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Internacional

30 de diciembre del 2003

El poder y la ceguera

Sami Naïr
El Periódico

Cuál es la definición de un Estado vándalo? Según las nuevas tablas de la revelación misionera fabricadas por Estados Unidos, se trata de un estado que no respeta ni la ley internacional ni las leyes de la guerra. El señor John Bolton, subsecretario estadounidense para el control de las armas y la seguridad internacional, declaró, el 2 de diciembre, que su gobierno, tras la intervención en Irak, estaba dispuesto a enfrentarse con Corea del Norte, Siria, Libia, Cuba e Irán, porque dichos países son "hostiles a los intereses de Estados Unidos" (Financial Times, 3 de diciembre). He aquí pues una precisión suplementaria: el derecho internacional forma parte de los intereses de Estados Unidos.

El señor Bolton considera que toda tentativa de conseguir la autonomía energética respecto a lo que Estados Unidos considera conforme a los tratados de no proliferación nuclear, que por otra parte ni dicho país ni Israel han firmado en su totalidad, es una provocación contra los intereses norteamericanos. Y desde hace unas semanas, el Gobierno estadounidense pone cada vez más en tela de juicio los resultados de la magnífica victoria que los ministros de asuntos exteriores europeos han obtenido en las negociaciones con Irán sobre las centrales nucleares. Victoria de la diplomacia, del derecho y de la lógica de la paz opuesta a la de la guerra. Precisamente lo contrario de lo que ha sucedido con la invasión británico-estadounidense en Irak.

PODEMOS plantearnos la siguiente cuestión: ¿qué autoridad internacional ha conferido a Estados Unidos tal poder de juicio? ¿Por qué este país se ha erigido en gendarme mundial? ¿Cuál es la causa de su ceguera respecto a la paz en el mundo? Desgraciadamente, la respuesta es simple: la conjunción de su poder y de la complicidad de algunos países europeos le autoriza a situarse por encima de la ley internacional. Tras la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos tuvo que escoger entre el multilateralismo y el unilateralismo imperialista. El presidente Bill Clinton osciló entre las dos vías, aunque en su discurso de 1994 ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas dijera claramente: "Norteamérica escoge el multilateralismo cuando corresponde a sus intereses, y el unilateralismo siempre que es necesario". El señor Bush ha escogido en cambio una única vía: la de la dominación del mundo.

Norteamérica le reprochaba a Rusia que quería conquistar el planeta. La Unión Soviética ha desaparecido, y ahora son los norteamericanos quienes aplastan al mundo con su arrogancia y su fuerza. Así pues, las democracias occidentales, bajo la dirección de Estados Unidos en la lucha contra el comunismo, han dado a luz a un monstruo. Inversamente, para Estados Unidos el peligro reside en una Europa fuerte. Las autoridades norteamericanas saben que Rusia tardará decenios en salir a flote, que China todavía no reúne las cualidades requeridas, que Japón se mantiene duraderamente sumiso y que India y Brasil tienen demasiados problemas internos como para pretender desempeñar un papel externo de importancia.

Queda Europa: es necesario someterla definitivamente. Al invadir Irak, uno de los objetivos de Bush era también tomar las riendas de los principales recursos energéticos mundiales para someter a Europa, sobre todo a Francia y Alemania. Debido a ello, la primera consecuencia de la guerra ha sido la destrucción de la solidaridad europea. Europa ha estallado entre los partidarios de la Europa norteamericana y los fieles a la Europa europea.

Esta división durará, puesto que Estados Unidos tiene así una opción sobre la ampliación de Europa al someter en vasallaje no sólo a Italia, España y Portugal, sino también a los países del Este. Ello significa que no habrá, en un futuro próximo, una Europa política.

Los partidarios de un librecambismo europeo sin líneas de ribera, sobre todo Gran Bretaña, han conseguido demoler 20 años de esfuerzos por la solidaridad europea. ¡Bella lección de realismo político! En la actualidad, los debates sobre la Constitución europea reflejan esta alteración estratégica: se pretende constitucionalizar la adhesión a Estados Unidos a través de la sumisión oficial de la defensa europea a la OTAN.

La ONU también ha sido destruida por Estados Unidos inmediatamente después de la intervención en Irak. Ya nadie cree en el derecho internacional; y ahora los partidarios de Washington ponen claramente en cuestión el sistema elaborado después de la segunda guerra mundial. Lo cierto es que Richard Perle, exconsejero del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, gritó de alegría el día de la intervención norteamericana en Irak escribiendo un artículo titulado: La muerte de la ONU.

Pero es Condoleezza Rice, conocida en las oficinas diplomáticas internacionales por su limitada inteligencia, quien resume brutalmente este nuevo punto de vista. En una conferencia pronunciada en Londres el 26 de junio de 2003 declaró que el mundo multipolar es una invención "diabólica". Es necesario, insiste, mantenerse bajo la dirección de Estados Unidos para estar verdaderamente en el bando de la libertad. Poco importa que nadie tenga derecho de inspección sobre el arsenal nuclear norteamericano, que no sea posible controlar los locos vaivenes del dólar, que no obstante ponen en juego la seguridad económica del planeta, ni siquiera imponer a Washington una actitud civilizada en el respeto de los Acuerdos de Kioto sobre el medio ambiente.

Así pues, no es de extrañar que los Estados Unidos de Bush focalicen en lo sucesivo todos los odios. Desgraciadamente, los estúpidos criminales del 11 de septiembre habrán prestado un gran servicio a la Norteamérica imperialista: los viles atentados contra los civiles del World Trade Center han permitido a Bush y a su banda sembrar la muerte en Afganistán, en Irak y mañana en otras partes en nombre de la lucha antiterrorista.

Esta lucha contra el terrorismo mundial se ha convertido en un medio para la estrategia de dominación planetaria de Estados Unidos. Y ahí adonde van, ocupan el terreno, lo privatizan todo y se apoderan de las riquezas nacionales, como en Irak.

ESTA ESTRATEGIA tiene un nombre: colonialismo. Procede de dos maneras: neocolonialismo en el seno de la OMC (Organización Mundial del Comercio), para privatizar los sectores públicos de la economía mundial a fin de entregarlos a las multinacionales norteamericanas; y designación de ciertos estados, calificados de vándalos, amenazándolos directamente con ataques preventivos.

Irak no tenía nada que ver con el terrorismo, y todavía menos con Bin Laden. Pero Irak tiene petróleo. En la actualidad, gracias a Estados Unidos, este país se ha convertido en punto de encuentro de los enemigos mundiales de Norteamérica y será, sin duda alguna, el laboratorio sangriento de su derrota final. A su manera, Estados Unidos, cegado por su poder, se ha convertido en un Estado vándalo. Esperemos que, en las próximas elecciones, el pueblo estadounidense libere al mundo de este peligro.

Sami Naïr es Eurodiputado francés de la Izquierda Unitaria Europea.

Traducción de Xavier Nerín.