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Argentina: La lucha continúa

LOS FAMILIARES DENUNCIAN QUE LO HABIAN GOLPEADO
Murió el militante Juan Cymes

Sus familiares no tienen dudas de que murió por las secuelas de una terrible golpiza que recibió un mes atrás, en el local de la Coordinadora de Villas, de la que era secretario. Aunque parecía haberse recuperado, el militante villero Juan Cymes debió ser operado por los coágulos que le produjeron los golpes en la cabeza. Con más de treinta años de trabajo en los barrios más pobres de la ciudad, "el padre Juan", como lo llamaban en la Villa 15 de Mataderos, luchó hasta su último día por los derechos de los villeros. "Soy un hombre que anda en pelotas pero soy libre", se definió alguna vez. Sobrevivió a la persecución de las dictaduras y a las aplanadoras de Cacciatore. Anteayer no pudo superar la operación.
El 26 de septiembre, Juan Cymes volvió a la sede de la Coordinadora de Villas, luego de participar de la marcha a favor de la despenalización del aborto, y se quedó trabajando solo. Al día siguiente por la tarde, su compañero Carlos Armando entró al local como de costumbre y lo encontró tirado en el piso, "desfigurado" y con la cara "como una morcilla". Aún inconsciente, fue llevado al Hospital Ramos Mejía, donde lo atendieron y le dieron de alta al día siguiente.
No hubo ningún testigo y el propio Cymes les comentó después a sus familiares y a sus amigos que no recordaba nada de lo ocurrido. Sin embargo, Armando asegura que su compañero fue víctima de un "oscuro episodio" y vincula su muerte con otro ataque que sufrió por esos días el presidente de la mutual Flor de Ceibo de la Villa 21-24 de Barracas, Guillermo Villar, horas antes de que el presidente Néstor Kirchner lo recibiera para entregarle unas tierras.
Un mes después de los golpes de los que todavía se recuperaba, Cymes comenzó a sentirse mal y los vecinos notaron que "le fallaba la memoria y balbuceaba". En ese estado fue internado y operado de urgencia para sacarle "unos coágulos de la cabeza", secuela inesperada del ataque. Cymes no pudo superar la intervención quirúrgica.
De sus 67 años, Cymes había pasado más de 30 trabajando en la Villa 15, más conocida como Ciudad Oculta, denominación que él detestaba por discriminadora. "¿Oculta de qué? ¿Quién se oculta?", solía decir. La suya fue una de las voces que sobrevivieron a las ordenanzas y aplanadoras de Osvaldo Cacciatore. Criado en un conventillo de Mataderos, donde jugaba picados con los vecinos de las villas cercanas, comenzó su militancia social de la mano de un compañero de la fábrica Camea. A partir de entonces, su acción dentro de los barrios más pobres no se interrumpió jamás. Días antes de su muerte, continuaba luchando contra la injusticia, como él decía, "desde el lugar donde vivo, jamás detrás de un escritorio".
Informe: Martina Noailles