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Latinoamérica

VENEZUELA DESDE ADENTRO, VENEZUELA DESDE ABAJO (II)

LOS CÍRCULOS DE BOLÍVAR O CUANDO LLUEVE PUEBLO

 

Fany Miguens Lado

José Manuel lópez Alcacaraz

Cádiz Rebelde

Mucho es lo que hemos ido aprendiendo, como reporteros de cadizrebelde.com, tanto del proceso revolucionario bolivariano como del oficio.
Tras las primeras impresiones empezamos a tirar del hilo de los contactos que llevábamos. En los meses previos al viaje y gracias a familiares, pudimos contactar con Gustavo Brito, Gustavito para los amigos, universitario del pueblo (bicho raro por esos lares) que a base de becas, esfuerzos mil e indudable astucia, anda en Londres, a la vez que haciendo un master, impulsando y dándole forma al círculo bolivariano londinense.
Fue este chico, esa clase de personas que hacen las cosas de dos en dos o de más en más, sin perder la compostura ni la eficacia, el que en un viaje rápido a París para seguir en la idea de impulsar los círculos bolivarianos, esta vez parisinos, además, ni corto ni perezoso, informó nada menos que al Coordinador Nacional de los Círculos Bolivarianos de Venezuela, Dr. Rodrigo Osvaldo Chaves (en París por una reunión institucional) de nuestra futura presencia en su país y de nuestras intenciones periodísticas. Le dio nuestro e-mail.
Nos resultó increíble que a los pocos días el Dr Rodrigo, repetimos que es Coordinador Nacional de los círculos, nos mandase un correo: ".......al llegar me llaman tlf:.....y tlf:....tenemos una oficina en el Palacio Blanco de Miraflores.......piso tal............la oportunidad de compartir con quienes a la distancia física, pero cercanía de pensamiento y solidaridad nos apoyan, en tan compleja lucha, tengan la seguridad que el placer es nuestro, saludos revolucionarios. Rodrigo."
Joder (pensamos), o tiene un secretario muy eficaz o realmente se atreve a dedicarle tiempo a dos reporteros de una revista virtual de rebeldes gaditanos (a buen seguro desconocida para él) con ganas de informarse y de informar. Dudas periodísticas nos asaltaban.

Con todo esto, tras veinticuatro horas mal contadas de estancia en Caracas y sólo cubiertos por la delicada manta de unas primeras impresiones, es que nos encontramos en una cabina llamando al Coordinador Nacional de los Círculos Bolivarianos. Pues sí, coge él mismo el teléfono, pues sí, nos reconoce por los e-mails de los rebeldes gaditanos, pues sí, nos cita para la tarde siguiente en la inauguración de la primera "Casa Bolivariana de la parroquia de Petare, municipio de Sucre".

Decíamos al principio que hemos aprendido oficio y no cabe duda que así es. Cuando una persona con un nivel de responsabilidad política tan elevado, con un nivel de trabajo (lo pudimos comprobar in situ) parejo a esa responsabilidad y por tanto abrumador, inmerso en un proceso, como poco complejo, como poco amenazado desde fuera (pudimos comprobar que también desde adentro) tiene la delicadeza y la valentía de citarnos públicamente y de dar por buenas nuestras "credenciales rebeldes" o asume la claridad y la transparencia del proceso revolucionario y arriesgado por el que camina, o asume que de eso se trata, que la información debe surgir, sin complejos, de la fuente primaria que la provoca. O está loco.

Evidentemente a estos niveles la locura brilla por su ausencia, evidentemente a estos niveles, cualquier periodista que tire del manual de la buena prensa, podrá corroborar que la claridad, la transparencia y la fuente, conforman casi lo más importante de la ética periodística.


Inauguración de la Casa Bolivariana de Petare. Casa de mucha gente. La fortaleza.


