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Argentina: La lucha continúa

Gobierno de Duhalde decepcionó a EE.UU.

¿Acaso la administración Bush respeta los derechos humanos?

www.larena.com.ar

A punto de dejar su puesto al reemplazante Lino Gutiérrez, el embajador norteamericano tuvo un mal rato en Buenos Aires. Es que Eduardo Duhalde anunció el martes que no votaría en contra de Cuba en el debate de los derechos humanos en la comisión de la ONU. James Walsh dijo en un comunicado oficial que estaba "decepcionado" por el cambio de voto argentino. Luego fue a llorar sus penas a la reunión de la Cámara Argentino-Americana (AnCham), donde los popes de Movicom, Cargill, Ford y otros pulpos recibían a Carlos Menem. Tras ocupar militarmente Irak y los miles de muertos por sus bombardeos, ¿EE.UU. aún tiene algo que decir en derechos humanos?.

DECISIÓN JUSTA

La ultraderecha periodística (Ambito Financiero e Infobae-radio 10-Después de Hora) puso el grito en el cielo. Argentina habría cerrado filas junto a una "revolución fusiladora", dijo el pasquín de Julio Ramos. "Nos sacan del mundo", se quejó Antonio Laje desde lo que Jorge Lanata bautizó "Saúl-TV" (Canal 9). Laje, contrariando la opinión de la Asamblea General de la ONU que desde 1992 viene votando sistemáticamente en contra del bloqueo a Cuba, aseguró que en la isla "lo único que está bloqueado es la libertad".
Fueron minoría. La mayoría de los diarios estuvieron de acuerdo con la decisión presidencial de la abstención. Y estos medios no son tontos, saben sintonizaban la onda de la mayoría de la población argentina.
Por eso periódicos que nadie podría tildar ni de centro-izquierda, como La Voz del Interior de Córdoba, tituló su editorial de ayer "Una decisión difícil pero correcta". "La resolución argentina en el sentido de abstenerse en el voto contra Cuba en la ONU se complicó en razón de las ejecuciones verificadas en este país; pero fue oportuna y absolutamente necesaria", se decía en esa editorial.
La decisión de Duhalde fue valorada como "un gesto valiente" por el embajador de Cuba en nuestro país, Alejandro González Galiano. No escapaba a nadie -tampoco al diplomático-, que el gobierno argentino y una parte de la opinión pública no estaba de acuerdo con las duras medidas adoptadas en La Habana contra los secuestradores, terroristas y quintacolumnistas a sueldo de la Sección de Intereses de Washington.
Pese a esas críticas, hechas públicas el martes por Duhalde, éste decidió cambiar su voto anticubano de los últimos doce años en Ginebra y coordinar con la delegación de Brasil. Aunque a los simpatizantes de la revolución cubana les hubiera gustado más que se votara a favor de la isla, la abstención fue vista como una pequeña gran victoria política.

IRAK-CUBA-SUIZA

¿Qué tienen en común estos tres países?. Mucho, si se los considera en función del debate instalado hace un mes en Ginebra, asiento de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en su 59° sesión anual.
Las aclaraciones duhaldistas trasuntaron esa relación entre la agresión sufrida por Bagdad y su voto en Suiza. "Lo consideramos muy inoportuno (votar contra el gobierno de Fidel Castro), teniendo en cuenta esta guerra unilateral violatoria de derechos humanos", manifestó el argentino haciendo gala -aunque fuera una vez- de lógica pura.
La administración Bush buscó en la CDH un voto sancionatorio contra el socialismo que flamea a sólo 90 millas de La Florida. Al momento de escribir estas líneas no se conoce el resultado de la votación que en 2002 fue desfavorable para Cuba por 22 a 20. Ya que hemos reconocido el sentido positivo del voto que saldrá del Palacio San Martín, recordemos que el año pasado, en cambio, se aceptó la moción norteamericana presentada por el Uruguay de Jorge Battle.
Entonces Duhalde declaró que reconocía los avances cubanos en derechos sociales pero votaba en contra porque no había "libertades políticas". Eso fue ahora al arcón del pasado, en parte para marcar diferencias con Menem y sus "relaciones carnales" con la Casa Blanca.
La delegación estadounidense tiró la piedra y trató de esconder la mano. La moción anticubana fue presentada por medio de los "lamebotas" de Uruguay, Perú y Costa Rica, aunque todo el mundo sabe que fue redactada por el Departamento de Estado. La jefa de la misión yanqui fue Jeanne Kirkpatrick, la catedrática del pensamiento conservador de ultraderecha que devino en funcionaria de la administración Reagan.
Con esos antecedentes políticos, sobre todo por la guerra sucia que Ronald Reagan hizo en los ´80 contra el gobierno sandinista de Nicaragüa y los insurgentes de El Salvador y Guatemala, Kirkpatrick debería guardar aún un piadoso silencio. Sin embargo fue a Ginebra como apóstol de los derechos humanos, en una notable definición sobre qué clase de intereses defiende el imperio disfrazado de democrático.

¿POR CASA CÓMO ANDAMOS?

