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Latinoamérica

4 de octubre del 2003

Brasil: La disputa de los transgénicos

Sérgio Görgen
Servicio Informativo "Alai-amlatina"
Porto Alegre.- Lo que está en disputa con los transgénicos en la sociedad brasileña es mucho más que la liberación de una semilla de soja. La sociedad brasileña tendrá que decidir en los próximos años quien va a controlar la producción de alimentos en el país: si una agricultura nacional basada en plantaciones agrícolas de pequeño y mediano tamaño o en grandes unidades productivas y grandes latifundios bajo control tecnológico, industrial y comercial de pocas grandes empresas transnacionales. La liberación de transgénicos patentados por estas multinacionales se inclina hacia el segundo modelo.

En el caso de que este modelo se imponga, aumentará la miseria en el campo y el éxodo rural; aumentará la concentración del capital, tierra y renta; la dependencia tecnológica del país será aún mayor; aumentará el desempleo y el caos urbano; habrá una mayor monopolización del mercado de alimentos. Todos los males del modelo neoliberal que tanto ha desangrado al pueblo brasileño se profundizarán aún más, como ya sucedió con la agricultura de Argentina en los últimos cinco años.

Fue justamente contra esto que la izquierda luchó y dio lo mejor de su militancia en los últimos años. El Partido de los Trabajadores (PT), que se transformó en el gran desaguadero de los sueños de la izquierda, no puede, en el gobierno, bajo los primeros soplos de la presión de las transnacionales de los transgénicos , ceder en cuestiones estratégicas.

Y vean la ironía de la contradicción. El gobierno, apretado por el hecho consumado que se creó para imponer los transgénicos sin ningún control en territorio brasileño, cede. El gobierno podría, por lo menos, apretar a las industrias de alimentos y obligarlas a que señalen tal particular en las etiquetas, y no lo hace. Comportándose así el gobierno del PT contribuyó a una derrota política de la propia base petista -movimientos sociales del campo, ambientalistas, consumidores, agricultores orgánicos y agroecológicos- mientras deja correr suelto al gran capital que interviene en todas las fases de la cadena agrícola y alimentaria.

El mundo está entrando en una nueva frontera de la ciencia, con la posibilidad de transferir en el laboratorio material genético entre especies diferentes. Brasil también está decidiendo a través de cual puerta va a entrar en esta nueva fase de desarrollo científico y tecnológico, llena de posibilidades pero cargada de riesgos. Y con tecnologías de riesgo manipulando seres vivos, lo que se precisa es un control público fuerte, reglas rígidas de bioseguridad y aplicación estricta del principio de precaución. No se trata de negar a la ciencia y sus posibilidades, sino de discutir y controlar democráticamente sus aplicaciones, especialmente cuando sus productos van a parar en la mesa de millones de personas.

Brasil puede estar entrando en esta nueva frontera de la ciencia por la peor puerta: la puerta del contrabano de semillas y herbicidas, del hecho consumado, del descontrol público, de la afrenta a decisiones judiciales, de la sumisión a los intereses de las transnacionales, de la negación de los derechos del consumidor, del descuido con la salud pública, del irrespeto al medio ambiente, de la falta de investigaciones sobre bioseguridad y de la negativa de la empresa Monsanto a someter su producto a una evaluación independiente.

Por eso que la Medida Provisoria del Gobierno Federal es desastrosa. Pero no es el fin.

Europa también liberó los transgénicos a inicios de la década de los 90, pero los agricultores orgánicos y los consumidores los derrotaron a lo largo de 10 años de luchas y hoy están prácticamente proscritos de las mesas de los europeos.

Un empuje de ciudadanía va a evitar que se instalen en Brasil este modelo tecnológico y este alimento sin calidad. No hay nada más moderno que la calidad de vida -que comienza por la mesa- y el respeto a la naturaleza, pues es de ella que vienen todas nuestras energías vitales.

Fr. Sérgio Görgen es padre franciscano y diputado estatal (PT) en Río Grande do Sul