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Argentina: La lucha continúa

26 de junio del 2003

Argentina: Las elecciones del 27 de abril configuran la apuesta mas fuerte de la burguesía para borrar definitivamente las marcas de la revuelta popular del 19 y 20 de diciembre de 2001
No estamos dispuestos a vivir de rodillas

Periodico EN LA CALLE

La consigna "que se vayan todos, que no quede ni uno solo", coreada masivamente durante los meses de la cesación de pagos, la disparada de precios y la crisis institucional había transformado a Buenos Aires y los grandes centros urbanos como Rosario, Córdoba, Santa Fe, Paraná, La Plata en territorio de asambleas permanentes. La consigna, radical y novedosa, cerraba el dialogo con las instituciones y creaba su propia realidad. Carlos Menem y el neoliberalismo tuvieron sus diez años que arrasaron la historia y las mentiras de Fernando de la Rua se quemaron como una bengala en un cielo de tormenta configurando los trazos de un sujeto critico y rebelde.

Fue quizá el 24 de marzo de 2002 la ultima gran manifestación donde más de cien mil gargantas cantaron la consigna maldita. Algo había cambiado ya. Al contrario de las movilizaciones que caracterizaron a los populares cacerolazos, esa vez se monto un escenario sobre la plaza de mayo con oradores, horario de convocatoria y de vuelta a casa. Comenzaban a (re)constituirse interlocutores, repudiados cuatro meses atrás.

Había renunciado Remes y asumía Roberto Lavagna como ministro de Economía de un Duhalde que debía responder a las exigencias de los organismos internacionales, las presiones de los grupos económicos y la protesta social en un país tierra de nadie (o de todos).

Una fenomenal devaluación licúo los déficit provinciales (Buenos Aires y Córdoba tenían los mas altos con un 70%) y permitió incluso, con un dólar de tres con cuarenta, el lujo de que Buenos Aires presentara superhabit. A caballo también de una reducción criminal de los "gastos" en educación, que dejo como consecuencia a los docentes "por debajo de la línea de la pobreza", o que busco incluso liquidarlos como en la provincia de Entre Ríos donde hasta mayo no hubo clases y el año pasado se perdió el ciclo lectivo.

Fue fundamental para asegurar su gobernabilidad el acuerdo con los gobernadores y el control territorial de la provincia de Buenos Aires con la asignación, en manos del aparato peronista, de mas de dos millones de subsidios a desocupados para "calmar los ánimos". Esta política fue acompañada de una feroz represión y de sutiles mecanismos represivos de "baja intensidad" de los que hablamos en cada aparición de EN LA CALLE, es la otra cara necesaria de la moneda de la política gubernamental de asistencia en los barrios.

Pasado el marasmo de las internas y de las listas múltiples para un mismo proyecto ha quedado al desnudo la alineación de los grupos de poder y el papel "continuador" y de profundización del nuevo gobierno.

Antes de asumir, Kirchner adelanto que el ajuste de tarifas será acompañado con un "paulatino" aumento de salarios, lo cierto que es que los analistas más optimistas prevén que una recomposición a niveles históricos de ingresos de la clase trabajadora demandara no menos de diez años. Por lo tanto el nuevo gobierno sostendrá y aumentara las asignaciones a subsidios y planes sociales, un modo de contener el descontento y construir una cultura del trabajo ocasional y la pobreza para engendrar un sujeto resignado a la miseria y la desigualdad.

Hábilmente el sistema ha puesto a destinado todos los recursos de sus medios de comunicación a construir realidades, la burguesía construyo un gobierno a la izquierda. que viene a recomponer la hegemonía cuestionada el 19 y 20D. Al fin y al cabo ya Lavagna había advertido que su plan de gobierno no sacaba los pies del plato capitalista, que ninguna medida en otro sentido se podía esperar de su gestión.

Kirchner acompaño la pantomima con símbolos. Fidel Castro, Hugo Chavez y Lula Da Silva acapararon el centro de la escena en la ceremonia de asunción. Se dio el pase a retiro de cincuenta cuadros de las fuerzas armadas incluido el apologista de la dictadura Brinzoni, pero esta maniobra busca acabar de reconstruir la relación de las fuerzas armadas con la sociedad para un futuro de manos limpias y libres para la acción. Estos gestos, al que se sumo el reinicio de las clases en la provincia de Entre Ríos y la suspensión por noventa días de los remates inmobiliarios vinieron acompañados de la eliminación de la doble indemnización por despido, por supuesto mucho menos promocionada.

