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Latinoamérica

16 de enero del 2003

En respuesta a Adolfo Ribas sobre Venezuela
Venezuela sí, Venezuela no, no sabemos, no comprendemos...

Magdalena Barahona

Quienes hemos seguido la experiencia de la revolución bolivariana de Venezuela desde antes del golpe de estado de Abril, intuíamos por lo que dejaba entrever el discurso de Chávez que no se trataba de un populismo ramplón y oportunista. No nos despitaba demasiado su verbo particular y conideramos estratégico no detenerse en la crítica a la estética o de forma para así recoger el fondo de sus argumentaciones. Afín de cuentas, procedíamos de otra estética cultural -eso que dicen llamar del \"pensamiento ilustrado (laico) de izquierdas\" en Occidente y desconocíamos el componente socio-cultural del universo sociológico e histórico del que procedía Chávez y la sociedad venezolana en su conjunto. Sin embargo, como marxistas, se nos despertó la curiosidad porque sus mensajes al mundo dejaban señales bien claras de que había conciencia sobre qué papel iba a tener Venezuela en el proyecto que él mismo encabezaba.
Nos implicamos más y buscamos respuestas a nuestra curiosidad rastrean! do en las medidas que su gobierno estaba tomando día a día, las cuales dejaban entrever que había un marcha un proyecto social y de conciencia nacional, aunque por entonces no de ruptura con el orden económico vigente. Esto nos impresionó. Se estaba enfrentando este gobierno al estado de sitio que el imperialismo y la oligarquía habian decretado como designio natural para los pueblos de A. Latina: postergarla a ser pasto de la rapiña de las multinacionales y de las élites oligarcas de siempre. Así fue nuestra primera lectura y esto nos motivó a continuar expectantes cómo iba a concretarse en el futuro inmediato esta inusitada gesta, pues intuíamos que lo que hiciera y consiguiera Chávez era un foco de atención para otros pueblos, dentro y fuera de A. Latina. Intuíamos que se estaba parando el discurso al neoliberalimo y era eso ¡ya! un revés para el imperialismo (o la globalización capitalista). Y no nos equivocamos.
Desde el golpe de estado de Abril, ya nos hemos implicado más, todos los días, en muchos frentes cotidianos que este pueblo y gobierno tiene abiertos, no sólo informativos, sino socio- políticos-económicos, etc. Hemos aprendido que esto no es una revolución marxista al estilo que hemos teorizado y practicado en la medida de nuestras experiencias en cada país. Hemos escuchado a su líder Chávez asumiendo su propia maduración al unísono de los demás, de los que él mismo aprende, como tan inteligentemente reconoce y, a mí me parece, que sí ha logrado.
Sin embargo ¡qué paradoja para la izquierda! hemos tenido que descubrir el espíritu de Marx en Bolívar, como igualmente estaba en Martí y como estarán en otros espíritus libres que igualmente desconocemos...El gobierno plural de Chavez iba tomando decisiones que entronizan con el espíritu de una revolución social popular, nacional y, para más señas, con no pocas dosis anticapitalistas ¡qué importa ahora si se hace en nombre de Marx o de Bolívar, el caso es que está poniendo en marcha un proyecto antioligarca y autogestionario como estrategia para dar cuerpo a esta revolución! Lo intuyeron más pronto que tarde la oligarquía económica, la casta corrupta de sindicalistas pactistas y neofascistas, la iglesia ultrareaccionaria, los partidos de derecha, la desorientada clase media, el capital extranjero, el Pentágono, la CIA, Bush...y los pobres y clases medias consecuentes con una idea de justicia y solidaridad para gobernar el mundo.
Hasta aquí podemos estar de acuerdo toda la izquierda consecuente de que esto es lo que representa el proyecto de Chávez. Ya mucho más publicitado porque desde aquel Abril fatídico y paradigmático, el interés por Venezuela cala en la izquierda.
Yo ahora, al día de hoy, y tras casi mes y medio de intento de implantar un estado de sitio subversivo con el orden constitucional vigente, me sigo dando cuenta que la marcha de los acontecimientos para resolver la crisis actual, que mucha gente de izquierdas cree errada o tibia para contrarrestar la gravedad de la situación, no puede ser explicada sino porque esta revolución es una gesta que se va autodeterminando así misma en ese conflicto. Nadie tenía en su agenda un proyecto claro, tan claro como lo podamos tener muchas otras personas que sí sabemos qué tipo de revolución hay que hacer para salir del capitalismo.
Yo rogaría a Adolfo Ribas y a otros que se manifiestan tan rotundos en aseverar los riesgos del gobierno para salir de esta crisis, que tengan más conocimiento qué gesta humana y compleja es eso que decimos revolución bolivariana. De momento, quienes sí tienen una agenda -del terror y espanto- muy bien elaborada en la oposición, han sido derrotados, simplemente porque no han conseguido paralizar el país ni subvertir las bases de apoyo social fundamental de chavismo.
¿Por qué sino Whashington está con más guante blanco que en Abril y busca conformar un frente de países que frenen el efecto de Chávez sobre Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina...y para ello vuelve a sacar del armario de los horrores a personajes tan siniestros como González y Solana? Creo que Chávez y los bolivarianos están ya han ganado la partida al neoliberalismo, y nosotros la izquierda no nos enteramos.