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Latinoamérica

31 de diciembre del 2002

La producción de drogas se acelera a pesar del Plan Colombia

Alfredo Castro
ANNCOL
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

"Necesitamos ir más allá que fumigar campesinos y encarcelar a adictos, los eslabones más débiles en la cadena del tráfico de drogas. Tenemos que dedicar más recursos a la detención de los traficantes que mantienen las redes internacionales, a los corruptos funcionarios gubernamentales que no imponen las leyes, y a los banqueros que lavan el dinero. Demasiados se están saliendo con la suya," dice el analista especializado en Colombia, Adam Isacson.
A pesar de repetidos alegatos en los últimos años de que el aumento de la ayuda militar a Colombia resultaría en una reducción de la producción de drogas en esa nación latinoamericana, las nuevas cifras muestran un alarmante incremento en la producción de narcóticos de Colombia, aumentando las dudas sobre las afirmaciones de la Casa Blanca de que su política antidrogas está produciendo resultados.
Según algunos observadores las promesas de reducciones son hechas al Congreso en un esfuerzo por obtener fondos para los proyectos del Pentágono en Colombia que en muchos casos no tienen nada que ver con el control de la droga.
La información resultante de testimonios dados ante el Comité de la Cámara de Representantes sobre la Reforma del Gobierno en Washington el 12 de diciembre, muestra que aunque casi un millón de acres (405.000 hectáreas) de suelo colombiano han sido fumigados en los últimos 5 años, la producción de cocaína en Colombia ha triplicado en el mismo período.
El testimonio del Secretario Adjunto Interino de Narcóticos y Seguridad, Paul E. Simons, mostró igualmente que el cultivo de la adormidera en Colombia ha aumentado en más de un 60% en los últimos años, y calculó que la heroína colombiana podría representar ahora un tercio de toda la heroína consumida en Estados Unidos. Esto, a pesar de que el jefe del Buró de Control de Narcóticos del Departamento de Estado, Rand Beers, declaró ante un comité del Senado en septiembre de 1999 que sus programas "eliminarían la mayor parte de la cosecha de la adormidera colombiana en tres años."
Sin embargo, en lugar de pedir una reconsideración de la política anti-narcóticos de EE.UU., Simons, siguió la línea de anteriores funcionarios del gobierno, asegurando al Comité que el camino para invertir esa tendencia ascendente era que el Congreso aprobara otra solicitud de ayuda para Colombia del Pentágono – esta vez por 731 millones de dólares para el año fiscal 2003.
En un testimonio separado ante el Comité, Adam Isacson, miembro de alto nivel del Centro de Política Internacional, señaló la futilidad de los actuales programas contra los narcóticos de EE.UU. en Colombia.
"En gran parte de Colombia rural, simplemente no existe una manera de ganarse la vida legalmente. Faltan por completo la seguridad, las carreteras, el crédito, y el acceso a los mercados. Lo que más ven muchos colombianos rurales de su gobierno es la ocasional patrulla militar o un avión de fumigación. Cuando intervienen los aviones de fumigación, arrebatan a los campesinos su medio ilegal de ganarse la vida, pero no lo reemplazan con una alternativa. De esa manera a los campesinos no les quedan más que algunas posibilidades negativas. Pueden mudarse a las ciudades y tratar de encontrar trabajo, aunque la cifra oficial de desempleo llega ya a un 20%. Pueden comenzar cultivos legales por su propia cuenta y riesgo: pagando más por los insumos que lo que pueden obtener del precio de venta. Pueden irse a lo más profundo del campo y volver a plantar cultivos de drogas. O pueden unirse a las guerrillas o a los paramilitares, que por lo menos los alimentarán."
Continuó diciendo, "Necesitamos ir más allá que fumigar campesinos y encarcelar a los adictos, los eslabones más débiles en la cadena del tráfico de drogas. Tenemos que dedicar más recursos a la detención de los traficantes que mantienen redes internacionales, a los corruptos funcionarios gubernamentales que no imponen las leyes, y a los banqueros que lavan el dinero. Demasiados se están saliendo con la suya,"
Isacson continuó señalando que un estudio de Rand Corporation de 1994 mostró que cada dólar gastado en tratamiento era tan efectivo como 23 dólares gastados en la erradicación de cultivos para reducir el consumo de cocaína.
Más información obtenida del testimonio incluye el hecho de que en los meses por venir el Departamento de Estado de EE.UU. aumentará a 24 su flota de aviones basados permanentemente en Colombia y que los pilotos para algunos de estos están siendo entrenados actualmente en un sitio secreta en Nuevo México.
El representante Bob Barr (Republicano-Georgia) también afirmó durante las audiencias que por lo menos 22 helicópteros de EE.UU. se han estrellado o han sido derribados por los rebeldes en Colombia en los últimos años, aunque el Pentágono y la Embajada de EE.UU. en Bogotá se han negado a confirmar o a desmentir esta información.
Otra imputación de que tres aviones del Departamento de Estado en Colombia fueron alcanzados por fuego rebelde durante el mismo día el mes pasado, fue confirmada como verídica.