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Internacional

30 de diciembre de 2003
Resumen del 2003
Tiempo de agresiones y militarismo expansionista

Lisandro Otero
Rebelión

El año que termina ha sido un tiempo de agresiones y militarismo, expansionismo neofascista de la administración Bush, neocolonialismo galopante y brutales exacciones de las corporaciones transnacionales.
En Irak la situación recuerda cada día más a Vietnam donde Estados Unidos comenzó su intervención con un pequeño grupo de asesores y apoyándose en las fuerzas mercenarias de Vietnam del Sur y terminaron destinando un inmenso ejército, muy costoso de desplegar y mantener, una inmensa flota aérea de B-52, la escuadra del Pacífico y aún así fueron derrotados y se replegaron con cincuenta mil muertos en los sacos de lona.
La administración Bush llegó al colmo del desparpajo Después de haber volteado la espalda a Naciones Unidas, y desairado a su Consejo de Seguridad, decidiendo intervenir unilateralmente en Irak, --con el único apoyo del apóstata, Blair y el franquista, Aznar--, se volvió a esas propias Naciones Unidas para pedirle apoyo militar en la forma de una fuerza multinacional de ocupación que le ayude a reprimir la dinámica insurrección nacional que están enfrentando.
Halliburton se apropió de su petróleo, ahora le piden a otros países que envíen carne de cañón para que derramen su sangre con el fin de retener el control que favorece a las corporaciones transnacionales petroleras y pasan la alcancía de la ayuda militar a ver quién ofrece su cuota de cadáveres en beneficio de la Kellog, Brown & Root.
Bush pidió al Congreso 87 mil millones de dólares adicionales para la represión en Irak, la cual es una cifra muy superior a la que Estados Unidos gasta en su sistema educacional. Si se tiene en cuenta que la guerra de conquista en Irak le costó al pueblo norteamericano 79 mil millones de dólares, el precio de la posguerra está siendo muy superior al del conflicto mismo. Actualmente el Pentágono tiene estacionados 180 mil soldados entre Irak y las bases de apoyo en Kuwait. Si con esa fuerza hercúlea ha sido incapaz de frenar la insurrección nacional de los patriotas iraquíes no es probable que con las tropas que puedan prestarle otras naciones pueda sofocar la rebeldía nacionalista.
Finalizando el año la captura de Sadam Hussein fue proclamada con júbilo por los ocupantes estimando, erróneamente, que la resistencia patriótica iraquí es la obra de un solo hombre. La reacción indignada del pueblo iraquí está motivada por la violación brutal de su soberanía y no por la lealtad de los iraquíes a un tirano que demostró no tener la estatura necesaria en un instante crítico de la historia.
Israel continuó su espantosa matanza de palestinos de manera indiscriminada, incluidos mujeres y niños, y estos prosiguieron con sus atentados suicidas a objetivos israelitas. Desde que Naciones Unidas recomendó en 1947 que Palestina fuese dividida en dos Estados, uno árabe y otro judío, esa zona del Cercano Oriente ha permanecido en permanente conflicto. Hay nuevas generaciones de judíos que han madurado después de la guerra del Yom Kippur y estarían deseosas de tener un dirigente más liberal que Sharon.
El Likud es el partido del nacionalismo derechista, del populismo reaccionario. Su triunfo sobre el Laborismo significó el retorno a la agresividad belicista y el Cercano Oriente se vio arrastrado de nuevo a los fuegos de la guerra. Israel asumió el rostro feo del militarismo. Sharon estima que para mantener la seguridad de Israel es necesario alentar la guerra.
Sharon, brutal criminal de guerra, ha sido el inductor de las masacres de Sabra y Shatila, campamentos de refugiados palestinos donde fueron asesinados millares de mujeres y niños inermes. También fue el autor intelectual de la invasión del Líbano en 1982 y es el impulsor de los asentamientos israelíes: la fundación de comunidades judías en los territorios árabes conquistados mediante el expolio de la guerra.
Por otra parte el terrorismo causa víctimas ajenas al conflicto. Los crímenes de Sharon no deben ser pagados por judíos inocentes que mueren en los mercados, en las plazas públicas, con las bombas de Hamas y Jihad. La aniquilación de Israel tampoco es una meta justa. Se trata de una nación que también tiene derecho a existir. Lo que se impone es la convivencia y el diálogo; la distribución equitativa de aquel espacio vital. La barbarie implantada por las tropas israelíes en Palestina ha desgarrado la conciencia mundial.
América Latina se distinguió en el año que termina por el afianzamiento de los movimientos de Kirchner en Argentina y Lula en Brasil, por la insurgencia emancipadora de las masas bolivianas, por el abrumador apoyo internacional recibido por Cuba y por el arraigo popular creciente de la revolución bolivariana de Hugo Chávez en Venezuela.
Durante el período de gobierno de Menem la deuda exterior de Argentina aumentó 11,258 millones de dólares para alcanzar 85,890 millones. Esa deuda exterior equivalía al 30.1 por ciento del Producto Interno Bruto. La deuda total de Argentina ascendía, entonces, a más de cien mil millones de dólares lo cual igualaba seis años de exportaciones. Las privatizaciones permitieron achicar la deuda en 16 mil millones de dólares, cifra muy pequeña en comparación con el patrimonio comprometido.
La irritación del pueblo motivó los motines y saqueos a supermercados en Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza con el grito de "¡queremos comer!" Por primera vez los niños registraban los botes de basura para poder paliar el hambre. Los argentinos se debatían entre el estrés, la depresión y el pánico. El que otrora fuese uno de los países más ricos del mundo, exportador de carne y trigo, se veía, entonces, desvalido, mísero y arruinado, en espera de la misericordia del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial, conducido a esta infortunada situación por haber seguido las recetas del neoliberalismo aplicadas por el bribón Carlos Menem.
En las tres primeras décadas de este siglo la moneda argentina era considerada la tercera más fuerte después de la libra y el dólar. En ese mismo período la Argentina pasó a ser el segundo exportador mundial de trigo: el área sembrada creció de 200 mil hectáreas, en 1872, a doce millones y medio al comienzo de la Primera Guerra Mundial. La red ferroviaria se multiplicó por cuatro y el crecimiento, en el período 1880-1914, propició que el número de industrias pasara de veinte mil a 950 mil y el número de obreros ascendió de 174 mil a 420 mil.
En los años veinte el país disponía del mismo número de teléfonos per cápita que Estados Unidos. De 1870 a 1914 la población aumentó en un 400%. Los salarios e ingresos eran superiores a los de Suiza, Alemania, Francia, España e Italia. Toda esa inmensa riqueza fue engullida por la ineptitud, la corrupción y el autoritarismo de sus gobernantes.
Las masas eligieron a Néstor Kirchner, quien tiene los pantalones y la energía política suficientes para frenar la labor de zapa de la quinta columna que la camarilla petrolera de la Casa Blanca tiene injertada en el intento de renovación nacional. En Argentina permanece un lastre, remanente de los Onganía, los Videla, los Galtieri, los Menem, los desvergonzados desfalcadores, los forajidos, los esbirros operadores de la gran burguesía, quienes causaron el derrumbe colosal de la otrora espléndida nación y ahora tratan de impedir que Kirchner salga adelante. Kirchner recibió fríamente a Roger Noriega, procónsul enviado por Bush, mientras dos mil quinientos militares, acusados de crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar, aguardan su destino. En Argentina se avanza por el camino de la dignidad nacional y la soberanía pese a los rufianes que han hundido al país austral en su actual bancarrota económica.
En Bolivia las masas arrojaron del poder a Gonzalo Sánchez de Losada, títere proyanqui quien ni siquiera hablaba correctamente el español, y animadas por el aliento revolucionario de Evo Morales opusieron una enérgica movilización de masas a los intentos esquilmadores del gobierno y lo obligaron a abandonar el país con un alto costo de sangre. Se demostró así que el pueblo organizado puede constituir un frente de combate poderoso que derrote a los ejércitos de opereta de las satrapías latinoamericanas.
