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Argentina: La lucha continúa

20 de mayo del 2003

El 19 y 20 vive en la causa de las obreras de Brukman

Ruth Werner y Facundo Aguirre
LVO 119

La firme determinación obrera de volver a la fábrica, la defensa frente a la represión, y la continuada vigilia en el barrio de Balvanera, rodeada de apoyo y solidaridad, de piqueteros, asambleístas y vecinos, inquietan a los funcionarios de turno del régimen. Brukman y sus trabajadoras concentran hoy la atención de los movimientos de lucha y su victoria es un objetivo político a conquistar.

En las primeras horas de la madrugada del viernes de Semana Santa, un impresionante operativo policial desalojó a cinco obreras que hacían guardia en la fábrica Brukman. A partir de la ocupación, la asamblea obrera de Brukman y su comisión interna se transforman -pese a las debilidades por inexperiencia, por estar aprendiendo de su propia práctica, en medio de enormes presiones- en instituciones de dirección de la resistencia. Esos días estuvieron cruzados por un duro debate político entre los distintos movimientos de lucha y organizaciones que se solidarizaron con las compañeras. Existían dos criterios distintos: los compañeros del Bloque Piquetero (Polo Obrero y MTL) sostenían que la clave era obtener una negociación movilizándose a la Legislatura porteña recién el lunes 21. Planteaban como ejemplo a Sasetru que centró su defensa en la búsqueda de una ley de expropiación, que vuelva para atrás el desalojo, política que llevó a los dirigentes del Polo Obrero a evitar la resistencia contra el operativo represivo que los echó de la fábrica.

La postura que finalmente prevaleció entre las trabajadoras fue la de no abandonar el cerco a la planta y realizar una manifestación política, contundente y combativa, de distintos sectores sociales, con los organismos de derechos humanos y personalidades al frente, para transformar la lucha en un acontecimiento de magnitud que señalara la voluntad estratégica de recuperar la fábrica.

Cuatro días debieron pasar para llegar a esta última resolución. El viernes 18, las trabajadoras fueron entretenidos por el Juez en largas negociaciones y dilaciones jurídicas que no llevaron a nada, lo que impidió un primer intento de avance sobre la fábrica. En los días subsiguientes tuvieron que insistirle a algunas de las fuerzas presentes a apoyarlas decididamente ya que estas al no haber podido imponer su política optaron por retacear la presencia militante que solicitaban las obreras y que se había decidido en una reunión con todas las organizaciones presentes. Pero las obreras no perdieron el tiempo y estrecharon su alianza con las asambleas barriales que a partir del domingo 20 se sumaron decididamente a la vigilia obrera. La falta de movilización masiva de las organizaciones piqueteras, incluso de los militantes del PC, MST y PO, impidió que las obreras y asambleístas se sintieran con la fuerza y la confianza suficiente para avanzar ese mismo día sobre la fábrica.

La política paciente de juntar fuerzas, no sin dudas y vacilaciones del momento, dio sus frutos. El lunes 21 de abril cuando las compañeras de Brukman intentaron avanzar sobre las vallas policiales, no estaban solas. Un enorme y amplio abanico de organizaciones asamblearias, obreras, piqueteras, de la izquierda, personalidades del arte y la cultura, de los derechos humanos, sostuvo su paso y puso su cuerpo para defender a las obreras. Antes de que la represión arreciara, se levantaron enormes cartulinas que decían "Brukman ejemplo de trabajo digno" y sosteniéndolas activistas del movimiento antiglobalización de Francia, Alemania, Irlanda, Italia, México, Estados Unidos y España. El aplauso cubrió la multitud. El ejemplo de Brukman ya había traspasado la frontera e inspiraba una gran corriente de simpatía en múltiples países.

El hecho de que hayan sido compañeras las que tiraron las vallas y lo que generalizara la represión salvaje, remarcó ante la sociedad, que las obreras que querían recuperar su trabajo eran violentadas con saña. Si se hubiera optado por una negociación, sin señalar relaciones de fuerza claras con el estado, si el único camino posible era el de la Legislatura, se hubiese cometido el error de entablar una negociación sin tener fuerzas para imponer condiciones.

