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Argentina: La lucha continúa

Las Asambleas viven. ¡Vivan las Asambleas!

Por Raúl Abraham - LA HAINE

Más de un año después de su aparición, al calor de las "Jornadas de Diciembre", las asambleas de Rosario demostraron que existen, resisten, y...van por más.

Los tórridos días previos al sábado 1 de febrero no amedrentaron a más de 200 rosarinos, que desafiaron los 38 grados y se reunieron en el combativo barrio de Arroyito, respondiendo a la convocatoria de un grupo de asambleas para realizar el "3er. Encuentro Regional de Asambleas y Organizaciones Populares".

Sólidamente organizadas, las asambleas convocantes dispusieron una metodología de trabajo que, no por probada, dejó de resultar exitosa. Doce mesas de discusión y debate fueron armadas. Respetando el lema de la invitación: "Unidad en la Diversidad", los participantes fueron repartidos según el criterio de establecido de respetar la mayor mixtura posible. Así, fue posible encontrar sentados debatiendo a la misma mesa a representantes de Pequeños y Medianos empresarios junto a desocupados que recuperaron fuentes de trabajo abandonadas por patrones en fuga. Profesionales y amas de casa; estudiantes y trabajadores de la salud; docentes y piqueteros. En fin, casi todos los agredidos por las políticas económicas antinacionales y entreguistas de nuestros gobernantes de los últimos 25 años, sin distinciones, como bien lo sabe el pueblo argentino, que no cesa de exigir y luchar para "Que se vayan todos".

El respeto de las asambleas organizadoras por el debate, la validez del disenso constructivo, y la importancia que reviste el intercambio de ideas y experiencias se reflejó en el importante espacio que se le otorgó al trabajo de las mesas de discusión. Durante 3 horas los integrantes de cada una de las mesas pudieron discutir ampliamente, sin guías, temarios preestablecidos ni – por supuesto – padres ideológicos que impongan su agenda a los concurrentes. Un – en la mayor parte de casos – sobrio coordinador (es que resultaba difícil resistir a una que otra "cervecita") fue el encargado de presentar las dos preguntas que debían oficiar de "disparador" para la saludable polémica: "¿Por qué fracasaron pasadas experiencias de Unidad Popular"? y "¿Qué objetivos, métodos y propuestas debería contemplar una unidad de ese tipo?".

Más allá de la presencia de un coordinador, los participantes de las mesas – devotos de la "horizontalidad" – decidieron en general elegir a algún asistente para que levantara registro de las opiniones y propuestas vertidas durante el desarrollo del debate.

Ningún tema dejó de tratarse en las discusiones. En general las preguntas iniciales dejaron paso a verdaderas elaboraciones teóricas sobre la profundidad de la crisis en la que quienes deberían representarnos sumergieron a la mayor parte del pueblo argentino.

La antinomia entre "Democracia Representativa" o "Participativa" figuró entre las más escuchadas, resolviéndose en forma prácticamente unánime por la segunda opción, que – en la opinión de buena parte de los asistentes – ya está poniéndose en acción en muchas experiencias que los argentinos estamos cultivando: asambleas barriales, asambleas piqueteras, asambleas en fábricas recuperadas, dónde los trabajadores demuestran que es posible decidir horizontalmente sobre la forma y objetivos de la producción. Bien claro quedó en esta cuestión que el pueblo argentino ha decidido tomar el futuro en sus manos, y que no harían mal sus expoliadores y asesinos en ir poniendo sus frondosas barbas en remojo. Los vecinos quieren decidir sobre su barrio, y los trabajadores desocupados exigen gestionar por sí mismos los misérrimos subsidios que a fuerza de lucha arrancan a quienes privilegian pagar a los usureros de "los mercados" con el hambre y la sed de nuestro pueblo.

Al avanzar sobre estos puntos salió a luz una diferencia de criterios entre aquellos que consideran que la lucha debe darse contra el "modelo económico neo-liberal" que en las últimas dos décadas ha atacado a tres cuartas parte de la humanidad, y quienes sostienen que la emergencia de este modelo es consecuencia casi natural del devenir del "modo capitalista de producción" que está llegando a sus límites en cuanto a su capacidad de mantener el desarrollo de las fuerzas productivas. Tanto el marcado fenómeno de exclusión de millones y millones de seres humanos, y aún de regiones enteras del planeta, de los circuitos de producción, circulación y distribución de bienes y servicios pueden ser respondidos desde cualquiera de ambas posturas. Haciendo nuevamente honor al lema de la convocatoria los participantes privilegiaron proponer la "Unidad de Acción", basada en la "Comunidad de Intereses", sosteniendo la posibilidad de respetar la "Diversidad" de posturas ideológicas o culturales.

Tema aparte fue – en general – la pregunta, surgida espontáneamente, sobre cómo "Construir Poder". Más allá de la previsible – y universal – ignorancia sobre el futuro, los asambleístas y demás asistentes encontraron algún punto de coincidencia que podría expresarse, con las limitaciones del lenguaje coloquial, en la siguiente proposición: "No sabemos muy bien cómo construir poder, pero sin dudas empieza así, interrogándonos sobre cómo hacerlo".

Este pobrísimo resumen sería imperdonable si no consignara que la exposición de las conclusiones resultó ordenada, pero quizás un poco esquemática por parte de las mesas participantes, lo que impidió – tal vez – reflejar apropiadamente ante el plenario la riqueza de las ideas expuestas durante el debate de la tarde.

A modo de epílogo deberíamos consignar, breve pero intensamente, la justificada alegría que embargaba a los asambleístas convocantes al "Encuentro", quienes vivieron con legítimo orgullo el éxito de la propuesta, dando la razón a quienes sostenemos que en este país se está acabando el "No te metás".

Las Asambleas y organizaciones populares, mal que les pese a los enemigos del pueblo argentino, siguen "metiéndose", y con todo, en lo que sí les importa: recuperar este pedazo de nuestra América para sus ciudadanos.