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Internacional

27 de marzo del 2003

Gotas que deberían colmar vasos

Carlos J. Gil Bellosta
Rebelión

Hay quienes discuten en qué grado se puede considerar que la "gran democracia americana" está perdida para la causa de la paz. No hay duda de que se trata de una "democracia", aunque intencinadamente entrecomillada: acciones tan graves como la de declarar guerras injustas, inecesarias e ilegales concitan en EE.UU. el apoyo más o menos incondicional de mayorías "plebiscitarias"; así, encuestas recientes muestran cómo dos de cada tres estadounidenses se declaran partidarios de la invasión de Iraq. Podría discutirse si es la mula la que tira del carro o el carro de la mula, es cierto, mas no por ello resultan menos categóricas dichas proporciones..
Uno de los prerrequisitos para el buen funcionamiento de una democracia es el de que la ciudadanía asuma de una manera activa y coherente las responsabilidades que emanan de su derecho a participar de las decisiones públicas. La principalísima es, tal vez, la de aprender, conocer, instruirse, dotarse, en definitiva,de instrumentos para emitir juicios bien fundados. De otro modo, un sistema plebiscitario se convierte en la traslación al ámbito político de lo que es en el económico un monopolio liberalizado y no regulado: un mecanismo con el que las oligarquías exoneran periodicamente de poder político a masas dúctiles y aborregadas..
Progresivamente, los paladines de la guerra en EE.UU., desde su cómoda posición en el corazón del sistema político -aunque los gastos militares constituyan un porcentaje "pequeño" del PIB, representan alrededor del 30% del presupuesto federal- y económico -aparte de la industria estrictamente militar, muchas grandes empresas reciben subsidios para proyectos de uso "dual" usados para ganar influencia dentro de ellas-, han logrado infiltrarse en los medios que crean información, cultura y opinión. Aquellos, en definitiva, sin cuyo funcionamiento efectivo, las democracias devienen tiranías renovadas con aquiescencias cuatrienales..
Desde el otro lado del Atlántico, tan opacante, podría pensarse, extrapolando injustificadamente, que las universidades son todavía reductos para la esperanza. Los indicios que allego parecen corroborar una visión más desencantada. Son indicios, bien es cierto, anécdotas en algunos casos; pero indicios que serían impensables en medios que fuesen tan refractarios a la anticultura de la guerra como el de las universidades de otras latitudes..
En mi universidad, Washinton University, en San Luis, Misuri, -privada y elitista, mas no por ello singular dentro de un sistema corporativizado y clasista-, vinculado a la escuela de ingeniería, contamos con un departamento de "ciencia militar" cuyos alumnos, los cadetes más bien, los martes, vienen a las clases en uniforme, con la cara pintada de verde, desfilan por el campo de deportes, trepan por los árboles para descolgarse después por una soga y estudian asignaturas como "operaciones militares avanzadas" o "liderazgo en las fuerzas aéreas". A pesar de que la universidad, explícitamente, prohiba cualquier tipo de discriminación basado en raza, ideología, etc., dicho quiste continúa haciendo flagrantes excepciones que, además, no pueden ser contestadas so pena de que el gobierno federal deje de aportar ciertos fondos condicionales..
Si en tiempos de paz -vigilada- hemos tenido que cargar con esa y otras cruces, no sería del todo justo negar que en ellos circulaban invitaciones a la tolerancia, la multiculturalidad y el antibelicismo, incluso. Sería también injusto negar la existencia de cierto número de personas comprometidas con tales causas, tal vez acogidas al ámbito universitario para guarecerse de algunos vientos de fronda que, extramuros, soplan más pelados. Pero en la cercanía de la guerra se ha podido constatar la feblez de las santas intenciones y la irrelevancia -en número, en poder, en representatividad- de los nadadores a contracorriente..
Ahora, mientras permanece vigente el estado de alerta naranja y nos sobrevuelan con estruendosa frecuencia los cazas F15, para entrar a la biblioteca hay que pasar bajo una pintada en la que se lee, en inglés, por supuesto, algo que, traducido, quedaría como: "Apoya nuestra nación, apoya nuestros ideales, apoya la guerra preventiva". Alguien sustituyó el último "apoya" por un "rechaza", pero la modificación fue efímera y el autor original recuperó a brochazos la intención primera. El tablón que una organización periférica quiso instalar en el lugar más emblemático del campus para denunciar el costo en vidas humanas, refugiados, etc. que podría provocar la guerra acabó a los dos días en el contenedor de los muebles desvencijados de la mano de los diligentísimos servicios de recogida de artilugios feos, inútiles o, simplemente, molestos..
Y, como los anteriores, ciento. Pero el más grave de los sucesos desencadenados por esta preguerra tan evidenciadora de los móviles verdaderos de unos y otros, el más humillante, el más desvirtuador de los principios que una universidad, en cualquier sitio, debería apoyar, es el de la distribución por parte del servicio de policía de la universidad -que, como enclave aristocrático en un medio suburbano, se dota de sus propios servicios de vigilancia, encaminados, entre otros fines, a defender a los propios de los circundantes- de un correo electrónico en el que se nos urge a los profesores, estudiantes, empleados, etc. a erigirnos en instrumento de vigilancia y denuncia de actividades sospechosas, en apéndice de los servicios represivos. Bastará con reproducirlo:


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Asunto: Estado de Alerta Seria .
Fecha: 18 de Marzo del 2003
Para: Decanos y Directores de Departamentos
De: Don Strom, Jefe de Policía .
El 17 de Marzo, el Departamento de Seguridad Interna de los EE.UU. elevó el nivel de alerta a "naranja" o "alerta seria". Este nivel de alerta indica que existe un alto riesgo de ataques terroristas y responde al anuncio del Presidente acerca de la inminencia de la guerra en Irak. Es importante tener en cuenta que no hemos sido informados por los servicios de inteligencia de que se sospeche de ningún tipo de ataque terrorista contra la ciudad de San Luis o el campus de Washington University en particular. El propósito de la alerta naranja no es el de crear miedo o pánico, sino el de invitar a los miembros de la comunidad a prestar atención a circunstancias o comportamientos inusuales o sospechosos y a informar de ellos a la Policía cuanto antes..
En particular, el Departamento de Policía recomienda lo siguiente:.
El personal de la universidad debería prestar atención a:.
* Gente que parece no estar realizando actividades lícitas en edificios y otras áreas..
* Gente que vigila o fotografía edificios, accesos u otras zonas..
* Gente que entra en zonas privadas, restringidas o de riesgo sin la debida autorización..
* Gente cuyas prendas de vestir no estén en concordancia con las condiciones meteorológicas y que merodeen zonas de alta concentración de personas (por ejemplo, un abrigo grueso en un día de calor)..
* Paquetes abandonados u otros objetos en lugares inhabituales o zonas de elevado tráfico..
* Gente que trata de acceder a áreas de servicios, salas de máquinas o laboratorios sin autorización..
* Gente que solicita información sin que parezca necesitarla para nada..
* Vehículos de reparto inesperados o inhabituales..
* Sustancias que gotean o caen de vehículos..
* Paquetes o recipientes inusuales o sospechosos, especialmente aquellos que se encuentren en ubicaciones extrañas o de riesgo, como tomas de aire para sistemas de aire acondicionado o espacios cerrados..
También se recomienda implementar las siguientes medidas de seguridad:.
* Cerrar las puertas de las oficinas y laboratorios al salir, incluso cuando es por breves momentos..
* No dejar nunca abiertas las puertas exteriores de los edificios; cerrar las que se encuentren abiertas..
* No permitir que nadie acceda a los edificios sin contar con el debido medio de acceso en las horas en que estos permanecen cerrados..
* Vigilar las llaves. No dejarlas sin vigilancia o dárselas a personas no autorizadas. Avisar de la pérdida de llaves o tarjetas de acceso al encargado del edificio o director del departamento cuanto antes..
* Vigilar y controlar todo tipo de material, información, producto químico, etc. delicado o peligroso..
* Vigilar y controlar los envíos de material delicado o peligroso..
* Prestar atención a la presencia de personas inhabituales en oficinas, laboratorios, etc..
* Denunciar la manipulación sospechosa de los mecanismos de seguridad (puertas, cerraduras, etc.)..
* Denunciar todo tipo de actividad sospechosa en el Hilltop Campus a la Policía en el teléfono 935-5555 y en el Campus de Medicina a los Servicios de Protección en el 362-4357..
Puede encontrarse información adicional en la página de internet http://www.police.wustl.edu.


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La docilidad con que la comunidad académica responde a tal tipo de intromisiones es indicativo claro del grado en que está haciendo apostasía de sus funciones más esenciales. Y cuando así ocurre en lo que debiera ser el bastión del pensamiento libre, la factoría de ciudadanos independientes, bien se puede concluir que ni a corto, medio o largo plazo, vaya a poderse contar con EE.UU. para avanzar en la senda de la paz..