 
Chávez ha declarado en diversas oportunidades que los círculos bolivarianos surgen como una propuesta organizativa hacia el pueblo, hacia la comunidad, hacia los barrios, en un momento en el que se buscaban modelos alternativos para convertir la organización popular en una avalancha desde abajo hacia arriba. Provienen de poner en práctica ideas que no son completamente originales y de diversas experiencias y reflexiones sobre los errores cometidos por otros, pero que están en la línea del no enquistamiento en espacios de poder alejándose de las bases. La estrategia de la que parten los círculos se fundamenta en que la participación y la construcción política tiene que venir realmente desde abajo y que éstos son, ni más, ni menos, que una manifestación real del poder constituyente. Decimos real, porque en este proceso hemos podido percibir una propuesta tangible para subvertir las democracias mínimas institucionalizadas en el llamado primer mundo, en las que el teórico poder que reside en el pueblo (según la letra mortecina de sus Constituciones) resulta en la práctica secuestrado por las poliarquías parlamentarias en las que cambian los representantes pero permanecen las élites. Los modos de organización que se están promoviendo en Venezuela, tanto desde los círculos bolivarianos como de otras estructuras de participación, caminan por la vía de una democracia sustantiva en cuanto a que se configuran como un proceso de construcción colectiva de lo social. Un complejo proceso de definición colectiva de las necesidades y los medios.

Y cuando de verdad entra el pueblo en las constituciones, cuando se les facilita el camino y el protagonismo, nace la empatía, la comunicación fluida que existe entre el líder de este proceso y las clases populares que lo sustentan. El pueblo lo entiende, lo nota y se dispone a cruzar todos los puentes, a saltar todas las distancias, incluso las que construyen aquellos que desde dentro del proceso (por puro oportunismo) no están dispuestos a creer en el cambio y lo dificultan.

Por otro lado, y precisamente por eso, por el miedo a un pueblo organizado que sabe de su fuerza, la otra imagen que nos encontramos es la satanización de los círculos bolivarianos que, según la oposición venezolana y con ella la mayoría de la prensa europea –falsimedia-, son grupos "paramilitares terroristas que revientan pacíficas manifestaciones y disparan contra los indefensos".

Con estas ideas previas, mucho calor y alguna lluvia, llegamos a "La fortaleza", espacio cedido por Funda Común para ser casa de la gente, casa de iniciativas. Rodrigo Oswaldo Chaves nos reconoce y atiende enseguida. Aclaró dudas.

Pregunta: Rodrigo, cuál es la situación actual de los círculos bolivarianos? ¿Cómo surgen y cómo han evolucionado?

Respuesta: Los círculos nacen inicialmente, se promueven ante los graves problemas que tenían los partidos políticos. Se promueve una organización alternativa social que no tenía bien dibujado su rostro, sus características, cómo lo iba a hacer, cómo se iba a organizar, para qué inclusive nos estábamos organizando. En el primer momento es una organización que se dedica básicamente a dos cosas: a la movilización y a ser gestoras de problemas comunitarios y a canalizar la solución. Sin embargo, después viene el golpe y viene todo lo que es un replanteamiento del poder popular. ¿Es acaso eso lo que se quería, una organización que sirviese como un buró para resolver los problemas puntuales a las personas como representantes de la comunidad? No, no era. Requeríamos construir un movimiento o requerimos construir un movimiento que realmente sea comunitario, que nazca de las bases, que construya un liderazgo con credibilidad y legitimidad desde la propia comunidad y que la manera de imponerse ese líder no sea porque se destina desde arriba sino porque ese líder es nombrado por la propia comunidad, porque es reconocido por su trabajo social.


P: Y ¿cuál es el sentido de esta Casa Bolivariana del Poder Popular? ¿Qué representa?

