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Argentina: La lucha continúa

En la noche de cierta izquierda todos los gatos son pardos


Rubén Dri

La pueblada del 19-20 de diciembre de 2001 conmovió profundamente los cimientos de nuestra sociedad. Las movilizaciones populares, las asambleas, las reuniones de debate, las organizaciones populares incipientes pero que, originadas en dicha pueblada, existen, están vivas; los organismos de derechos humanos que se han sentido revitalizados, han creado nuevas condiciones sociales que hicieron posible que determinados reclamos populares comenzasen a efectivizarse.

El gobierno nacional surgido de las últimas elecciones tomó en cuenta muchos de esos reclamos y comenzó a ponerlos en práctica. Definitivamente no es lo mismo el gobierno de Kirchner que el de Menem o De la Rua . No es el gobierno popular, surgido directamente de las asambleas populares o, en una palabra, del movimiento popular, porque éste, si bien está vivo, en movimiento, sin embargo se encuentra todavía fraccionado , en parte disperso en una multitud que debe transformarse en pueblo, pero en gran parte está respondiendo a profundas aspiraciones populares.

En las próximas elecciones en la Ciudad autónoma de Buenos Aires Aníbal Ibarra y Mauricio Macri no son lo mismo por la sencilla razón de que el primero se encuentra en el espacio expresado por el gobierno de Kirchner, abierto por las luchas populares, y el segundo, en cambio, en el espacio del fundamentalismo neoliberal menemista que arrasó nuestro país.

Pretender que son lo mismo, como es el caso de Luis Zamora y cierta izquierda, es transformar el espacio político en la noche en que, como se sabe, todos los gatos son pardos, o hacer como el maniqueo que separa tajantemente el ámbito de la luz que se encuentra en una lejanía inalcanzable, del de la oscuridad en la que nos encontramos sumergidos, donde todo es lo mismo, negro.

Las luchas populares que tuvieron epicentro en las jornadas del 19-20 de diciembre de 2001 hicieron posible los cambios en la escena política que se están produciendo. Ello no significa que el movimiento popular depositará toda su confianza en el gobierno. La confianza se deposita en las propias fuerzas. Los sectores populares deben confiar en ellos mismos, pero es una necedad no apoyar las medidas que lo favorecen, no aprovechar los espacios que se abren por una pretendida pureza de "alma bella" cuyo obrar es un puro anhelar.