Al día siguiente nutridas columnas de manifestantes, alrededor de veinte mil compañeros repudiaban la represión policial y hacían el aguante a la instalación de la carpa de la resistencia obrera. La "Brukman de los trabajadores" empezó a convertirse en causa popular.

Brukman muestra que cuando los trabajadores son capaces de darse nuevos dirigentes, liberarse de los burócratas, confiar en su propia iniciativa e imaginación, y enfrentar al régimen patronal, pueden inspirar mediante sus métodos a los sectores populares. Las trabajadoras pusieron en el centro la democracia obrera, el debate abierto y franco, pero también, la solidaridad activa y la unidad a partir de las resoluciones votadas, el camino más efectivo para garantizar la cohesión y combatividad. La asamblea obrera debe ser tenida por todos aquellos que acompañan su lucha como la organización dirigente, ayudarla a madurar, colaborar fraternalmente para que las compañeras puedan avanzar en su experiencia y obtener sus objetivos. Hay que evitar sujetarla a presiones e imposiciones de número y de aparato. Está surgiendo una alternativa de clase y la responsabilidad de todo luchador es ponerse a su disposición.

El amplio arco de organizaciones políticas y sociales que acompañó a las obreras tiene la oportunidad de avanzar en reagrupar a los movimientos militantes este 1º de Mayo tomando con todo la convocatoria hecha desde Brukman y de definir una orientación para construir una coordinadora regional de asambleas barriales, movimientos piqueteros, listas antiburocráticas, comisiones internas combativas, organizaciones estudiantiles, una nueva organización independiente, de democracia directa, de unidad obrera y popular.

Un programa de lucha

Las obreras de Brukman vienen levantando la bandera de estatización bajo control obrero de la fábrica y de toda empresa que cierre o despida. Han sabido complementar esta política levantando un petitorio de cuatro puntos que constituye el actual programa de lucha de la fábrica. En el mismo se pide: la expropiación, sin pago, inmediata y definitiva de inmuebles, maquinaria y marcas de Brukman Confecciones, para continuar con la producción bajo gestión obrera; que el estado garantice los salarios, como mínimo los de convenio; que se otorguen subsidios no reintegrables, por $150.000 para ampliar y diversificar la producción e incorporar más trabajadores, mediante la implementación de una escuela de oficios y compre la producción en función de las necesidades de hospitales y otras instituciones, así como de la población carenciada, que requiera indumentaria. Las obreras y obreros han dejado claro que cualquier negociación debe hacerse en base a estos puntos. La defensa del petitorio, debe ser tomada por todos los movimientos de lucha.

Desde el PTS consideramos que sean cuales fueren los pasos tácticos que decidan las compañeras para regresar a la fábrica, la demanda de estatización bajo control obrero tiene que seguir siendo el norte estratégico de lucha de Brukman y contra la desocupación y por el trabajo genuino. La mayoría de las organizaciones de izquierda, el cooperativismo y los mismos representantes políticos del estado sostienen que la demanda planteada es maximalista. Pareciera ser que para algunas organizaciones de izquierda la única opción posible es aceptar resignadamente el pago de las deudas a la patronal anterior que se exigen a las cooperativas y la condena a salarios miserables.

Por el contrario sostenemos que la estatización bajo control obrero es la posición más correcta y realista, pues apunta a resolver el drama que aqueja a millones: la desocupación. El mismo gobierno "antiestatista" ha salido una y otra vez a hacerse cargo de las deudas privadas de bancos o del salvataje de las empresas privadas. En los últimos días ante la presión de los trabajadores en el conflicto de LAPA se ha visto obligado a plantear una reestatización. Pero rechaza con dureza la demanda de las obreras de Brukman que pretenden poner la estatización bajo su propio control y darle un sentido social a la producción cuando plantean poner el fruto de su trabajo al servicio de las necesidades de los hospitales y escuelas, cuestión que también demuestran los compañeros de Zanon al exigir un plan de obras públicas para toda la provincia de Neuquén. Mientras los trabajadores tienden un puente, una transición, hacia un programa de salida obrera y popular, el gobierno defiende los intereses capitalistas amenazados por estos obreros autodeterminados, que se presentan como una alternativa de clase ante un régimen social en decadencia.

30/4/03