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Latinoamérica

Con el nuevo año Lula asume la presidencia de Brasil

Un día de fiesta para todos Las miradas de todos los pueblos de América latina se concentrarán mañana en Brasilia, sede de los actos de asunción del jefe del PT. Se abre así una esperanza concreta para superar la crisis del modelo neoliberal por caminos alternativos a los ofrecidos por los profetas del "pensamiento único".
Brasilia se viste de fiesta para recibir a las multitudes que asistirán al cambio de presidente. Por primera vez en una ceremonia de asunción, cientos de miles de personas cantarán y bailarán en las calles.

Página 12

"Vendrán centenares de millares. Tendremos la mayor concentración que Brasilia haya visto. Será una fiesta popular." El flamante jefe de gabinete de Brasil, José Dirceu, adelantó lo que sin duda será una imagen conmovedora: la capital diseñada hace 42 años por los arquitectos y urbanistas Oscar Niemeyer y Lucio Costa, hoy Patrimonio Cultural de la Humanidad, se convertirá en el escenario donde casi medio millón de personas saludarán a Luiz Inácio Lula da Silva, el líder de izquierda más importante del continente, cuando mañana asuma la presidencia del país más grande de América latina, convertido en el mandatario más votado de la región. La fiesta preparada está al nivel de las expectativas que el nuevo gobierno despierta en su país y en toda América latina.
"Siempre escuché del presidente Lula que el pueblo es invitado para el sacrificio, pero a la hora de la fiesta es olvidado. Ahora será diferente." El organizador de la ceremonia de asunción de Luiz Inácio da Silva como presidente de Brasil, su ya legendario asesor Duda Mendonça, preparó lo siguiente: 200.000 personas de todas partes del país recibirán a Lula en la Explanada de los Ministerios luego de ver, en pantallas gigantes, la ceremonia oficial de asunción del mando que tendrá lugar en el Congreso con la presencia de 12 jefes de Estado; Lula recorrerá luego Brasilia con el "Lulamóvil", y antes y después habrá conciertos masivos, entre ellos los de Chico Buarque y Gilberto Gil, flamante ministro de Cultura. Mientras tanto, militantes del Movimiento de los Sin Tierra (MST) intercambiarán alimentos en sus campamentos en Brasilia y en todo el país. "Es simbólico. Compartiremos la comida porque el programa social principal de Lula es acabar con el hambre en el país. Para nosotros, es una manera de asumir el poder con él", dijo el coordinador nacional del MST, Joao Paulo Rodrigues.
Entre los presidentes presentes en la ceremonia estarán Eduardo Duhalde, el boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada, el chileno Ricardo Lagos, el peruano Alejandro Toledo, el uruguayo Jorge Batlle, el presidente electo de Ecuador y el de Portugal, Jorge Sampaio. Por España estará el príncipe heredero Felipe de Borbón. Respecto de los mandatarios afectados seriamente por las crisis políticas en sus países, uno asistirá y el otro no: el venezolano Hugo Chávez estará en Brasilia, pero el paraguayo Luis González Macchi, a quien el Congreso paraguayo le está iniciando un juicio político, envió a su canciller José Antonio Moreno Ruffinelli. Aún no se sabe si estará presente el presidente cubano Fidel Castro. Por su parte, George Bush envió un mensaje claro: su enviado para la jornada será Robert Zoellick, representante de Comercio Exterior de Estados Unidos y máximo negociador del ALCA.
Por primera vez en una ceremonia semejante, el nuevo presidente tendrá un baño de multitudes. Después del juramento de la Constitución ante el pleno del Parlamento, donde pronunciará su primer discurso como mandatario, Lula se paseará en el Rolls Royce presidencial en medio de la multitud, aglomerada en la explanada de los ministerios. A las 16.15, Lula recibirá la banda presidencial de manos de Fernando Henrique Cardoso, quien, inmediatamente, según pide la Constitución, tendrá que abandonar Brasilia, donde no podrá seguir viviendo ni un día más.
A las 20.30, el nuevo presidente, junto con su nuevo gobierno, dará una fiesta sencilla para las delegaciones extranjeras presentes y para los invitados especiales. Sin etiqueta: es decir, sin necesidad de traje oscuro ni corbatas. Lula ya ha anunciado que llevará a los nuevos ministros de su gobierno a una curiosa excursión: se trata de visitar los lugares del hambre de Brasil para que, dijo ayer, "antes de legislar hayan cruzado su mirada con los que aún no tienen qué comer en este país".