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Latinoamérica

El gas no es nuestro, debemos recuperarlo

Angélica Siles Parrado

EL DIARIO


Según el Art. 25 de la Constitución Política del Estado, "Dentro de los 50 Kms. de las fronteras, los extranjeros no pueden adquirir ni poseer, por ningún título, suelo ni subsuelo, directa o indirectamente, individualmente o en sociedad, bajo pena de perder en beneficio del Estado, la propiedad adquirida...". El Art. 139 prohíbe terminantemente la enajenación de los yacimientos hidrocarburíferos del Estado boliviano. La Ley Nº 1689 de Hidrocarburos, violatoria a la Constitución, en su anexo 1 contiene un proyecto de Gasoducto a la República de Chile.
El lapidario Decreto Supremo 24806 de 4 de agosto de 1997, aprobado por el anterior Gobierno de Sánchez de Lozada, dos días antes de dejar el mando, mantenido en secreto, cuenta como anexo el Modelo de Contrato de Riesgo Compartido, cuya cláusula 3º estipula: "Se faculta al TITULAR para realizar actividades de exploración, explotación y comercialización de hidrocarburos en el Area de Contrato bajo los términos y condiciones de este Contrato, mediante el cual el TITULAR adquiere el derecho de propiedad de la producción que obtenga en boca de pozo y de la disposición de la misma conforme a las previsiones de la Ley de Hidrocarburos". Fueron firmados 84 contratos entre YPFB y las transnacionales, con los que se apropiaron de las reservas probadas y probables (52 trillones de pies cúbicos de gas y 929 millones de barriles de petróleo condensado), cuyo valor alcanza a 150 mil millones de dólares. (nuestra deuda alcanza a 4.300 millones de dólares).
A nivel socioeconómico, significa que nuevamente fuimos objeto de malos administradores del Estado, pues el gas boliviano en "boca de pozo" es de las transnacionales. El Gobierno se empeña en exportar el gas de propiedad de Pacific LNG, la que se beneficiaría con todas las ganancias que genere este negocio. El Estado boliviano recibirá el 18 por ciento del precio de gas en boca de pozo, y los ingresos por concepto de transporte, licuefacción y venta final, incluyendo todos los derivados a ser obtenidos del gas boliviano, serán de las empresas transnacionales.
Cuando el gas era boliviano, durante los primeros 20 años que lo estuvo exportando YPFB a la Argentina, el TGN recibió más de 3.000 millones de dólares. A 20 años de exportación de gas al Brasil, los ingresos totales se calcula que son más de 7.000 millones de dólares, de los cuales solamente nos corresponde el 18 por ciento. (1.260 millones de dólares anuales).
Con el negocio de exportación de gas a California, los ingresos del 11 por ciento por regalías, más el 6 por ciento para el TGN, alcanzarían solamente a 894 millones en 20 años, es decir 44,7 millones anuales, si se toma en cuenta que el precio del gas en boca de pozo podría bajar hasta 0,20 centavos de dólar el millar de pies cúbicos (mientras más de 500 millones de dólares anuales recaudan las transnacionales en el mercado interno de Bolivia, vendiéndonos nuestros propios derivados de hidrocarburos).
El gas significa energía, un recurso económico y estratégico que debe ser controlado por el Estado, por lo tanto es urgente RECUPERAR la propiedad de este recurso que ahora está en poder de las transnacionales mediante decreto, contratos inconstitucionales y lesivos a la economía (México, Venezuela, Brasil y Perú mantienen la propiedad sobre este recurso, negociando en condiciones de igualdad su venta).
La crisis energética chilena ya estalló en enero de 2000 y su proveedor, que es Argentina, tiende a venderle menos por el agotamiento de sus reservas. Los constantes apagones causan cuantiosas pérdidas a las empresas mineras del norte chileno: Michilla, Escondida y Collahuasi. Chile necesita el gas boliviano para sus plantas termoeléctricas (para futuro desarrollo eléctrico, minero e industrial). Con una planta de licuefacción en Chile quieren satisfacer su demanda de energético que tiende al crecimiento y Argentina no puede garantizarle abastecimiento.
El negocio para Bolivia depende de recuperar la propiedad del gas, que tiene un valor, según precios internacionales actuales, de 150 mil millones de dólares, que se obtendrá cuando sea vendido a Brasil, Argentina y Chile y paralelamente venderles energía eléctrica y bienes industriales derivados del gas, como fertilizantes, explosivos, plásticos, diesel y agua dulce para riego. Estos Estados necesitarán gas natural boliviano en cantidades mayores a las que se pretende exportar a México y Estados Unidos.
En el Chaco desértico se instalaría complejos petroquímicos en boca de pozo, donde se crearía ciudades, se tranformaría el gas en líquido, diesel que hoy se importa; significaría un ahorro de 60 millones de dólares para el Estado. También tendríamos gasolina corriente (hoy se la importa de Chile), así como gasolina de aviación, lo que generaría empleos permanentes.
En el occidente hay zonas donde no se produce ni papa por los bajos niveles climáticos, que llegan a 3o bajo 0, sobreviviendo sus habitantes con la producción de camélidos. Por ello el paso del gas generaría energía para el desarrollo y potenciamiento económico del altiplano; se evitaría la migración; paralelamente se cultivaría pastos para el desarrollo de la ganadería camélida que proporciona carne con mayor proteína, sin colesterol, más barata, así como lana para la industria textilera, cueros que son de calidad para la industria de ropa, calzados y marroquinería, cuyos productos son altamente cotizados en el mercado internacional. ¡El gas debe volver a ser boliviano, por la RAZON o la FUERZA!