Con Lula llegó al poder el primer presidente de extracción legítimamente obrera de Latinoamérica, un hombre de abajo, un hijo de la calle, un desheredado de la fortuna, un sencillo tornero metalúrgico.
El Brasil que heredó no es un oasis. Con un 12.4% de inflación, una moneda nacional devaluada en un 35%, el crecimiento del PIB reducido a un 1.6%, las tasas de interés situadas en un restrictivo 25%. Lula necesita elevar el mercado laboral en diez millones de nuevos empleos y aumentar las exportaciones a 15 mil millones de dólares. No son metas fáciles. Con sus 175 millones de habitantes Brasil es la décima potencia industrial del mundo y el quinto país en extensión territorial. Su deuda externa es la mayor de los países en desarrollo y se calcula en más de 200 mil millones de dólares. Tiene 32 millones de sus habitantes en condiciones de extrema pobreza y se calcula que unos ocho millones de niños viven a la intemperie.
Aunque Lula se ha definido contra los métodos del neoliberalismo y contra el Fondo Monetario Internacional, ha definido al ALCA como anexionista y apoya el movimiento antiglobalización; se opuso a la guerra que Estados Unidos realizó contra Irak por el control del petróleo del Mediano Oriente y ha definido su rechazo hacia las privatizaciones, al finalizar el primer año de su gobierno muchos empiezan a verse desalentados con la lentitud de sus reformas y su apego a normas del mercadismo y el neoliberalismo. Ya hay quienes lo comparan con la frustración que encarnó Hernique Cardoso.
El Lula belicoso de los primeros tiempos se modificó, apareciendo un candidato de traje y corbata, con el cabello cuidadosamente recortado y una sonrisa jovial en lugar del rostro agraviado de los que han padecido hambre. Su paso cauteloso aplacó los temores que había suscitado en la burguesía nacional y en la clase media profesional. Su campaña principal definida como Cero Hambre, no logró los resultados apetecidos. Su tarea no será fácil y de su obra estarán pendientes los demás habitantes de nuestro continente. Los elogios de Felipe González y Bush debilitaron sus credenciales revolucionarias.
En Venezuela continúan las maniobras de la oligarquía, con el apoyo de la CIA y los exiliados cubanos, para propinar un porrazo al gobierno de Hugo Chávez. El tan cacareado referéndum revocatorio terminó su recogida de firmas y anunciaron que habían alcanzado el apoyo necesario para realizar la consulta. El gobierno demostró el megafraude con nombres simulados, cédulas falseadas y electores inexistentes.
La Organización de Estados Americanos, que alguna vez fue bautizada como el Ministerio de Colonias de Estados Unidos, ha metido su larga nariz en este asunto. César Gaviria, quien hace tiempo que viene desarrollando un lamentable papel de centurión del imperio, está animando las huestes de la ultraderecha.
La argumentación de la oligarquía sigue cuatro líneas principales. Uno: ilegalidad. El gobierno no respeta la Constitución y las leyes. Hay abuso de poder, se exceden las facultades del Ejecutivo. Dos: Falta de libertad. La democracia está siendo asfixiada. La libertad de prensa está en peligro. Tres: destrucción de la economía. La propiedad privada está en riesgo de desaparecer. La libre empresa es el motor principal del progreso y va a ser aniquilada. Cuatro: amenaza extranjera: se manipula la amistad de Chávez y Fidel Castro y la simpatía chavista hacia la izquierda revolucionaria colombiana.
La táctica de la CIA es obvia: presión de los medios de difusión, dislocación de la economía, creación de un clima de inestabilidad con movilizaciones callejeras, alejamiento de los inversionistas. Pese a todo ello Hugo Chávez cuenta con el 70% de apoyo nacional según encuestas imparciales. La oligarquía lo ha intentado todo: golpes militares, huelgas generales, aislamiento internacional, campañas mediáticas de distorsión pero Chávez ha capeado las tempestades con destreza política. El recurso del referéndum ha sido otra derrota de los enemigos del cambio venezolano.