R: Es convertirse en espacio de encuentro a nivel de las comunidades con el objetivo de generar acciones específicas en la construcción del proceso bolivariano. Supone, por tanto, tomar decisiones en cuanto a cómo asumimos desde la organización social ese proceso revolucionario: cómo abordamos la salud, la educación, el diagnóstico comunal... Se trata de favorecer que se constituyan equipos de trabajo alrededor de la casa, pero de trabajo promotor, de trabajo como catalizador, como multiplicador. En qué? ¿Qué es lo que debemos hacer dentro de la casa? ¿Qué podemos hacer con el nivel de conocimiento que a veces tenemos? La propuesta es definir una serie de áreas que sean desarrolladas desde nuestras casas y en las que tiene una importancia fundamental que la propia comunidad realice una labor de diagnóstico social. El planteamiento es consolidar el conocimiento exacto de lo que pasa en nuestra comunidad para que desde ahí se puedan hacer aportaciones, por ejemplo, en planificación y desarrollo... Si, por ejemplo, queremos desarrollar una política para atender a las niñas embarazadas será imprescindible saber dónde están, por qué están embarazadas, viven con su papá o mamá, trabajan, no trabajan, cuál es el interés que ellas tienen, qué quieren hacer... Es fundamental construir ese proceso de diagnóstico comunal, que nosotros comencemos a reconocernos y que como comunidad sepamos cuál es la realidad que tenemos, cuáles son nuestras fortalezas, nuestras oportunidades, cuáles son nuestras debilidades y amenazas.

P: ¿Cómo se piensa poner en práctica todo esto?

R: Existe toda una propuesta desde el punto de vista metodológico para que construyamos aquí algo que hemos llamado sala de inteligencia y de diagnóstico social, donde hagamos un mapa de toda la comunidad, calle por calle, y comencemos un censo comunitario. Hay una propuesta de censo para que empecemos a investigar: quiénes trabajan, quiénes no trabajan, quiénes son los desempleados, qué capacidades tiene el desempleado, qué quisiera aprender, en qué quisiera trabajar,... y cómo nosotros empezamos a construir ese proceso pero con la realidad de la comunidad. No que vengamos nosotros desde Miraflores o desde un ministerio, a decir: bueno, tenemos una vacante para un curso de tal cosa, sino que sea la propia comunidad la que defina cuál es el curso que quisiera ante su realidad. Pero eso requiere que se haga ese diagnóstico dentro de la comunidad.

P: Proponéis un trabajo que no es fácil de realizar porque sitúa el papel protagónico en una clase que nunca lo ha tenido. Las organizaciones populares que se potencian desde los poderes públicos en las democracias formales están, en su mayoría, vacías de contenido político y social, y vinculadas o bien a instituciones religiosas o a organizaciones vecinales más bien de tipo lúdico-festivo, salvo excepciones. ¿Necesita esto aprendizaje? ¿Cómo lo ves?

R: Por supuesto, todo este proceso tiene que ir acompañado de formar al miembro de la comunidad para ejercer ese protagonismo en temas como: economía social, control de la especulación, como se controla la evasión fiscal, pero siempre desde el papel de la comunidad. Consideramos imprescindible la formación y la capacitación para la participación en la cogestión y en la autogestión de recursos. Las comunidades tienen que ser capaces de manejar, desde el punto de vista financiero y administrativo, recursos a los que antes del artículo 184 de la Constitución no podían acceder. Pero eso requiere formación, eso requiere trabajo.
Tenemos áreas como la de ideología, de formación política que consideramos fundamentales y, en ese sentido, la casa bolivariana tiene una propuesta de curricula de estudios para la formación política e ideológica de nuestra gente. Pero también la formación histórica, histórica de Venezuela, histórica de Latinoamérica, histórica dentro del contexto de la economía, de qué es la globalización, qué es el neoliberalismo, qué es el Plan Colombia, qué es el Plan Puebla Panamá, qué es el ALCA. Porque muchas veces escuchamos al Presidente hablar en contra de estos planes imperialistas, muchas veces escuchamos a quienes nos adversan decir que es una locura oponerse... Pero, sin formación adecuada, nuestro pueblo difícilmente podrá entender en términos reales cómo nos afectan a nosotros como ciudadanos esas políticas internacionales y por qué razón hoy Venezuela defiende su derecho de autodeterminación como pueblo. Defiende que se respete su posición ante las políticas internacionales y desarrolle en libertad su proceso.

P: Te hemos escuchado hablar antes de los Consejos Comunales de Cultura, como un ejemplo claro de cogestión y autogestión de los recursos ¿podrías aclararnos esto?

