nuestros por medio de las trasnacionales, y sabemos que ese tratado será la ruina económica, cultural y ecológica de la región".

Los pueblos, puntualizó, nos opondremos a su concreción "y no queremos ni vamos a formar parte de eso" que se acordó en la Cumbre de las América celebrada en Quebec, en abril de 2001.

De igual forma, manifestaron su repudio a las reglas del comercio internacional, que se están convirtiendo en una amenaza para la salud y el medio ambiente -al promover la modificación genética de los alimentos-, además de que están llevando a la ruina a las comunidades campesinas indígenas de los países de América Latina.

Por ello, se manifestaron en contra de los "fundamentalismos neoliberales" que amenazan la soberanía alimentaria de los pueblos, sus territorios y sus riquezas naturales.

En el caso concreto de Bolivia, el Encuentro Social Alternativo -en el que participaron organizaciones indígenas de los nueve países que integran la Coordinadora Indígena de la Cuenca Amazónica, el Consejo Indígena de Centroamérica y la Confederación de los Pueblos Indígenas de Bolivia- acordó dirigir un mensaje concreto al nuevo mandatario de este país, así como al resto de los 22 jefes de Estado y de gobierno del cónclave iberoamericano: "esta tierra es nuestra, no de las trasnacionales. Y la vamos a defender. En Bolivia, como en el resto de América Latina, deberían entender: somos cientos de millones y no pueden darse el lujo perverso de ignorarnos".

De frente, el indígena boliviano puntualizó: "sabemos que insistir en la dignidad nos puede llevar -como aquí ocurrió hace algunas semanas- a lugares de mucho dolor, pero también sabemos que es mejor ese dolor que la vergüenza de ser indignos..."