Al ordenar a Carlos Ruckauf que coordine el voto con el socio del Mercosur, Duhalde puso en un aprieto al canciller y al embajador en Washington, Eduardo Amadeo.
Es que ambos, junto al vicecanciller Martín Redrado, son parte del lobby pronorteamericano y tenían compromisos con Colin Powell. Una prueba de ello fue que en la actual sesión de la Comisión de Derechos Humanos, Argentina votó junto a EE.UU. y en contra de una moción de Siria que solicitaba una sesión especial de la comisión para considerar las violaciones a los derechos humanos por parte de los invasores de Irak.
"Rucucu" y sus socios querían sufragar contra La Habana. No veían ninguna contradicción en que se procediera de ese modo mientras que en Argentina se había fusilado por la espalda el 26 de junio de 2002 a los piqueteros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.
Para la cancillería no había inconvenientes en alinearse con Powell, el cubano-americano Otto Reich, Roger Noriega y Kirkpatrick, a pesar de que entre nosotros hubieran aumentado los casos de "gatillo fácil" policial, se reprimiera a numerosas marchas con reclamos sociales en un país con 58 por ciento de pobreza y se vivara en Bariloche al ex nazi Erich Priebke.
Un país como el nuestro, donde en Tucumán se documentó la muerte de 23 niños de hambre desde noviembre de 2002, no podía votar en contra de la mayor de las Antillas, que redujo la tasa de mortalidad infantil a menos de 7 por mil nacidos vivos. El régimen que mantuvo como senador al gángster Luis Barrionuevo, que quemó las urnas de Catamarca el 2 de marzo último, ¿podía dar lecciones de libertades políticas a la patria de José Martí?.
Abstenerse de votar en contra de Cuba es un primer paso. Lo más justo sería que se vote a favor de ese país en Ginebra, pero sobre todo que tengan vigencia los derechos humanos en Argentina.

BUSH FASCISTOIDE

En los últimos meses, al compás de sus avances hacia el desencadenamiento de la guerra contra Irak, el presidente norteamericano fue ridiculizado en las pancartas de manifestaciones pacifistas, donde era dibujado con bigotes como si fuera Adolfo Hitler, o se le cambiaba la letra "s" de su apellido por una cruz esvástica del Tercer Reich.
Esa forma de presentar al mandatario se difundió en todo el mundo porque la peor propaganda en su contra la hizo él mismo. Las estadísticas incompletas de la campaña contra el país árabe informaron de 2 mil muertes de civiles y unos 7 mil heridos graves, muchos de los cuales terminarán perdiendo la vida y otros, afortunados, tendrán que vivir con sus amputaciones el resto de sus días. Estamos hablando de mujeres, niños y ancianos, sin contar las numerosas bajas que sufrió el ejército iraquí que defendía la soberanía de su nación.
Incluso después que cesaran los bombardeos contra Bagdad –los blancos también fueron las plantas de potabilización de agua y los depósitos de alimentos-, la destrucción siguió en todos los planos. Bush es el responsable en última instancia de haber permitido los saqueos y pérdidas casi totales del Museo Nacional y la Biblioteca Nacional donde había tesoros culturales de la civilización. ¿Acaso eso formaba parte del plan norteamericano de robar el petróleo árabe y además imponer su cultura del dólar, la hamburguesa McDonalds y los aviones McDonell Douglas?.
Washington estaba descalificada desde antes del 20 de marzo de 2003 para hablar de los derechos humanos en el mundo. Pero después de esa fecha, sólo podía hacerlo ofendiendo a la inteligencia humana. Se sabe que el imperio tritura hasta los huesos de los niños de los países dependientes buscando beneficios extrraordinarios y el control del mundo.
La República Popular de China mantuvo en esta guerra un relativamente bajo perfil en sus críticas a la superpotencia. Sin embargo, hizo una contribución positiva al difundir el 10 de abril -por medio de la agencia oficial Xinhua- el "Informe sobre situación de derechos humanos en EE.UU.". Fue una respuesta al informe que el Departamento de Estado había difundido una semana antes en Washington sobre el estado de esos derechos en el mundo, excluído naturamente EE.UU.
En el cable de Xinhua, se denunciaron cosas como éstas:
-En 2001 se produjeron en ese país norteamericano 11.8 millones de delitos en 2001, una subida del 2.1 por ciento frente al año anterior. En promedio se cometió un delito cada 2.7 segundos, mientras que se produjeron cada día 44 asesinatos y 248 violaciones (en total 15.980 personas fueron asesinadas y 90.491 mujeres fueron violadas).
-La diferencia entre los ricos y los pobres es cada vez mayor; entre 1998 a 2001 subió un 70 por ciento el desfase entre el 10 por ciento de las familias más adineradas y el 20 por ciento de las más empobrecidas. La pobreza y hambre afectan a 33 millones de norteamericanos.
-La discriminación racial continúa siendo un problema arraigado. Los negros representan sólo un 12,9 por ciento de la población total nacional pero el porcentaje de reclusos de color es de 46 por ciento. Una de cada cinco personas de raza negra ha estado encarcelada en algún momento de su vida. En el año 2000 se registraron unos 800 mil prisioneros negros, en comparación con los 600 mil negros matriculados en instituciones de enseñanza superior.
De nuestra parte agregaríamos el dato del FBI y los servicios de inteligencia chequeando qué libros se consultan en las bibliotecas de EE.UU. para interrogar luego a los lectores como sospechosos de terrorismo. Como denunció el director de cine Oliver Stone, hay listas negras de artistas y escritores, por el "delito" de haber cuestionado la invasión a Irak. Por su parte, el 60 por ciento de los musulmanes residentes en EE.UU. había sufrido personalmente o había sido testigos de acciones discriminatorias. Estas son las cosas que pintan a Bush como un Hitler de nuestro tiempo según la consideración de mucha gente, al margen que eso se refleje o no en la votación de la CDH en Ginebra.
EMILIO MARÍN