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Internacional

21 de febrero del 2003

Por qué los estadounidenses no pueden viajar a Cuba

Nelson P. Valdés
Rebelión
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

La edición dominical del San Francisco Chronicle (16 de febrero de 2003) señaló que los "feds [agentes federales] de EE.UU. tratan severamente a los estadounidenses que visitan Cuba". El autor citó a un funcionario gubernamental de EE.UU. que indicó que el Departamento del Tesoro de EE.UU. no permite a los ciudadanos de EE.UU. que viajen a Cuba porque trata de privar al gobierno cubano del ingreso generado por tales visitas.

PERO, el gobierno de EE.UU. permite a los cubano-estadounidenses que viajen a la isla, por lo menos cada 12 meses. De manera que los dólares de los cubano- estadounidenses pueden ser gastados en Cuba, pero los dólares de los ciudadanos de EE.UU. no nacidos en Cuba no pueden. ¿Por qué existe una política semejante? Porque el gobierno de EE.UU. asume que cuando los cubano-estadounidenses viajan a la isla, no apoyan al régimen cubano. Pero el gobierno de EE.UU. supone que el estadounidense promedio considerará que la isla y su gobierno son aceptables y tal vez hasta encantadores.

Suponiendo que tenemos 700.000 cubanos en EE.UU. y suponiendo que la mitad de ellos -350.000, enviaran la mitad de lo legalmente permitido durante un año, entonces la isla recibiría la modesta suma de 210 millones de dólares. PERO, cálculos conservadores nos dicen que los cubano-estadounidenses envían a sus parientes unos 800 millones de dólares por año. Tarde o temprano ese dinero ingresa a la economía cubana.

POR OTRA PARTE, los cubano-estadounidenses no constituyen una excepción cuando se trata de remitir fondos a la isla. A TODO ciudadano de Estados Unidos se le permite enviar 100 dólares por mes a Cuba. Sí, todos en Estados Unidos, sin consideración de su edad, sexo, género, posición política, color o identidad, pueden enviar 1.200 dólares por año.

Supongamos que se persuadiera a los estadounidenses de que enviaran 100 dólares mensualmente a los cubanos al otro lado del estrecho de Florida. E imaginemos que 100 millones de estadounidenses lo hicieran. Es legal. Correspondería a 1,2 billones de dólares por año. Si ocurriera, los cubanos podrían dar un vuelco y ofrecer a 100 millones de estadounidenses una estadía "con todos los gastos pagados" en la isla. En otras palabras, los estadounidenses podrían viajar a Cuba sin gastar dinero alguno, residir en los mejores hoteles, gratuitamente, todo pagado por la misma familia cubana que recibió las remesas mensuales de EE.UU.

Hay que pensar en ESO. Se puede enviar 1.200 dólares a un cubano en la isla, pero no se puede gastar 1.200 dólares para vivir en un hotel y alimentarse.

Tal vez los estadounidenses podrían viajar a Cuba con todos los gastos pagos, residir en el mejor de los hoteles sin tener que pagar. Todo lo que hay que hacer es comenzar con esas remesas.

¿A qué se debe la contradicción?

Es simple. El gobierno de EE.UU., en última instancia, no se opone a que la gente envíe hasta 1.200 dólares a la isla, ¡lo que no quiere es que los estadounidenses VEAN el lugar!

¿Por qué no?

La respuesta es obvia. Una vez que los estadounidenses visiten el país, les quedará en claro que no existen razones para tener una política de aislamiento de la isla. Cuba es un país con recursos muy pobres que ha confrontado problemas tan difíciles como la atención sanitaria universal, y que tiene un sistema educacional que verdaderamente educa. ¡Imagínense qué amenaza tan seria constituiría!

19 de febrero de 2003