El gobierno de Bush no cesa de decaer en la consideración pública. No es Irak, solamente, la causa del descontento. Se trata de la situación de la economía donde el país más rico del mundo ya cuenta con doce millones de indigentes. Dentro de esa compleja urdimbre de problemas del actual gobierno se cuentan las relaciones entre La Habana y Washington.
La economía cubana marcha mejor que las predicciones agoreras que sobre ella se hacen. América Latina se mueve hacia la izquierda y Cuba se está integrando con las economías de Brasil, Venezuela y Argentina. Probablemente gobiernos de izquierda dominen próximamente en Nicaragua y El Salvador. Paraguay ha comenzado sus relaciones muy activas con Cuba.
El año que terminó en Cuba arrestó a setenta y cinco opositores que fueron condenados a penas de prisión. Se produjeron secuestros de aviones, casi simultáneamente. Tres terroristas secuestraron una embarcación con la cual pretendían llegar a Estados Unidos. El intento fue abortado por la acción policiaca pero los secuestradores fueron juzgados sumariamente y condenados a muerte. Esto dio lugar al desencadenamiento de una tempestad mediática contra la isla en la cual se confundía a terroristas con opositores. Los anticastristas en todo el mundo juzgaron que la ocasión era propicia para desatar una borrasca de relaciones públicas y pusieron en funcionamiento todos los recursos a su alcance, entre ellos un manifiesto firmado por algunos prominentes intelectuales europeos. Algunas sedes diplomáticas y oficinas turísticas cubanas fueron atacadas.
Fidel Castro actuó drásticamente para evitar una crisis mayor que pudiera haber apresurado una agresión a la isla por Estados Unidos. El jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba había estado organizando núcleos de descontentos, tratando de insuflar un nuevo vigor a la exigua oposición. Además incrementó la dotación de recursos materiales y financiamiento de los opositores. Cason es un colaborador cercano del siniestro Otto Reich, quien se distinguió en la organización de la contrarrevolución en Centroamérica, actuando de común acuerdo con el tétrico coronel Oliver North.
Todos estos eran síntomas de una ofensiva que de prosperar habría conducido a una enojosa tensión entre Washington y La Habana y quizás a una agresión armada. La crisis sirvió para definir campos y reverdecer el apoyo a Cuba. Un manifiesto generado por intelectuales mexicanos y dirigido a la conciencia del mundo, alertaba sobre la posibilidad de que Cuba fuese agredida también. Encabezado por los premios Nobel, Gabriel García Márquez, Nadine Gordimer, Adolfo Pérez Esquivel y Rigoberta Menchú, llegó a tener en pocas semanas más de 3500 firmas, de los más distinguidos intelectuales latinoamericanos, entre ellos destacadas estrellas de Hollywood como Danny Glover y Harry Belafonte, y el destacado filólogo Noam Chomsky. En 2002 Cuba compró 138 millones de dólares en productos agrícolas estadounidenses lo cual situó al país caribeño dentro de la lista de los cincuenta mejores adquirentes de las exportaciones norteamericanas.
La hostilidad de la administración Bush ha sobrepasado la de anteriores gobiernos. Se han limitado los desplazamientos, restringiendo los viajes de estudiantes e intelectuales, eliminando los intercambios educacionales, negando visados a científicos, atletas y académicos. A la vez se ha incrementado notablemente el presupuesto de las transmisiones de propaganda en radio y televisión. En el seno de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en Ginebra, la delegación diplomática de Washington realizó esfuerzos por lograr una condena contra Cuba, la cual no logró, apenas pudo obtener un débil dictamen agresivo.
La administración republicana se integra con muchos funcionarios de origen cubano que han declarado su propósito de exterminar al gobierno de la isla a cualquier precio. Fidel Castro asistió en Buenos Aires a la toma de posesión de Néstor Kirchner y recibió un espontáneo y masivo homenaje popular que demostró que los esfuerzos mediáticos en su contra han sido inútiles y que el prestigio del líder cubano se ha incrementado en la misma medida en que ha aumentado la lucha contra los estragos del neoliberalismo.
gotli2002@yahoo.com