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Argentina: La lucha continúa

19 de marzo del 2003

Uruguay: la política de cinco tapones

Carlos Santiago
Bitácora

El gobierno uruguayo, dentro de sus acotados lineamientos ideológicos, ha optado por aplicar la política de los cinco tapones para los diez orificios. Los cambia rápidamente de lugar, intentando tapar el derrame, pero solo puede imaginarse que detener algo del derrame. Porque, en realidad, no detiene nada..
Esa imagen es adecuada para caracterizar la situación que está viviendo el país, ahora convulsionado con la negociación "amigable" con los tenedores de bonos, quienes están sopesando, obviamente, sus alternativas. O aceptan la propuesta del gobierno, postergando el cobro de los bonos emitidos o, sencillamente, no cobrar nada, debiendo iniciar un engorroso juicio contra el Estado uruguayo, que sería otro dramático correlato de la crisis que todavía sigue profundizándose..
Atchugarry, con su innegable capacidad para la negociación, logró apaciguar algo la tormenta, especialmente a nivel político. La oposición a partir de lo afirmado por algunos sectores, "comprende" que la solución de la crisis debe ser un camino recorrido paso a paso, pese a que toda la operación de repago se haya emprendido no en base a planes de reactivación productiva, sino de abierta rebaja salarial..
Por supuesto que a esta altura de los acontecimientos y a la vista de que la recaudación que, como era lógico suponer, se cayó, es que hay que reafirmar algunos conceptos. Por más que con incremento de las tarifas y la caída del salario se buscara el efecto contrario en materia de recaudación, parece evidente que la única opción real que le queda al país es intentar su reactivación económica. Por más que caiga el salario, destruyendo de paso lo que queda en pie del aparato productivo, el gobierno no podrá lograr sus objetivos ya que la situación que sus errores ha creado ya se extiende a toda la economía. Veamos la realidad, sino, de las empresas públicas. Parecería que el defasaje presupuestario de ANCAP, en razón de la caída del consumo de combustibles, este año será de alrededor de 300 millones de dólares. A ello se le debe sumar la sangría permanente que tiene esta empresa pública en razón de los negocios ruinosos concretados en su actividad en conjunto con empresas privadas, donde han predominado hechos de corrupción, los que han sido reconocidos por el propio directorio..
ANTEL, también, se encuentra en un evidente retroceso, sin existir planes de desarrollo o inversiones. Hay que reconocer que en materia de comunicaciones Uruguay tuvo en el pasado uno de los sectores de desarrollo más dinámico, sin duda de punta en el continente. Hoy ANTEL por el empobrecimiento de la población, ha visto retraído el tráfico telefónico, con una caída aguda en lo referente a la telefonía celular..
Podríamos seguir con UTE, OSE, en donde existen algunas variantes. La demanda de sus servicios es más rígida, sin embargo las dos empresas se encuentran enfrentadas a problemas irresolubles en materia de recaudación, pues además de que sus insumos en dólares se han encarecido deben enfrentar a una creciente morosidad que tratan de resolver hasta con sorteos. Claro está, la gente que no paga - especialmente cuando se trata de provisión de energía y agua - es porque no puede hacerlo y por más que se realice una política punitoria, con multas, suspensiones de servicio, etc, el tema no se puede resolver..
Las empresas públicas están sufriendo en carne propia lo que hemos descrito más de una vez. Para el funcionamiento a pleno de nuestra economía es necesaria que esté en circulación una masa de dinero determinada. Si la misma se reduce, el aparato productivo comienza a vivir las consecuencias de ese achique. Si tomamos en cuenta que se ha producido en el año 2002 lo que llamamos descomunal "destrucción de riqueza", que es una denominación del fenómeno más globalizadora que caída del Producto Bruto Interno (PBI). Qué esa destrucción de riqueza fue durante ese período de 10 mil millones de dólares, que se acompasa con la reducción de la actividad. Cifra gigantesca, cuya progresión es responsabilidad, en buena medida, de la onerosa y fallida solución aplicada por el gobierno a la crisis del sistema financiero. Política nefasta tras la cual el país quedó endeudado con los organismos de crédito en miles de millones de dólares..
Para tapar el orificio de la iliquidez previa al descalabro irracional de la obtención sin medida de créditos del FMI, BID y Banco Mundial, el gobierno acentuó la utilización del salario como mecanismo de ajuste. Se sumaron varias leyes conteniendo incrementos del Impuesto a las Retribuciones Personales (IRP) hasta llegar, en algunos casos, a crear situaciones sociales que aparecen hoy como "insoportables" hasta para el propio FMI. Si ha eso le sumamos la devaluación, podemos llegar a calcular exactamente cual es la cantidad de pesos uruguayos, con su reducido valor, que circulan y, por consiguiente, cual es el defasaje monetario entre la situación anterior y la actual. También debemos tener en cuenta la caída abrumadora de las exportaciones, también resultado de una política artificial, de mantenimiento de un dólar barato que le restó toda competitividad al país, especialmente luego de la devaluación brasileña (1998) La conclusión hoy es simple. Seguir castigando sueldos y jubilaciones es una política suicida. El gobierno logró rápidamente, por un lado, que el ahorro que tenían los uruguayos depositado en el sistema financiero, quedara paralizado. Pero además, vía aplicación del IRP, desaparecer no solo la posibilidad de nuevos niveles de ahorro, sino comenzando el achicamiento de sueldos y jubilaciones, provocando un proceso de empobrecimiento generalizado...
Como resultado de esa misma política que recurrió al incremento impositivo y al aumento de las tarifas, el peso del Estado se multiplicó, siendo hoy no solo insoportable sino "liquidacionista" para cualquier actividad. Es que se intenta recaudar más en una sociedad que está 10 mil millones de dólares más pobre..
Pero hay más. Podríamos mencionar para ello el cambio de signo del peso de la deuda. Hasta la finalización del gobierno de Sanguinetti, la política de endeudamiento se aplicaba para suplir al reducido ahorro nacional. Se colocaban bonos o títulos y se financiaba, así, una situación de relativa bonanza en que el Uruguay tuvo récord, por ejemplo, en la compra de automóviles cero kilómetro..
El gobierno de Batlle, para tratar de sortear la crisis financiera del año pasado, no solo utilizó las reservas del país, además vía "ordenes verbales", la recaudación depositada en la Tesorería (provocando el dafault interno), sino que determinó que el país se endeudara con los organismos financieros multinacionales en cifras nunca antes registradas..
Ese endeudamiento es similar al PBI de un año, está siendo renegociado, tanto con los inversionistas privados, como con los organismos multinacionales de crédito, adelantadote que la solución para poder cumplir con los segundos, será recibir en los próximos dos años nuevas partidas que superarían en ese período los 2.500 millones de dólares..
El gobierno sigue tirando la pelota hacia adelante, sin entender que si el país no comienza a crear nueva riqueza será imposible el cumplimiento de las enormes obligaciones. No existe una sola medida, una sola palabra, que muestre alguna idea novedosa y menos, una alternativa que determine una reestructuración del mercado interno, que sería un primer paso. Se continuará intentando tapar los diez orificios con cinco tapones..
La dramática sangría no se reducirá..
(*) Secretario de redacción de Bitácora