R: Para empezar os diré que la idea es retomar la cultura de la calle. Consideramos importante que desde esta forma de organización se reivindique el papel del cultor popular llámese poeta, escritor, artesano, escultor, payaso, zanquero, titiritero,... lo que sea. Se convierte en objeto de reivindicación y de lucha el reconstruir la cultura popular, la cultura de nuestra comunidad, que siempre existió y que, poco a poco, la han venido desapareciendo, le han venido quitando los espacios. Ahí aparece la propuesta de iniciar una constituyente cultural, promoviendo un proceso de construcción que se plasme en los consejos comunales de cultura y cuyo objetivo radique en crear estructuras alternativas, realmente comunitarias. Porque todavía hoy el CONAC –Consejo Nacional de Cultura- distribuye todos los recursos de cultura a organizaciones no gubernamentales, que son de oposición en su totalidad. Todavía hoy se mantienen rigideces administrativas que hacen que estos recursos sólo se destinen a quienes están registrados en el propio CONAC y que aparentemente tienen "capacidad de gestión garantizada". De ahí la importancia trascendental de que en las comunidades se promuevan estos consejos comunales que, previa capacitación, garantizarían la constituyente cultural. Así no se darían situaciones tan paradójicas como el caso de Zapata, que todos los días escribe en el periódico contra el Presidente y sepan que ese señor recibe más de ochocientos millones de bolívares a través de tres organizaciones que están inscritas en el CONAC. Como comprenderéis esta situación tenemos que subvertirla, tenemos que darle la vuelta. La única forma es que creemos esa organización de los cultores populares, que creemos los consejos comunales de cultura, para que después creemos el parroquial, para que después creemos el municipal, y después tengamos un lugar real donde los recursos presupuestariamente puedan ser desconcentrados y descentralizados.
Tenéis que tener en cuenta que estamos hablando de cambiar el paradigma, caminando hacia otro en el que la comunidad pasa a ser el actor fundamental.


P: ¿Tienes algo más que añadir a todo esto que te parezca importante resaltar sobre lo que hemos venido hablando?

R: Sí, como no. Insistir en la idea de que es un proceso, un proceso de construcción y participación popular. Que ninguna institución puede venir a señalar el camino de la casa bolivariana. Que se entienda que esto es un proceso bien complejo, bien difícil, pero que está centrado en la evolución y en los aciertos del proceso revolucionario bolivariano en la comunidad.
Y, para terminar, recordar que, si bien es cierto que es un espacio promovido desde los círculos, tampoco tenemos problema por que se incorporen otros grupos, movimientos de estudiantes, movimientos de mujeres, movimientos ambientalistas, movimientos de personas adultas, movimientos de personas con discapacidad... Bienvenida la unidad. Porque si hay algo que se está promoviendo y en lo que el Presidente insiste día a día es en la creación del frente amplio, la creación de lo que él provisionalmente ha denominado Frente por la Democracia Participativa Trece de Abril. Entonces es fundamental que ese proceso de construcción de un movimiento unitario a nivel nacional no se cree desde las cúpulas, se cree desde las comunidades. Y la única forma es que nosotros, creemos espacios como las casas bolivarianas del poder popular, un espacio para la unidad, un espacio para el encuentro, un espacio para la discusión de ideas y de proyectos de futuro.

 
Después de charlar largo y tendido con nosotros, Rodrigo se perdió en la casa rodeado de gente que le requería, que le tiraba de la camisa para contarle, para pedirle asesoramiento o simplemente para mostrarle que están ahí, con el proceso, que siempre han estado, como si de esa identificación mutua surgiese nueva fuerza.

Antes de irse nos citó para ofrecernos material impreso sobre los círculos. La última imagen que retenemos de él, en un austero despacho en Miraflores, repite la esencia de ese proceso multiplicador. Frente a líderes comunales llegados de distintos puntos del país y que habían esperado horas para verle desgrana, con más vehemencia si cabe, las bases de la democracia participativa.
Esta gente tiene muy claro que si no llueve pueblo no hay proceso revolucionario que resista.