Pero a pesar de las mediciones de las urnas y de la clausura de un ciclo que quiere suponer, no han dejado de circular resistencias profundas, no han cesado de construirse nuevos modos de organización para enfrentar la pobreza, la desocupación y la represión.

Señalamos que no debemos permitir que se cierre el camino abierto el 19 y 20 de diciembre. Pero aquellas jornadas de furia y dolor deben verse como lo que fueron, un estallido, diverso, complejo y plural al calor de una crisis política, social y económica sin precedentes.

La burguesía vio su potencial y destino todos sus recursos para ahogar sus posibilidades. Como "botón" baste recordar que la propia SIDE había creado su "división asambleas" con la que infiltro entre otras la interbarrial de parque centenario y que en la marcha de organizaciones piqueteras a Puente Pueyrredon el 26 de junio había pelotones de policías disfrazados de piqueteros (incluso llevaban como distintivo gorros de lana con la inscripción "MTD").

Pero fueron las elecciones el escenario donde se busco dirimir el conflicto de clase. Hay que recordar dos hechos fundamentales. El primero es que el movimiento social ascendente no tenía posibilidades de imponer un proyecto propio, fundamentalmente porque ese proyecto esta en construcción permanente sobre las ruinas del mundo viejo, con pedazos de aquel y trozos de lo nuevo que se prueba y experimenta, lleno de aciertos y errores, chocando permanentemente con sus propios limites. El segundo es que si bien lo ha buscado permanentemente, la burguesía aun no puede resolver el conflicto militarmente[1].

Toda la fuerza del movimiento piquetero, las fábricas recuperadas, las asambleas populares, no podía estar representada en estas elecciones porque sus motivos de existencia, sus razones de ser, su historia están, aunque difusos, en otros preceptos, en otro tipo de concepción política.

¿Significa esto que no hubiera representantes de estas experiencias en las distintas listas de candidatos? Todo lo contrario, un importante sector del peronismo, incluso del menemismo, ha invertido económica y políticamente en empresas recuperadas por sus propios trabajadores. Buena parte de las organizaciones piqueteras que responden a partidos de izquierda tuvieron candidatos. Muchas asambleas populares han sido cooptadas por los CGP (organismos del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).

Decimos que lo novedoso, lo genuino como experiencia de clase no se ha puesto de manifiesto en estas elecciones de las que el sistema salió fortalecido, sobre todo porque la gran mayoría de los protagonistas de estas luchas se inclinaron a votar por uno u otro candidato. Se reafirma el dominio burgués. El gobierno necesita mantener un perfil progresista que calme reclamos sociales para terminar de configurar el nuevo mapa político nacional. Hasta las elecciones legislativas y la renovación o confirmación de los gobernadores provinciales y de los intendentes municipales. Entonces, con sus instituciones recompuestas (corte suprema nueva, parlamento renovado, FFAA saneadas, iglesia lanzada de lleno a lo social) la burguesía buscara como siempre lo hace, aplastar el movimiento social que busca la construcción de una alternativa de poder con perspectivas socialistas.

Ahora habrán de venir nuevos alineamientos en el movimiento social, las elecciones imponen una lectura y un aprendizaje. Aquellos sectores que apostaron todo su capital en una partida perdida son lo que saldrán menos favorecidos. Quienes se mantuvieron en la construcción alternativa de experiencias de resistencia seguiremos buscando los modos de que el camino no se cierre.

Por eso es que únicamente confiamos en nuestras propias fuerzas, asumiendo la construcción popular, la participación activa, la democracia directa, clasista, con asiento territorial.

Será el territorio el escenario de confrontación, habrá guerra de baja intensidad, Echeverría, Lanus, el gran Santa Fe y el gran Rosario, Córdoba, Corrientes, Chaco, San Martín ya cruzan sus informes sobre los golpes del enemigo. La gendarmería no se va a ir por las buenas de nuestros barrios y estaciones y no estamos dispuestos a vivir de rodillas.




[1] Veamos el brutal desalojo del Padelai, donde interviene una estrategia opuesta a la del Puente Pueyrredon, la represión y el secuestro del material periodístico que registra los desmanes criminales de la infantería y la represión y cacería de los y las manifestantes que apoyaban a las trabajadoras de la textil recuperada Brukman en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires